Umbral

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Otra noche de insomnio, voces, gritos, llantos, gemidos, sombras que buscan mi luz y quizá algo más. desde hace una semana no logro dormir, en algún lugar de este maldito cuarto alguien o algo vela mis intentos de sueño consiguiendo siempre su objetivo de no dejarme pegar un ojo en toda la noche, y cuando al fin consigo cerrar mis ojos las noches se vuelven agitadas con sueños espantosos y bizarros, sueños que deseo que ninguno de ustedes logren experimentar porque quizá no logren despertar, pero algún sexto sentido me grita desde el fondo de mi ser que esta noche será distinta, puedo sentir esta noche más fría que otras veces, mi piel es como de gallina y un nudo en la garganta no me abandona, mi pecho se siente oprimido y mis latidos son veloces un miedo me invade como cuando ves esa sombra que pasa frente a tu mirada y solo puedes hacer la vista gorda aunque sabes que fue real, es martes 13 de noviembre del 2017, mi hermana acaba de salir con su novio aprovechando que esta tarde nuestros padres salieron de viaje por cuestiones de trabajo. el reloj marca justo las 12:30Am cuando escucho una voz en el cuarto de mi hermana cosa que es imposible ya que mi hermana tiene como una hora que salió, o al menos eso creo, se despidió de mí en el cuarto y se fue con una gran sonrisa y unos brillantes ojos que me daban a entender que no regresaría por lo menos hasta la mañana, vuelvo a escuchar esa voz, estaré loca?

Es un sonido con tono tan penoso y nostálgico que me da tristeza, pero a su vez se siente penumbra, dolor, ira odio, tantos sentimientos en tan solo un susurro que dice: (kheisy) siento rápidamente que mi pulso se acelera, siento como mi piel se eriza paso la vista de lado a lado y no se ve ni un alma, pero siento una mirada que se clava en mí, puedo imaginar una sonrisa perturbadora que me observa y lame sus labios, Mis piernas delgadas tiritan en tal grado que no logro levantarme de donde estoy mi frente se humedece y mis dientes castañean, un frio corre por mi columna mientras que una brisa gélida arremete contra mí.

percibo como sombras se van acumulando a mi espalda como nubes grises se forman en el cielo cuando se va a manifestar una tormenta, si tan solo mi cuerpo reaccionara a lo que dice mi cerebro le dicta saldría de este maldito cuarto. donde se esconden esas oraciones que te enseñan cuando pequeña, maldita sea es inútil intentar recordar algún rezo o algo por el estilo. en un intento de tranquilidad empiezo a inhalar y exhalar lentamente, un silencio sepulcral me rodea y me va absorbiendo, solo se puede oír el susurro del viento y mi corazón late con tal velocidad que suena como una orquesta en la filarmónica de noruega. Los ejercicios de respiración no creo que me estén sirviendo de mucho, la luz empieza a titilar y se desata una tempestad fuera de la casa, puedo escuchar los truenos y como cae fuertemente la lluvia en el techo y en la ventana, no creo que esto se pueda poner peor, pero efectivamente me equivoque, descubrí que podía empeorar la situación justo en ese momento en que se apagaron todas las luces de la casa.

Siento alguien respirando en mi cuello cuando de repente unas manos invernales que se aferran a mis hombros queman mi piel tan dolorosamente que intento gritar, pero solo sale de mi un débil gemido, mi cerebro le envía una señal a mis piernas y sin darme cuenta estoy corriendo hacia la puerta, la adrenalina de mi cuerpo no permite que me detenga pero justo antes de cruzar la puerta volteo por inercia o por curiosidad realmente no sé porque lo hago pero lo que si se, es que era eso, que poco a poco se iba acumulando en mi espalda desde un principio.

Es ella, La Dama de negro que se aparecía en mis sueños, puedo ver su tamaño, es una mujer muy alta como de un metro noventa con el cabello color plata que le llega hasta las posaderas, uñas negras largas y unas cadenas largas en sus muñecas, unos ojos negros y grandes que me juzgan o acusan nunca he visto una mirada que transmita eso que acabo de ver, lo que si se es que infundio un gran temor en mí, temor que nunca en mi vida había vivido, pude notar como una gran saya la cubría hasta taparle los pies, no sé si está flotando o simplemente esta parada, vuelvo a subir la mirada a sus ojos y su mirada como un rayo polar me traspasa. Una mueca en forma de sonrisa se dibuja en su pálido rostro y comienza a lamer sus labios, es la misma sonrisa que imaginé antes cuando presentí la extraña sensación de que me observaban.

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