Capitulo uno: El comienzo

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Era viernes, las doce menos diez, casi media noche sin poder dormir, su recuerdo me invadía, se me ocurrió poner un poco de música para conciliar el sueño, pésima idea; así fueron pasando las horas hasta pude estar entre sueños, allí estaba ella, tan radiante como siempre llamándome sonriendo como solía hacerlo, lentamente iba caminado en su dirección, justo en ese preciso momento, segundos antes de poder mirarla a los ojos el despertador sonó con ese ruido molesto. Rápidamente trate de apagarlo y un descuido termine en el suelo con ese molesto sonido en la boca, me quede tirado en el suelo por un momento cuando tocaron a mi puerta, rápidamente me puse de pie y para mi sorpresa era mi mejor amigo (su nombre es Arthur, hemos sido amigos desde pequeños), que por cierto entro burlándose de mí.

-¿Qué te pasa?- le pregunte y el entre risa y risa.

–No nada, solo que desde la sala se escuchó cuando te caíste jajajajaja-

-Bueno a que has venido tan temprano-

-Son las 9:30 y recuerda que ayer te dije que iba a pasar por ti para que me acompañes a comprarle un regalo a mi hermana-

-Perdón lo he olvidado pero si sales de habitación podría cambiarme y acompañarte-

Arthur salió rápido de la habitación y al cerrar de la puerta me deje caer sobre la cama sin ganas de levantarme cuando Arthur regreso y dijo

-Ya levántate- tomo su memoria y volvió a salir.

De una manera rápida me cambie y baje a la sala con todo el cabello alborotado, me despedí de mi madre y me fui con Arthur al centro comercial; unas pocas cuadras antes de llegar no sé qué me dio voltear y fue cuando la vi Natasha, la chica ala que le dedicaba mi melancolía, la chica responsable de mi insomnio; mientras Arthur me decía tonterías como siempre me detuve, seguí a Natasha con la mirada, no había notado que iba tomada de la mano con otro chico y al darme cuenta me entristecí por que un día yo fui ese chico; estaba paralizado viendo como ella iba riendo por lo que le decía su nuevo acompañante cuando sentí que algo golpeaba mi cabeza, era Arthur que había regresado solo para darme un zape.

-¿Qué te pasa? Le pregunte un poco triste

-Tu que te quedas parado y me dejas hablando solo

El no se había percatado de lo que había visto y pude disimular hasta que Arthur encontró unas amigas y mientras platicaban me fui alejando poco a poco, mientras caminaba con los auriculares puestos vi una tienda al otro lado de la calle y pensé en comprar unos cigarrillos; tenía ya tiempo sin fumar pero no creo que me haga mal fumar unos cuantos así que entre compre una cajetilla y un encendedor. Seguí caminando por la ciudad hasta llegar a un pequeño parque, me senté en una fuente, saque los cigarros y encendí uno mientras subía el volumen a la música fue cuando comenzó esa canción que me hiso estremecer al recordar todo lo que viví con ella, solo mire al suelo mientras acercaba el cigarrillo a mi boca y alguien me lo quito al subir la mirada era Arthur que llevaba una caja.

-¿Por qué me has abandonado? Y ¿Por qué estas fumando? Creí que ya lo habías dejado-

Pregunto un poco agitado.

-Estabas con tus amigas, además quería caminar solo y si lo había dejado hace tiempo pero se me antojo- le conteste con una sonrisa

-Bueno, bueno me dijo mariana una de mis amigas que darán una fiesta esta noche, me invito y quiere que vallas, creo que le has gustado-

-No sé, no tengo ánimo de ir, creo que mejor me quedare en casa-

Le conteste mientras encendía otro cigarrillo ya que él se había quedado el que traía.

-Vamos Mario además sirve que que tienes una noche menos de tristeza por ella-

¡Mierda! Como es que él sabe eso, si e disimulado muy bien o en que me equivoque… Bueno ya lo sabe, qué más da si voy o no, pensé.

-Está bien iré pero cuéntame, ¿Cómo es que tú sabes que estoy triste?-

Le pregunte con una gran curiosidad y a la vez un poco de temor.

Mientras se fumaba mi cigarrillo se sentó a mi lado

-Sabes, para otras personas sabrías disimular bien pero para mí no, soy tu mejor amigo y noto cuando estas triste o enojado, simplemente cuando veníamos camino al centro comercial, ¿crees que no me di cuenta de que viste a tu ex con alguien más?-

Fue en ese momento en el que me di cuenta de que Arthur me conocía mejor de lo que pensaba y como no lo iba a hacer si el siempre estuvo conmigo en las buenas y en las malas.

-Gracias Arthur-

-¿Por qué?

Me pregunto desconcertado.

-Por ser mi mejor amigo y estar ahí cuando te necesito-

-Para eso somos amigos, tranquilo ya pasara; mientras tanto vámonos ya que se hace tarde para darle el regalo a mi hermana-

Al llegar a casa Arthur me empujo y dijo

-Pasare por ti a las 9 en punto para que estés listo-

-Pero yo no se si quiero ir, no tengo animo-

Conteste exaltado.

-Me acompañaras y punto además sirve que te distraes un poco y conoces mas personas-

Me grito antes de entrar a su casa.

Pasaron las horas rápidamente y sin darme cuenta Arthur esperaba por mí en la entrada, al bajar por la escalera me empezó a apresurar.

-Apresúrate Mario, ya vamos muy tarde y te tengo algo que contar-

La curiosidad me invadía y caminaba más rápido hacia él.

-¿Qué es lo que quieres contarme?

-¿Pues mi padre me ha prestado el coche esta noche-

Contesto rápidamente casi saltando de la alegría, ya que su padre es un viejo gruñón que piensa que es peligroso un coche en manos de un par de adolescentes.

No podía aguantar la risa al verlo saltar como loco, después subimos al coche y paramos en una tienda para comprar lo cigarrillos y seguir nuestro camino a la fiesta.

Al llegar le pedí unos cuantos cigarros a Arthur y me dio el paquete completo me utilizaría esa noche como guarda cigarrillos, justo cuando iba a encender uno abrieron un gran portón de madera antigua, al entrar quede asombrado al ver una casa tan grande; a primera vista creí que era la casa de algún mafioso famoso

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⏰ Última actualización: Dec 19, 2014 ⏰

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