Ana, se llamaba.
Deslumbraba con su caminar por donde pasara.
Sus ojos hacían que todo el lugar cobrara vida, y ¿su sonrisa? Ni hablar...
Era la clase de chica que todo hombre deseaba tener y en ocasiones la obtenía.Y esa era la vida de Ana: todo perfecto, todo luz, todo hermoso.
Tenía una amiga muy singular. No tan callada, pero tampoco tan hablantinosa. Era simple por fuera, pero por dentro era una furia.
Creo que gracias a esa chica Ana está donde está.Salen juntas a todos los lugares, comen helado, coquetean y los hombres las miran y las admiran.
Algunas envidiosas dicen que están locas, en especial Ana. Pero al fin y al cabo ¿qué? Tiene hombres, una amiga estupenda y libertad de hacer lo que quiera.
Ana es feliz.
Ahora ella se encuentra un poco sola. A su amiga se la han tratado de quitar, ya que dicen que es mala para Ana. Ella no lo cree. Ella siempre está ahí cuando lo necesita y, aunque sus padres y nadie nunca la vea, Ana nunca se despegará de ella.
Manicomio, Diario de Ana.