Detente, por favor.

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11.

Louis daba vueltas incómodamente por el sillón, abrió los ojos con dificultad y notó que ya amanecía en Doncaster. Maldició para sus adentros, ésta tarde debía presentarse a un partido y, por su mala suerte, no había logrado conciliar muy bien el sueño.

Harry salió del departamento con paso apresurado al notar que Louis despertaba, él creía que la mejor manera de afrontar a los problemas era huyendo pero en realidad, esa era la respuesta de un cobarde.

La cabeza del castaño parecía estallar en cualquier momento, deseaba hablar con Dickov para informarle con respecto a su mal estado. El entrenador era como su segundo padre.

Louis amaba el fútbol, quizás más que a nada en el mundo (sin contar su novio, familia y amigos), él se desviviría por aquél deporte ya que no encuentra palabras para definir la pasión que siente al entrar al campo de juego pero últimamente se ve desatendido con los partidos, su ánimo y nivel de energía no están en el tope y es que desde que los mensajes de Jack reaparecieron, su vida no ha sido la misma.

No puede salir a la calle sin voltear dos veces a los cuatro puntos cardinales. Hay momentos en los que realmente se siente cohibido ante su novio y eso es realmente molesto, es casi insoportable tener ese tipo de sentimiento hacia la persona que ama y es aún más molesto no poder hacer nada porque la cobardía le gana por goleada en sus pensamientos.

Candy había dejado una nota sobre la mesa ratón del lugar y él la leyó con dificultad, en ella, la joven se disculpaba por haberse ido pero su madre había estado preocupada así que fue la mejor decisión.

-¿Harry?

Llamó tranquilo mientras apoyaba sus manos contra el sillón y luchaba por hacer un intento de quitar la maldita jaqueca.

Pronunció el nombre de su amado repetidas veces pero nada vino en respuesta. Caminó con dificultad al cuarto de baño, tal vez sería una buena idea descansar bajo la ampolla de la ducha para relajarse.

Ya el castaño bajo la lluvia, Harry entró en el departamento un poco aliviado al haber charlado tranquilamente con Wedan durante un rato para que trate de calmarlo.

Odio relatar esta maldita historia en la que Harry Styles es un maldito imbécil, ¡mierda! ¡Abrí los ojos, pelotudo!

Él encendió el radio en un sonido razonable para la temprana hora, tarareó un poco de Sam Smith y luego se dignó a preparar un digno desayuno a su novio porque al parecer había reflexionado pero ya no importaba ni puta mierda, hizo mal al irse y haberlo tratado mal la noche anterior. Una lágrima rondó por su mejilla pero decidió deshacerse de ella rápidamente al darse cuenta que su novio había tomado asiento sobre uno de los sillones.

A paso presuroso llevó la bandeja hasta las manos de su novio, necesitaba tratar de arreglar el daño que había creado por medio de sus palabras.

El rizado se puso en cuclillas para lograr encontrar la mirada perdida de su amado.

-Buen día, ¿estás bien?

En la mente de Louis sus pensamientos estaban más desastrozos que las carreteras en hora pico. No se decidía por perdonar a Harry o continuar con ésta increíble fantochada que realmente no valía la pena, lo amaba y de eso no cabía duda.

-No realmente.

Respondió para beber un sorbo de su linda taza de porcelana cargada con té.

Las lágrimas de Harry comenzaron a rondar por sus mejillas, parecía estar poniéndose en papel de víctima y eso no era bueno, no era el puesto que le tocaba ahora.

They just still in love » Larry Stylinson - 2da parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora