POV ANASTASIA
-¿Cómo saldremos si apenas puedes caminar?- me regaña Cristian. Me está comenzando a estresar. Está en un modo negativo completamente. Puede que tenga un dolor de espalda pero soy, quien cuando camina, parece que la piel se me abriera con el corte.
-debería haberte quedado en ese lugar entonces. ¿Por qué demonios me está siguiendo si no me quieres cerca? Lo encuentro estúpido- digo molesta. Este hombre puede sacar muy malos pensamientos.
-no me gusta quedarme solo. Además, tengo los pelos de punta. Cada vez vamos más lejos de nuestro destino y si no te has dado cuenta, estamos bajando, no subiendo- dice. También me he dado cuenta de eso pero, para este lado está más fresco que el otro. Eso puede significar que hay agua en algún lugar o un conducto de ventilación natural.
-no sabía que le tenías miedo a la oscuridad. A mí tampoco me gusta pero, la aguantaría un par de horas. Después de eso, me volvería loca- digo para aligerar el ambiente.
-no le tengo miedo. ¿Puede simplemente cerrar la boca por un momento? Me está comenzando a doler la cabeza y es por tu estúpida voz- dice completamente enojado. Me detengo de golpe y lo fulmino con la mirada. Suspiro profundamente y luego comienzo a caminar. No le diré absolutamente nada. Puede tragarse su estúpido enojo y dejarme en paz.
Camino afirmándome de las murallas pata no dejar todo el peso en la pierna. Me duele cuando piso pero, también me duele cuando salto. Pero como no quiero seguir pelando con el niño bonito, me quedo en silencio mientras camino. Sé que he sido buena para hablar con las personas que tengo confianza. Si bien, no confió en él, es la única persona que tengo cerca.
Sé que me está mirando porque siento su mirada en mi espalda. El me pidió que me quedara cayada y eso haré. Camino, más o menos, unos 500 metros más, mis piernas están temblando. El corte ya no me duele, me arde. Y con cada paso, el latigazo es horrible. Pero puedo soportar esto y más. Soy fuerte, siempre lo he sido.
-¿No me habla ramas más? Eres una estúpida. Lo que dije recién fue para que dejaras de hablar de mi porque no me conoces. Si eso fue lo que pensaste, eres realmente alguien ilusa- dice y cierro los ojos. Tengo ganas de llorar. No caigas Ana, que hable lo que quiera. Al final, todo cae por su propio peso.
Como me enseñaron en la escuela, respira por la nariz y vota por la boca. Hacerlo varias veces ayuda a que el cuerpo se relaje y los miedos y los nervios se vayan. Doy varios pasos más pero, no puedo aguantar al dolor. Las lágrimas que he intentado guardar, comienzan de a poco a correr por mis mejillas. Me molesta que no pueda aguantar más. Es un simple corte, por todos los cielos.
-¡Ahora lloras! Se nota que no sirves para nada. Las mujeres no deberían llorar, ya que es una artimaña que hacen. Las lágrimas las utilizan para conseguir lo que quieren, a veces son falsas. No entiendo porque seguiste el camino de tu padre. No eres fuerte, no aguantas palabras duras. No aguantas nada. Me das pena- suficiente.
-¡Cállate de una puta vez! ¿Crees que estoy llorando por las estúpidas palabras que salen de una estúpida boca? Pues te acabas de equivocar. Estoy llorando porque me duele el corte que tengo en la pierna. Si no te has dado cuenta, que lo dudo porque eres más ciego que alguien que no quiere ver, la herida se acaba de abrir y me está empapando la pierna. Me duele y mucho y con cada paso que doy, el dolor es peor. Por eso estoy llorando- digo molesta.
-yo...- dice confundido.
-si tanto te molesta mi presencia, mi forma de hablar o lo que sea que tenga relación conmigo, lárgate por el camino contrario y déjame tranquila- digo llorando. Afirmo la espalda en la muralla y dejo todo el peso de mi cuerpo en la pierna buena.
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Pasado en común: Cristian y Anastasia
Fiksi PenggemarRay uno de los más grandes paleontólogo del mundo, toma un nuevo desafío al ir a investigar el desierto más árido del mundo para buscar vestigios y reliquias, que tienen un origen de hace miles de años. Ana, una chica sencilla que adora a su padre...