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Yamaguchi suspiró, abrazando aún más fuerte al chico que descansaba entre sus brazos.
El rubio se agitó un poco en su lugar, despertando, pero antes de levantarse besó ligeramente el antebrazo del pecoso, haciéndole cosquillas, robando esa risa melodiosa que adoraba y que llenaba su ser con un calor inexplicable.
-Llegaremos tarde, Tsukki- dijo besando sus cabellos.
Todo el fin de semana habían estado juntos en casa de los Tsukishima, a veces el menor podía preocuparse de todo lo que podían hacer un fin de semana, pero tampoco iba a quejarse. Estar con Tsukki de la manera en la que ellos estaban era, por decir lo menos, perfecto.
Yamaguchi empacaba su ropa, era molesto tener que llevar esa pequeña maleta a la escuela, pero sin duda era mejor que dejarla en casa de Tsukki y que sus padres se dieran cuenta de que había pasado tres días ahí, sin salir de esa habitación –salvo para comer, ducharse e ir al baño- con su hijo.
-Está bien Yamaguchi, no van a entrar aquí –dijo Tsukki abrochando su saco.
-Prefiero no arriesgarme.
-No pueden decirnos nada de cualquier forma…-gruñó, revirando los ojos.
Tadashi rio, ese tema le molestaba tanto a su amigo.
Más de una vez, la madre del rubio había dicho frente a él lo ansiosa que estaba porque Kei escogiera a su pareja, fantaseaba con una nuera Omega adorable y con lo lindos que serían sus nietos. Ni siquiera pasaba por su mente la relación que su hijo mantenía con su mejor amigo.
Aunque tampoco estaba en los planes de Tsukki el mantener su relación en secreto, pero era bastante consciente de que el día que le dijera a sus padres que estaba enamorado de Yamaguchi, estarían molestos, por arruinar la fantasía de su madre o porque creerían que sólo era algo pasajero, que al final su instinto como Alfa le haría buscar un Omega y dejaría ese romance adolescente. Y aunque era cierto que no sabía que pasaría en el futuro, quería pensar que todo aquello sería su decisión y no un ridículo impulso que no pudiera controlar.
Por supuesto, también quería ahorrarse esas miradas de desdén que de seguro le dedicarían a su amigo, quería evitar los comentarios incómodos o que despreciaran su presencia. A él, que siempre estuvo ahí, en casa, con ellos. No podría soportar la mirada triste de la persona que amaba por no ser aceptado por quienes siempre consideró como padres.
-Oh, mis pupilos favoritos-. Como siempre, Sugawara los recibía con la mejor sonrisa-. ¿Dónde estuvieron todo el fin de semana? Ninguno de los dos respondió ningún mensaje.
El rostro de Yamaguchi enrojeció y Tsukishima sólo se dio la vuelta, escapando sin dar ninguna explicación. De entre toda la escuela, Suga y Hinata eran las personas que mejor se daban idea de la relación que ellos tenían. Aunque el resto del equipo tampoco podía fingir que no notaban que algo había ahí.
- ¿Soy yo o el aroma de Tsukishima es especialmente intenso hoy? – dijo olfateando el ambiente, luego dirigió su mirada al pecoso- Creo que estás cubierto de él...
Ese comentario no le ayudó en nada, el menor sólo temblaba con el rostro caliente.
-Me apena que notes cuando paso un rato con Tsukki -dijo mirando al suelo.
-¡A mi me apena más! - Frunció el ceño-. Saber cuándo mis kouhais tienen una vida más activa que la mía, eso sí es para dar pena.
-¿Qué hay de… él?
-Ni lo menciones, ha pasado casi 2 años alrededor de mi, según él cortejándome pero sin decidirse.- Se cruzó de brazos viendo en dirección al capitán del equipo.- Ojalá fuera como Nishinoya, que se lanzó sobre Asahi para pedirle que fuera su pareja a la primera oportunidad.
Yamaguchi rio un poco. Hablar con Suga era divertido, era como hablar con la tía soltera que no tenía idea de porque seguía soltera.
-¿Por qué no se lo pides tú?
Suga lo miró frunciendo el ceño.
-No hablemos de mi. -respondió relajando su cuerpo-. Si Tsukishima deja su aroma en ti, a mí me parece que es porque va en serio contigo…
-¿Te refieres a si yo fuera un Omega?
-No creo que eso sea algo que le importe.
Yamaguchi miró al suelo y sonrió.
-Me preocupa que todos puedan notarlo -dijo suspirando.
-¿Qué habría de malo?
El menor se mordió el labio.
-Todos sabrían la relación que tenemos…
-Y ¿qué habría de malo? -preguntó de nuevo.
No sabía que responder, en realidad no pensaba que hubiera algo malo, simplemente no deseaba que la gente hablara de él o de Tsukki, en especial de Tsukki, porque no quería que aquello llegara a los oídos de sus padres. Esa era la única razón. Y estaba seguro que de soltar esa verdad, se encendería como pólvora, porque era un pensamiento común el incomodarse por parejas que no fueran Alfa y Omega.
Por ello, Tsukki y él siempre fueron lo más reservados posibles, que el rubio fuera una persona de poco afecto en público y de carácter irritable ayudaba bastante. Alguien podía llegar y preguntarle a su amigo si eran pareja y él sólo respondería “Eso no te incumbe”, ahuyentándolo. Aunque bueno, también estaba seguro que si algún día se le cruzaban los cables y le quisiera besar en público, no habría quien le detuviera.
-Sólo no quiero que otras personas sepan lo que pasa entre nosotros, eso es algo mío y de Tsukki…
-No te preocupes.- Sonrió Suga-. Sólo un entrometido como yo podría notar estas cosas, como normalmente están juntos, es normal que su aroma se mezcle con el tuyo.
La situación con las feromonas le parecía curiosa. Era sabido que otros Alfas u Omegas podían detectar y determinar a quién pertenecía cierto aroma sólo si este era lo suficientemente intenso, como cuando entraban en celo o cuando querían marcar a una persona como suya. Sin embargo, normalmente estas se mantenían controladas, así que en el día a día nadie podía saber a ciencia cierta quién era Alfa, Omega o Beta sólo por su olor. Aunque también era cierto que algunos pocos Alfas y Omegas tenían genes fuertes, por lo que su aroma era bastante imponente, como en el caso de Tsukishima.
-Yamaguchi, tú como Beta no tienes que preocuparte por estas cosas, aunque Tsukishima haya dejado su esencia en ti, se dispersará muy rápido y ni siquiera yo podré notarlo.
-Yo sí que puedo notarlo. -murmuró Yamaguchi y Suga sonrió.- Me molesta.
-No creo que haya sido a propósito. - Se encogió de hombros.- Dejar nuestro olor en la persona que amamos es algo que hacemos por instinto.
-Si yo fuera Omega dejaría mi aroma en Tsukki- dijo finalmente-. Así no recibiría tantas confesiones de otros Omegas.
Suga rio y acarició el cabello castaño de su kouhai.
-Apuesto que Tsukishima tiene un poco de tu aroma justo ahora.
Yamaguchi suspiró.
No hubo más plática y el entrenamiento transcurrió con normalidad.
El pecoso miraba a sus compañeros irse mientras esperaba que Tsukki terminara de cambiarse, pero por alguna razón se retrasó mas de lo normal.
Parecía que desde el momento en que entró al equipo de Volleyball de Karasuno muchas cosas que daba por hecho habían quedado descartadas.
Y aunque en general sabía sobre las diferencias entre los Alfas, Omegas y Betas nunca tuvo una plática sobre ello más que las obligatorias de la escuela. Era tan básico y complicado como entender a una chica -siendo él un chico-, es decir, sabia sólo las cosas obvias.
En un tiempo pensó que los Alfas debían ser altos, fuertes, inteligentes, apuestos, mientras que los Omegas tenían que ser delicados, pequeños, pasivos y tranquilos. Y si, la mayoría correspondía a ese estereotipo, pero era verdad que bastantes otras personas no eran ni por asomo lo que creía de ellos.
De ellos.
Detestaba el mismo apartarse.
Aunque había crecido en una familia de prácticamente Betas -al ser su padre Beta y su madre Omega, la dinámica de la familia nunca fungió en sus géneros secundarios, simplemente eran mamá y papá. No había una característica resaltable en ellos que le hiciera pensar “los Omegas deben ser de esta manera, los Alfas de esta otra manera y los Betas así”.
Para él todos eran iguales. Hasta que conoció a Tsukki.
Un Yamaguchi niño no sabía porque Tsukki y él eran distintos. No sabía porque la gente lo miraba, admiraba o temía, siempre pensó que la razón era porque era alto e inteligente… nunca pasó por su cabeza que todos estos atributos eran los típicamente esperados de un Alfa, y en cuanto supo la diferencia entre ellos dos fue que todo le empezó a parecer peor.
A veces se sentía apartado de ese mundo. El mundo donde él vivía y que era tan distinto para otros.
Su utopía ya no era más un lugar inocente donde ni siquiera era consciente de aquellas cosas.
Y entonces conoció al resto de sus amigos, los que ahora le hacían sentir feliz de no ser los “típicos” Alfas, Omegas o Betas, esos que se salían del molde para ser quienes eran sin importar nada tan trivial como el género.
Daichi era, a todas luces, un Alfa, probablemente era el único que encajaba con una visión típica de un Alfa. Suga era Omega y con quien casi siempre contaba para que resolviera sus dudas -por alguna razón el peliplatino tenía mucha experiencia en el tema-, y sin duda su apariencia era la de un Omega delicado y hermoso, pero dentro de él había todo menos pasividad, sobre todo cuando se exaltaba.
Dos de las personas que le sorprendieron cuando recién les conoció, fueron Asahi y Nishinoya. Asahi era todo lo que él creía de los Alfas -excepto que a veces era un poco emocional y hasta podría decir que se asustaba con facilidad-, era alto, fuerte, intimidante... y Omega. Un Omega sensible que a veces hasta a él le parecía adorable. Mientras que Noya, tenía absolutamente todo para ser un Alfa, excepto la estatura, por eso se recriminó a si mismo el haberlo descartado automáticamente por esta característica. Por supuesto, Nishinoya era un Alfa, y era la pareja de Asahi. Aunque el menor les había confesado que realmente disfrutaba más de ser pasivo en el momento del sexo, cosa que escandalizó a los demás por que se les hacía difícil imaginarse esa situación.
Yamaguchi lo agradecía, agradecía que aquellos chicos rompieran ese paradigma, le daba ánimos y confianza de que su relación con Tsukki no era del todo rara.
El resto de los Alfas del equipo eran Narita y por supuesto, Tsukishima.
Otra persona que le sorprendió fue Kageyama, cuando le confesó que era Omega, pero que jamás deseo serlo y no se identificaba con ellos, ni con los Alfas, él deseaba ser un Beta mas que nada en el mundo. No se veía concibiendo al hijo de nadie, ni llevando una pequeña vida dentro de él. Él sólo quería ser dueño de su cuerpo sin que nadie esperara nada de él sólo por ser Omega.
Y los Betas del grupo eran Tanaka, Enoshita, Kinoshita, Hinata y él.
De Hinata le sorprendió un poco, siguiendo el hecho de que Noya era Alfa a pesar de que su cuerpo no era el típico de un Alfa, también hubiera pensado lo mismo de Hinata, con su energía, su fuerza y optimismo, fácilmente pudo haber sido un Alfa.
Aunque nadie resultaba Alfa, Omega o Beta sorpresivamente. Se podía saber el género secundario de una persona desde la niñez, ciertos comportamientos que a veces eran validados con un diagnóstico médico y una serie de análisis. Así que podía estar bastante seguro de que ni Hinata sería un Alfa, ni él sería un Omega.
Aunque realmente no aspiraba a ser Omega, mucho menos Alfa, él y su familia sabían que él era Beta desde había nacido. Aunque a veces -muy a veces- las dudas lo asaltaban.
A veces se preguntaba si sería mejor ser Omega, dejar de sentirse raro en ese mundo y poder estar con Tsukki abiertamente. O tal vez un Alfa, aunque ¿vería raro la gente una relación Alfa x Alfa?
-¿Puedes esperarme un rato más? -preguntó Tsukki, sacándolo de sus pensamientos, cuando al fin le alcanzó-. Debo ir por unas cosas a la sala de maestros.
Yamaguchi sonrió al verlo, aunque podía notar la molestia en su voz, sabía que detestaba ser obligado a hacer esa clase de tareas porque implicaba un esfuerzo adicional, pero no podía evitar que los maestros lo solicitaran.
El pecoso sonrió y le abrazó por la cintura.
-¿Quieres que te espere aquí? -su voz se escuchaba tan neutral que el otro no supo porque había preguntado algo tan simple.
Un segundo después, Yamaguchi aspiraba profundamente desde algún lugar en su cuello.
-Hueles rico, Tsukki -dijo tranquilamente mientras el otro le abrazaban fuertemente.
-Tú también- respondió, hundiendo su nariz en la curva del cuello del menor.
-Es mi shampoo -Rio un poco.
-Por supuesto que no, eres tú, es como coco y vainilla… sin duda eres tú.
-No sabía que yo tenía un aroma especial.
-Claro que lo tienes.- Besó su cuello, abrazándolo nuevamente. -Los Beta tienen un aroma muy débil, apenas y podemos sentirlo. Pero el tuyo sí que puedo sentirlo, puedo sentirlo por encima de cualquier otro aroma.
El moreno rio un poco, la respiración de Tsukki en su cuello le hacía cosquillas, pero no quería apartarlo. Mientras el rubio pensaba que no había otro mejor lugar en el mundo que en el que estaba en esos momentos: entre los brazos de la persona que amaba, con su aroma inundando cada una de sus celulas. Deseaba que eso nunca terminara, que nadie jamás se atreviera a interponerse entre ellos dos, le quería a su lado, siempre.
-Lo estás haciendo -dijo Yamaguchi de la nada.
-¿Haciendo qué?
-Estas esparciendo tus feromonas justo ahora.
Los lentes de Tsukishima se empañaron cuando se sonrojó y bajó la mirada.
-¿Cómo…?
-No sólo los Omegas y los Alfas pueden sentir los aromas ¿sabes? -le miró con media sonrisa- Y el tuyo justo ahora se sentía más intenso.
-Lo siento -dijo mirando al aire- No es a propósito…
Yamaguchi hizo una mueca.
-Es por eso que Suga puede notar cada vez que tú yo estamos juntos.
-Los betas no conservan el aroma como hacen los Omegas.- Volvió a abrazarle-. Me sorprende que Suga note mi aroma en ti.
El rostro de Yamaguchi ensombreció ligeramente.
-Si yo fuera Omega ¿tú llevarías mi aroma? -dijo mientras acariciaba los cabellos rubios.
-Justo ahora llevo tu aroma Yamaguchi, nadie más lo siente, pero yo sí.
-Quisiera que todos lo sintieran -rio sorpresivamente-. Para que todos sepan que Tsukki es sólo mío.
-¿Estás siendo posesivo? -Rio como respuesta.
-Lo normal, justo como tú ¿no?
Tsukki ocultó una sonrisa, si Yamaguchi supiera lo posesivo que él podría llegar a ser, lo asustaría. Lo que menos deseaba era asustarlo con sus cosas de Alfa, de las cuales Yamaguchi no tenía porque enterarse.
Sacudió sus pensamientos y sólo miraba al chico frente a él.
-¿No te están esperando en la sala de maestros?
Suspiró resignado y se dio media vuelta.
Yamaguchi se sentó nuevamente en la banca, mirando en dirección a donde se había ido el rubio, sonriendo.
-No sabía que Tsukishima y tú estaban juntos…
Yamaguchi miró hacia dónde venía esa voz.
-Pero… tú eres un Beta ¿no es cierto? Y Tsukishima es un Alfa ¿cómo es que son pareja?
La dueña de esa voz era un Omega de su clase, que usualmente era tímida y educada. Una Omega que Tsukki había rechazado meses atrás.
-Tsukki y yo…
La chica se mordió el labio.
-No deberías estar con un Alfa, Yamaguchi -dijo arrugando las cejas, en un claro signo de preocupación-. Sólo los Omegas deberían estar con un Alfa.
Así que al final, esa chica si era de esas personas.
-Eso no es importante…
-Estás siendo egoísta, Tsukishima es un buen Alfa ¿vas a acaparar a alguien como él? Sería un desperdicio…
Yamaguchi la miró molesto.
-Eso no te importa a ti ni a nadie. Lo que es un desperdicio es que pienses así.
Se levantó y tomó su mochila. Estaba realmente molesto.
-¡Yamaguchi! -gritó la chica cuando el otro se estaba alejando-. No es tu culpa ser Beta, pero tienes que entender que no saldrá nada de su relación, no es justo que tú…
-¡Eso lo decidiremos nosotros! -gritó de vuelta.
Estaba alterado, nunca antes le había dicho alguien como eso. Claro que escuchaba comentarios al respecto, pero jamás pensó que sería algo con lo que se enfrentaría directamente, menos aun que alguien le echara en cara algo como eso.
Apretó los puños, caminando en dirección a la escuela, estaba tan enojado.
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Ojalá les este gustando este fic, ya viene lo bueno xD lo juro! Sólo necesito ponerles en contexto!!
Para ser honesta, pasé mas tiempo corrigiendo este cap que escribiendo uno nuevo xD y me las tuve que arreglar para hacerlo desde mi cel porque el wifi está en huelga ;_; ojalá no se me vayan muchos errores!
Ansío el día en que mi trabajo no sea tan demandante y pueda escribir mucho! T-T
Gracias por sus reviews!!! *corazones*
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Ámame
General Fiction-OmegaVerse- En esos días, ni siquiera Tsukishima sabía del instinto protector de los Alfas, no sabía si realmente él sería uno de ellos como sus padres aseguraban, pero sabía, al ver a Tadashi, que quería protegerlo como a nadie en el mundo, que qu...