A rollear.

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Sábado 4 de febrero, 2:45 pm

Ismael estaba algo nervioso de salir de nuevo con Fabián y Dylan, sobre todo tan pronto y con su madre al acecho desde ayer.

Es verdad que ya había aceptado trabajar con ellos, pero aun tenía miedo de que alguien lo supiera, él no era músico, mucho menos un rocanrolero como lo eran sus ahora nuevos amigos.

«¿En qué estaba pensado cuándo les dije que haría esto?» se mordía las uñas de la angustia, estos chicos no llegaban y su certeza de haber hecho algo correcto tambaleaba de un hilo.

Llegaron con veinte minutos de retraso al lugar acordado para arreglar todos lo detalles relacionados con la "Nueva banda" que estaban formando, pero para Ismael era algo muy extraño y quizá un poco irracional que el lugar de la reunión fuera la pista de patinaje del centro. Un alegre lugar para aquellos que buscaban romper con su rutina y pasar un rato agradable entre comida rápida, bebidas llenas de gas y saborizante pero sobre todo, lo que hacia tan especial aquel lugar eran patines de antaño para una pista de madera lisa.

 —¿Por qué aquí?— cuestionó Ismael una vez que pudo ponerse de pie con los patines de cuatro ruedas para principiantes que había alquilado en contra de su voluntad.

—Es como una pequeña tradición o gusto que nos damos por las buenas noticias— dijo tranquilo Dylan dejando pasar a los dos chicos por delante de él.

—Creí que iban a bares o hacían fiestas para celebrar— no era su intención ser tan directo pero casi se salieron solas esas palabras de su boca.

—¿Lo vez flaco? Ese chico sabe de lo que habla— agarró al mencionado del cuello y lo jalo a su persona haciendo que tambaleara.

—Para Fabián si es una excelente forma de celebrar pero créeme— con sorprendente habilidad paso los pies en un zigzagueo bastante impresionante que lo llevaba a patinar de espaldas con gran soltura —Es una pesadilla tener que cuidar y llevar en una sola pieza a este espécimen de aquí cuando se le ha subido el alcohol hasta la última neurona que tiene.

Una risa nerviosa que evoluciono en una carcajada completa al ser seguido por los otros chicos hizo que la inseguridad de Ismael se evaporara casi por completo, a un punto que su habilidad con los patines también mejorara en un estado mucho más relajado para soltarse e intentar no agarrarse de las barandillas que limitaban la pista.

Hablaron un poco más de lo que en verdad hacían,acerca de como manejaban sus horarios para los ensayos y como debía acomodarlos para que concordarán con las actividades y responsabilidades que tenía Ismael, el tenía bastantes cosas que hacer fuera de la escuela aunque fuera a fin de cuentas para bien del estudio y en dados casos para la escuela misma, sin embargo todo estaba tomando un buen rumbo, podía poner una rápida y fácil solución para compaginar bien sus deberes y sus tiempos libres.

Sentados en una mesa redonda algo alejada de los niños que aprendían a patinar y las parejas que solo sabían intercambiar saliva; siguieron su conversación para explicarle bien la dinámica y lo que debía aprender antes que nada, hablaron de planes y lecciones, notas, tempos y compases hasta que su conciencia no pudo retener más, Ismael se asombraba con todas las cosas que debía saber y aprender, aun sin que le dieran las indicaciones reales más allá de un mero panorama general, por lo cual ese remordimiento que tenía en sus entrañas le impedía al estar haciendo estos convenios y planificaciones a expensas de su familia; sin que por lo menos alguien lo supiera, y al tener a los involucrados frente a él, reunió solo el valor necesario para platicarle la manera clandestina en que debía llevarse acabo todo este plan.

—¿Quieres decir qué tu mamá todavía te tiene con GPS?— en su tono de voz podía notarse más que burla cierto grado de incredulidad, aunque al verlo retorcerse en su silla y acomodarse esos lentes de fondo de botella, ya no le era tan ajeno esa declaración.

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