Las celebraciones veraniegas se habían hecho ya hace más de tres horas y el sol de la tarde se alzaba sobre de ellos en el punto auge donde más intenso se pone. Eso más sin embargo, no era impedimento para cancelarlo y dejarlo atras, o por lo menos posponerlo. La gente esperaba ya ansiosa que comenzara la celebración real. Sentados ante el trono del legítimo rey que nunca obtuvo Jaime Berfield, en cambio tuvo una princesa que vivió en el desprecio y en el delirio de ser amada por su padre, su madre en cambio la amaba y Jaime debía al menos tener un poco de consideración por ella, ya que de ella saldrían los nuevos herederos del reino.
Si bien era cierto que Sofia Berfield tenía más de 34 años y su etapa de poder procrear principes y princesas era cada vez más corto, no se negaba la oportunidad de tenerlos. Y más aún si su prometido era un jóven inverbe de escazos 18 años y que en la cama era un inexperto. Un vírgen que pronto se estrenaría con alguien de la edad de su madre.
Albert Stone aún contenía la duda en la recamara donde se posaba para meditar lo que pronto ocurriría.
- Es lo que todos esperan que hagas -Le dijo su madre que lo acompañaba a un lado de él. Ambos sentados en la cama.
- ¿Tú lo harías? -Pregunto con tristeza que abundaban en sus ojos.
- Por supuesto -Afirmo tratando de calmar el mal humor de su pequeño- .Tu padre pudo ser rey.
- ¿En serio? -Sus ojos recobraron un poco de felicidad y asombro.
- Sí. Pero en La Guerra de La Demencia, tu abuelo Mark murió en una emboscado por los Larson de Tunel Rocoso. Dejando a Jaime Berfield como el ganador de la guerra. Siendo el primero de Puerto Escondido como rey en toda la historia de los Puerto Escondido.
>>Y así será con nosotros. Tú hijo será el primer Stone que se siente en el Trono de La Paz. Verá crecer a los Kruil cuidando el oeste por él. Verá a los Harington cuidar el norte. A los Turner hacerse cargo de la plata de sus cuevas.
>>Por ti es que todo será un resultado factible ante el reino.Su madre, Martha Arronte de Castillo Fuego siempre había sido tan incredula para convencer, pero más aún ingenua para saber lo que pasaba. Era tan tranquila y calmada con sus palabras, trataba de apaciguar todo mal que ocurriera a su alrededor y eso se debía su madre, Alejandra que le enseño que una mujer que agacha la cabeza y deja que el hombre es el que gobierne ante todo, es la única manera en que todo funcione.
Por esta razón Martha nunca quizo tener una niña, ya que las enseñas que le iba a mostrar terminarían siendo las mismas y es a lo que ella temía. Pero al enterarse que de ella había nacido un varón, supo que éste sería el hombre ejemplar que alguna vez imaginó.
Para su infortunio, Albert nunca fue lo que ella imaginó. Imaginaba un hombre que no tuviera miedo de las batallas, de la política, de tomar cerveza y un buen vino, de estar fornicando con las mujeres. Nunca obtuvo eso de su varón. Lo que obtenía fue un hombre que no podía si quiera aguantar un arma con una mano, le daba temor montar un caballo, cazar un jabalí, nunca quizo ver una mujer desnuda en ningún burdel, ni mucho menos en su alcoba, escupía cada vez que probaba la cerveza. Albert nunca fue lo que ella esperó.Pero ahora la oportunidad se presentaba, Sofia Berfield nunca había contraido matrimonio antes, sus prometidos anteriores habían sido asesinados a sangre fría por las brujas de Stull. O eso se decía. Timy Feñix se encontró en la capital, Carreiron, degollado sosteniendo su cabeza en la mano derecha. Stuard Gomez fue hallado clavado en una estaca en el río Grisl. Y por último, Denis Fol desapareció sin dejar rastro alguno. La princesa Sofia parecía poseer una extraña maldición ante sus prometidos. Y que ahora Albert Stone siguiera aún con vida era muy extraño.
La puerta azotó en frente de ellos. Quien la abría era la Señorita heredera de Cono Gris: Samantha Stone. Hermana menor de Albert Stone. Su gran cabello de bucles esponjados robaban las miradas de los demás y sus ojos cafés claros creaban el contraste perfecto.
- ¿Ya? -Dijo frunciendo el ceño- Todos te esperan abajo.
Albert asintió aún contra su voluntad. Pero parecía que había comprendido, aún sin entender, por qué se casaría.
Después de la ceremonia de boda, todo sucumbió a una cena llena de elegancia y contrastes entre los colores amarillos con el ciervo en dos patas de los Berfield y el azul con el águila abierta de alas de los Stone.
En el centro, una jóvencita de no más 15 años recitaba un aria compuesto por ella misma.
La mesa principal se componía por los recien casado. Sofia con el vestido modesto que era heredado de generación en generación, mientras que a Albert tenía un chaleco de plumas de ganzo con un pantalón rayado azul con negro. A la derecha la familia de la novia, sus padres: Jaime Berfield y Susan Fox. Por la izquierda estaba la familia del novio: Mark II Stone y Martha Arronte. A un costado más Jacob, Daniel y Samantha Stone. Ésta última sin compromiso más que el de servir a su casa y a su rey.El demás salón se componía por las casas nobles y extravagantes de los reinos. Comenzando por los Turner, hasta los Fenix, de los Harington hasta los Cumbri. Desde los Kruil hasta los Besta, desde los Enanos de La Ciudad Flotante, hasta los Gigantes de Las Montañas de Squiw, desde los Vikingos de Ciudad Valkiria, hasta las Arpías del Cielo.
Todos reunidos del continente Yuar para celebrar la Boda Real que se llevaba a cabo cada cierto tiempo.
Era un momento cumbre en la ceremonia donde todos aquellos demostraban su respeto y lealtad a su nuevo rey. Era el turno de los Harington de hacerlo, y para ello se levantó Steven Harington. El Señor de la casa y amo de Fortaleza Diamante.
Caminó con pesadez hasta quedar enfrente de su rey. Desenvainó su espada y la clavó en el suelo quedando de cunclillas. Y luego recitó el parlamento del que venía acompañado:
- Mi rey. Juró ante usted mi entera lealtad, la de mi familia y mi casa. Y juro ante usted que nunca le fallaré ni en la guerra, ni en el sosiego.
- De pie. Mi Señor -Respondió calmado y sutil. La única manera en que podía responder el pobre niño. Uno diría que hasta apenado.
Steven lo hizo. Guardó su espada y regresó a su lugar.
Fue el turno de Kathelyn Rogers. Hizo lo mismo y el rey respondió los mismo <<De pie. Mi Señora>> Y así fue con todas las casa. De todos los lugares de Yuar.
Acabado esto. Jaime tomó la copa de vino aún intacta, la sostuvo con sus primeros tres dedos y se levantó.
- Parece que esto ya acabó y si no créanme que ya se alargó muchísimo -Rió un poco- .Primero que nada quiero felicitar a mi hija por estar contrayendo nupcias. Felecidades hija -Decía mientras alzaba aún más la copa- ,y sé que un gran futuro le espera al reino con la llegada de un Stone al Trono de La Paz. Porque yo conocí a Mark y sin duda fue un hombre de moral intachable, siempre queriendo hacer lo mejor para todos. Y lamemtablemente murió por ello. Tratando de hacer lo mejor.
Quedaron un poco hechizados ante el breve discurso que Jaime oraba. Fueron unas palabras cálidas y llenas de honestidad que todos creyerón sin siquiera cuestinar.
Y todo el reino rompió el silencio con los aplausos estridentes en el salón.Jaime al parecer sintió un poco de sofocación ante el bullicio y sus aplausos incesantes. Salió deprisa del salón. Fue a zarandajo a su alcoba llena de ornamentos de oro. Sacó de entré su cajón de hierro Kruil papel, pluma y tinta. Y con la desesperación evidente de alguien que se ahoga y busca su medicina, escribió:
Mátalo. Máta a Albert Stone.
Fue con su maestre, sacó sin preguntar un ave mensajera, colocó el pequeño trozo de hoja en la pata del animal volador y la dejó en libertad.
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CRÓNICAS DE GAWR
Ciencia FicciónEl mundo de Gawr guarda muchos secretos. Y a raíz de ellos la guerra comenzará. Cuando Mark II Stone se entere, la guerra comenzará. Cuando las casas Kramer y Ebright se enterén, la guerra comenzará. Cuando Dia se enteré, la guerra comenzará. Y co...