-Ay.-
El quejido salió involuntariamente de la boca de Yuna cuando la aguja de la jeringa con sangre salió de su piel.
-Disculpa.- Ryan la miro con lastima. –Odias esto ¿Cierto?-
-Lo odie o no, no es algo que pueda cambiar.- Comento haciendo una mueca, mientras presionaba su antebrazo y balanceaba sus piernas de atrás hacia adelante. –Además, ya estoy acostumbrada.-
-Si, bueno, pero ya va a pasar. Si los resultados siguen saliendo sin anomalías por lo menos un año, no va a ser necesario seguir haciéndolo.- Le informó con una sonrisa.
Ryan la miro algo confundido al no verla sonreír o mostrar algún índice de felicidad ante aquellas palabras. Siempre la vio alegre por los pasillos, sonriendo y contagiando algo de su felicidad con los que cruzara miradas; y no entendía como podía hacerlo, como podía sonreír sabiendo que no era aceptada por lo que era, ni por su familia ni por la mayoría de la sociedad.
-¿Cómo ha estado la escuela?-
-¿Eh?- Aquella pregunta la saco de sus pensamientos.
La peli-azul no pudo evitar pensar en su anillo roto, si contarle o no a su doctor. Porque tenía miedo, miedo de que la hagan retroceder de nuevo, a ver aquellos ojos fríos en sus padres, de dejar la escuela, a su hermano pequeño y a seguir viviendo como siempre debió vivir. Por un momento recordó sus años en casa y las intensas clases particulares a las que asista pero que nunca le incomodaron; y como todo se había acabado aquel día en que sus padres entraron en su cuarto y miraron el lugar horrorizados.
-Que como te ha ido en la escuela ¿Fue una buena semana?-
-Sí. Mis compañeros son agradables, la escuela es muy bonita y ¡He hecho un amigo! Es algo tímido, pero siento que nos llevamos bastante bien.- Asintió, enumerando con los dedos. –Ah! Y muchas gracias por el certificado para las clases físicas, son aterradoras.- Se sacudió en un escalofrió.
El medico rio un poco, anotando en un pequeño informe sobre su escritorio.
-Me alegro que la estés pasando bien.- Miro disimuladamente hacia la mano de la menor, donde brillaba el pequeño anillo plateado y noto que este parecía quedarle un poco más grande que antes. Volvió su mirada a la hoja. -¿Hay algo que debas contarme? Algún dolor o incomodidad tal vez.-
Un pequeño silencio se hizo en la sala.
-No.- Respondió simplemente la chica.
Luego de otros pequeños exámenes, Yuna fue liberada y tras despedirse del hombre, medio corrió hacia el ascensor. Se subió a este junto a otras dos personas, a quienes saludo ya que las conocía de vista. Se bajó en el piso de los dormitorios de residentes, donde no vio a Sayumi, por lo que troto hacia aquel cuarto donde se encontraba su persona favorita.
-¡Todo-sama!- Exclamo con alegría, entrando rápidamente y abrazando a la albina que se encontraba sentada en la cama.
-¡Yu-Yuna-chan!- La nombro esta, con sorpresa. Y la abrazo lentamente, sonriendo.
-Todo-sama, no sabe cuánto la extrañe, esta semana me la he pasado pensando en ti.- Exclamo, alejándose de la mayor y mirándola con un puchero.
Y entonces fue cuando sintió la presencia de una tercera persona y pego un brinco de la sorpresa.
-Oh! Buenos días, Todo-san.- Lo saludo con una sonrisa.
-Buenos días, Dai... Yuna-san.- Saludo con una reverencia y corrigiéndose a mitad de esta.
-¿Yuna-san?- Pregunto su madre, mirándolo con una sonrisa.
-Ah! Es que no me gusta que me digan "Daiki-san", me recuerda a mi padre.- Comento con un escalofrió.
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Luz y Oscuridad [Todoroki Shouto - BNHA]
Fanfiction>>-Al igual que tu hermano, madre y yo, has nacido sin una particularidad ¿Me entiendes? Nunca, jamas tuviste ni has desarrollado una. Perteneces al 20% de la población que nunca tendrá una. Daiki Yuna no tiene ni tendrá una particularidad ¿Me has e...