Capítulo 4

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JAI

Cuando llegó la tarde, ya habíamos vaciado las maletas y nos había dado tiempo para descansar un rato. Entonces Dave y yo decidimos ir a avisar a Matt, que compartía habitación con Cath (sí, raramente ella había aceptado ir con él), para ir a batirnos con algunas bandas callejeras.

Cuando estuvimos listos bajamos al vestíbulo, camino a la salida. Pero escuché unos pasos de alguien corriendo a mi espalda. No tuve tiempo de girarme cuando Niki me sorprendió por detrás bajándome el gorro de lana azul hasta cubrirme los ojos. Me giré para mirarla y me levanté el gorro.

- ¿Vais fuera?- nos preguntó ella, aunque sólo me miraba a mí con la boca curvada en una sonrisa. 

-Sí, a conocer las bandas de por aquí-contesté. 

-Voy con vosotros-contestó decidida. Eso me gustaba de Niki. No se tomó la molestia de preguntar si podía venir. Se auto-invitó. Siempre lo hacía. 

-Vale-asintieron Dave y Matt- Vamos, como en los viejos tiempos.

Salimos de la residencia universitaria y cogimos un bus hacia el centro urbano de Brooklyn. Las calles eran muy anchas y la gente iba y venía con un objetivo claro en mente. Guiris de todos los países se hacían fotos con cualquier chorrada que hubiera por la calle. Eran las cinco y media de la tarde, el sol se pondría alrededor de las seis y media, siete.

Bajamos del autobús y nos quedamos parados entre toda la gente. La pregunta flotaba en el aire pero nadie la pronunció: ¿Adónde vamos? Miré calle abajo y vi que ésta desembocaba en el famoso Prospect Park. Había mucha gente por allí. Les indiqué a los demás que me siguieran y fuimos al parque.  

Nada más llegar, dejando al margen las familias que paseaban por allí, me fijé en unos tipos que me resultaban familiares, y estaban hablando de pie bajo la sombra de un gran árbol. Pisamos el césped y nos dedicamos a observarlos desde la distancia. Eran cinco. Daban muy mal rollo y estaban muy cachas. El tipo que se ocultaba bajo su gorra, clavó esos ojos pequeños y asesinos en mí. Eran ellos de nuevo.

-Son los de Bushido-susurró Niki a mi lado. Ellos se alejaron del árbol, acercándose a nosotros- y nos han visto.

Levanté el brazo protectoramente delante de Niki, pero ella en vez de ocultarse detrás de mí, lo apartó y se quedó a mi lado. Claro: no quería ser una protegida. Nos mostramos tranquilos mientras ellos iban avanzando. Se plantaron ante nosotros y el jefe de su banda nos saludó con un gesto de barbilla.

-Hey-dijo girándose la gorra hacia atrás. Unos mechones oscuros asomaban en su frente debajo de la gorra. 

- ¿Cómo era vuestro nombre?-preguntó con tono burlón el tipo que estaba a su lado. Era delgado pero se veía que sus brazos no eran moco de pavo- ¿La banda Pringados? 

- Jade, para ser exactos-contestó Matt, resaltando la pronunciación "LL" de la letra J-. Creo que tu memoria deja mucho que desear.

Aquello me daba mala espina. Se mostraban muy confiados a pesar que en el pasado siempre les ganábamos.

- ¡Fijaos, el canijo ha crecido! Al menos ahora iguala a su madre en altura-se reía otro de ellos. Los demás estallaron en carcajadas. Matt empezó a avanzar hacia ellos, apretando con fuerza sus puños cerrados. Dave lo agarró y lo detuvo. 

-Matt, espera. Recuerda cómo son las peleas aquí: bailes. Nada de hostias, ¿vale?-le dijo Dave sólo a él, mirándolo a los ojos, aunque Matt sólo intentaba liberarse de su agarre. 

- ¡Ya lo sé!-gruñó él- pero tengo que pegarles. ¡Necesito partirles la cara! ¡No se trata de si es correcto o no, Dave! ¡Lo necesito! 

-Cálmate, Matthew-le dije sin mirarlo. Él me miró de golpe: estaba sorprendido de haber oído su nombre completo- Sólo quieren picarnos. 

Ritmo en la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora