Don villa

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En nuestra vida son varias las cosas que nos marcan, que nos hacen reflexionar y mejorar.

Hace un par de años me encontraba iniciando mis practicas hospitalarias, en la emergencia del seguro social, cada día nos acercábamos a un paciente y preguntábamos por su caso y evolución.

Hay algo que no te enseña la universidad, ni los profesores, es una experiencia que enfrentaron todos los que hoy son médicos y aquellos que lo serán.

Es algo inevitable, como seres humanos somos empáticos, sentimos el dolor ajeno y nos apena, queremos mitigarlo en la medida que se puede, pero en algún punto siempre nos encariñamos con un paciente.

Recuerdo me acerque a un señor de unos 70 y algo, ictérico, postrado en cama, y con su biblia en mano, le pregunte si podía hacerle unas preguntas de su enfermedad, y el muy amablemente aceptó.

Don villa!!!!! -así me pidió que lo llame, respondió a todas mis preguntas en cuanto a su padecimiento. Resulta que sufría de cirrosis hepática y pese a su malestar seguía sonriendo.

-Nunca está de más, hacer un amigo me dijo.

Y así lo trate por varios días como un amigo, y no era para menos, Don villa era la amabilidad y el carisma en persona, no había petición suya que no llevara un por favor o un gracias.

Era religioso, católico y filósofo, si bien me hablo de tantas citas bíblicas, me conto tantas historias.

A él le encantaba hablar de sus vivencias y yo estaba gustoso de oírlas.

Así pasaron dos semanas de las que una vez me desocupaba de mis clases, me quedaba charlando un rato con don villa, pero lamentablemente su condición era crónica y poco podía hacerse en el estado que se encontraba, se podía notar que por momentos su mente se perdía, y comenzaba a mostrarse algo confuso.

Bien sabía que Don villa no tendría mucho tiempo de vida, pero no fue hasta que un lunes en medio de una conversación acerca de la vida después de la muerte, que se pauso de repente, me miró y con lágrimas en los ojos me supo decir, Mi amigo no quiero morir.

Esas palabras fueron desgarradoras, sentí un golpe seco en la cara, la tristeza que sentí en ese momento y la incapacidad de saber que responderle aún las tengo presente.

Y como no hacerlo, ese momento me recordó que la vida como médico tiene dos caras, la felicidad y la tristeza las cuales van de la mano, y si bien muchas personas te dirán no te encariñes con el paciente, en muchos casos es inevitable, siempre habrá un don villa en la vida de todos los médicos, que te hará pensar mil y un veces, porque tiene que terminar así, y te cuestionaras muchas veces si pudiste haber hecho algo mejor para ayudarlo.

Pocos días después me comentaron que la familia había pedido alta a petición y quería pasar sus últimos momentos en casa.

No tuvimos una despedida adecuada, pero no está de más decir, el recuerdo de mi amigo aún sigue presente.

Estoy escribiendo esto ya casi 4 años después, sé que el ya no se encuentra entre los vivos, pero a su memoria le agradezco, por su amistad y por hacerme entender que cada persona internada en un hospital, merece un amigo que o escuche y trate de hacer lo mejor por él.

Atentamente: Dr. Geovanny Suarez

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⏰ Última actualización: Jun 27, 2018 ⏰

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Mi amigo Don VillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora