Capitulo 28:

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― ¡Greyson! ¡Concéntrate en el juego!

Yo pestañeé, volviendo a la vida justo a tiempo para ver la bola rodando hacia mí en el aire. Comencé a mover el bate, pero entonces escuché otro hilo de palabras.

«Todavía no.»

Me detuve esperando que la bola viniera a mí y mientras descendía, me adelanté al frente del plató y bateé con toda la fuerza que tenía.

Se escuchó un enorme crujido y el bate vibró en mis manos. La bola condujo hacia Mariana, quién cayó de espaldas al suelo, y la pelota rebotó.

― ¡Corre! ― Gritó mi equipo desde las gradas. ― ¡Corre,________!

Corrí. ― ¡Tira el bate! ― Gritaron.

Lo lancé a un lado.

― ¡Quédate en primera base!

No lo hice.

Tropezando con una de las esquinas de la primera base, le di la vuelta, corriendo hacia la segunda. Ahora el campo izquierdo tenía la pelota, en posición para sacarme. Yo agaché la cabeza, estiré los brazos y traté de recordar cómo los profesionales se deslizaban hacia la base. ¿Primero los pies? ¿La Cabeza? ¿Detenerse, tirarse y dar vueltas?

La pelota navegó hacia donde estaba el de la segunda base, dejando una estela blanca en algún lado de mi visión. Un emocionado coro con la palabra “¡Deslízate!” vino desde la las gradas, pero yo todavía no me había decidido qué iba a golpear primero el suelo: mis zapatos o mi cara.

El de la segunda base agarró la pelota fuera del aire. Yo me lancé de cabeza, con los brazos estirados. El guante vino de la nada descendiendo sobre mí. Y aterrizó en mi cara.. Mi cuerpo se abolló contra el suelo, dejándome con la boca llena de polvo y arena.

― ¡Fuera! ― Gritó la profesora.

Me puse de lado, inspeccionando mis daños. Mis muslos ardían con una extraña mezcla de calor y frío y cuando levanté mi sudadera, decir que dos gatos habían estado jugando en mis muslos era poco. Caminando como pude hacia las gradas, me senté.

― Muy bonito,― dijo Matt.

― ¿La maniobra que hice, o el rasgón en mi pierna?― Llevando mi rodilla contra mi pecho, sacudí el polvo lo más que pude.

Matt se acercó y sopló en mi rodilla. Varios de los pedazos más grandes de tierra cayeron al suelo.

Un momento de incómodo silencio le siguió.

― ¿Puedes caminar? ― Preguntó.

Parándome, demostré que aunque mi pierna era un desastre con rasgones y sucio, aún podía usarla.

― Puedo llevarte a la enfermería, si quieres, para que te venden,― él dijo.

― De verdad estoy bien ― Miré a la reja en donde había visto a Liam. Él ya no estaba allí.

― ¿Ese que estaba parado en le reja era tu novio? ― Preguntó Matt.

Me sorprendió el que Matt hubiera notado a Liam. Él había estado de espaldas a él. 

― No ,― dije. ― Es solo un amigo. En realidad, ni siquiera es eso. Es mi compañero de biología.

― Te estás sonrojando.

― He estado demasiado tiempo expuesta al sol.

La voz de Liam seguía haciendo eco en mi cabeza. Mi corazón latió más rápido y mi sangre se puso fría. ¿Él habló directamente a mis pensamientos? ¿Había entre nosotros alguna inexplicable conexión que permitía que eso pasara? ¿Estaba enloqueciendo?

Matt no pareció muy convencido. 

― ¿Estás segura que no hay nada entre ustedes dos? No quiero estar tras una chica que no está disponible. 

― Nada ― Nada que yo fuera a permitir.

Espera. ¿Qué dijo Matt?

― Discúlpame, ¿qué dijiste?

Él sonrió. 

― Jalisco Seaport reabre el sábado en la noche y Jason y yo estábamos pensando en ir. El clima no se supone que esté tan mal. Quizá tú y Catalina quieran ir…

Tardé un momento en pensar sobre su oferta. Estaba muy segura que si le decía a Matt que no, Catalina me mataría. Además, salir con Matt parecía una buena manera para escapar de mi incómoda atracción hacia Liam.

― Dalo por hecho ― dije sonriendo. Él asintió imitándome.

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-A

Ángeles Caídos.. {Liam & Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora