✉ El folleto decía que eso era una escuela... pero los panfletos mienten.
Lee Jeno terminó atrapado en un reformatorio infantil dirigido por un psicótico esclavizador, que no sólo resulta ser una cárcel para pequeños delincuentes, sino que también e...
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Lee Jeno veía la ciudad alejarse conforme su padre manejaba. Cada kilómetro que avanzaban más lejos de la civilización, se adentraba a los inicios de un pequeño pueblo apartado de todos y todos, donde quizá deshechaban a los hijos que ya no querían.
- Odio tanto mi vida en este momento.- murmuró entre dientes.
Sinceramente tenía el trasero cansado, luego de exactamente 3 horas y 56 benditos minutos encerrado en el auto, y aún quedaba buena parte del viaje en coche. Llegar a Gyeongsang del Sur, era sencillo, llegar a su destino también, pero el tortuoso recorrido era lo jodido.
Su hermano mayor, Sehun, iba en el asiento del copiloto, intentando armonizar el ambiente con música de Red Velvet. Tarareaba en voz baja y picaba a las costillas de su padre pidiéndole que cantase más alto, repitiendo cosas como "¿Y así dices que eres Seulgi-biased? Puedes cantar más alto, anciano".
Jeno ni siquiera se esforzaba en fingir que estaba de buen humor, tenía la mejilla aplastada contra la ventanilla y soplaba su flequillo pelinegro cada vez más ruidosamente.
-¡Vamos, Jeno! Si quitas esa cara larga, puedes hacer las líneas de mí bebé preciosa, Wendy.- dijo Sehun, bajando el espejo para verle la cara.
- No tengo cara larga, y no quiero ser Wendy. Yo quiero ser Irene.- gruñó con desgano.
- No tienes lo que se necesita para ser la líder de mis pastelitos.-
- No sé donde rentar la cara de perra. Tal vez me prestes la tuya.-
Sehun rió y pico repetidamente las costillas de su padre.
- Di lo que quieras de mi, pero de mí bias no. Esa mujer es una reina, y te callas.- replicó tronando los dedos.
- Lo que sea.- dijo Jeno con mal genio, y se hundió en el asiento.
Desde que habían salido de casa, Jeno había traído los auriculares y cara de "Sehun" (como graciosamente denominaban entre su familia a la conocida cara de culo/póquer del primogénito Lee). En aquel viaje sin retorno que lo estaban obligando a hacer, en compañía de su hermano mayor y su padre, realmente hubiera deseado que su madre pudiera faltar al trabajo, porque ella (a diferencia de Sehun) sí sabía armonizar el ambiente. Sin embargo, lo despidió con un fuerte abrazo, muchos besos, y lo dejó en manos de ese par.
- Vamos, Jeno, no me van a dejar ser Seulgi-biased si tú no cantas las líneas de Wendy. Ten piedad de un adulto con deseos de una photocard de la osa Teddy.- dijo su padre.
