¿Crees en el destino? ¿Crees en eso que la gente llama "casualidad?
¿Te has enamorado al punto de querer odiar el amor?
No todo ha sido así siempre.
Ella amaba. Ella reía. Ella creía.
Ella se fue, pero ¿Quién dijo que para siempre?
Lauren estaba frente a mí con una copa de vino, su favorito, por otra parte yo tomaba limonada. En mi plato había medallones de ternera en salsa de vino tinto, había espárragos, zanahorias, ensalada y un puré de papa delicioso. Mi novia al ver que quité las verduras de mi plato, me sonrió y se las llevó a su plato. Ella sabe que odio las verduras y aun así las pone porque dice que son buenas para que crezcas, parece mi madre cuando tenía diez años. La cena transcurrió entre besos y caricias debajo de la mesa. Yo no podía dejar de besarla y más cuando se me acercó para besarme mientras me pedía permiso de tomar una fotografía. Asentí y ella se acercó a mí para ayudarme a ponerme de pie. Sacó su teléfono y tomó la fotografía.
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-Hasta en fotos eres hermosa –me dijo y se quedó contemplando la foto mientras me abrazaba por la cintura y quitaba el cabello que me cubría parte de la frente.
-¿Y tú te has visto en un espejo? Eres la más hermosa –le di un beso en su mejilla y ella al instante dejó su teléfono y se acercó a besarme.
-La subiré a mi instagram ¿o prefieres hacerlo tú? –ella me miró y me sonrió acercándome más a ella y quitó mi teléfono de las manos para acercarme más a ella. Volvió a juntar sus labios con los míos y yo le correspondí al instante.
Sus besos eran húmedos que fue dejándolos en mi cuello, encontró mi punto más sensible que ni yo sabía que tenía. Fue guiándome hasta la habitación que estaba iluminada sólo por la luz de la luna que daba directo a la cama. Había una vela encendida y así pude ver su hermoso rostro mientras me besaba. Yo no podía detener mis manos, quería acariciarla, sentirla.
Se detuvo y me miró.
Sus labios hinchados por nuestros besos, sus mejillas sonrojadas y su cabello algo desordenado.
-Perdón...si no quieres está bien, Camz –me dijo y escondió su rostro entre sus manos. Me iba a matar de amor y de ternura.
-¡Hey! –tomé sus manos y las entrelace con las mías –si quiero, quiero todo contigo, con mi novia.
-¿Segura? Yo...yo no quiero presionarte, en serio, sólo podemos ver una película de esas que sabes que odio pero que tú amas, yo te jur...-la besé y sentí su cuerpo relajarse. Esta noche iba a ser mágica y real. Tenía a la chica más linda y perfecta, no sé si decir del mundo pero bueno ya lo dije. Tomó mis manos para guiarme a la cama. Me senté y ella se puso en el espacio de mis piernas, tomé sus labios y me encargue de ellos. Suaves, carnosos y con sabor a vino. Delicioso.
Me fue recostando y continuó besándome. Sentí su mano por debajo de mi vestido y lo subió hasta mis muslos, sus manos suaves y delicadas acariciaban mis piernas. Sentí que me iba a morir pero ella ni siquiera había hecho nada más que tocar mis piernas. Maldita sea, Jauregui. Fue subiendo sin despegar sus labios de los míos, sentí sus manos en mi trasero y como iba acariciando con las yemas de sus dedos.
