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Ya se acercaban las 8:50 cuando alguien toco la puerta, aun me estaba maquillando, así que mi hermana fue la que abrió, se demoró un poco y yo me empecé a preocupar.

— ¿Quién es?

—Es Caesar, hermana, dice que viene a recogernos —dijo mientras reía, de seguro le causaba entusiasmo el que alguien nos venga a llevar solo para bajar al ascensor.

—Dile que en cinco estoy.

Termine de pintarme las sombras rojas y negras que encajaban perfecto con mi vestido y me dirigí a la entrada en donde se encontraba Caesar jugando con mi hermana.

—Ya estoy lista.

—Bien, déjeme decirle señorita que se ve radiante —dijo mientras esbozaba una tierna sonrisa.

—Pues, gracias por el cumplido Caesar —dije devolviendo la sonrisa.

Caesar presiono el botón del ascensor y la puerta se abrió automáticamente, como si hubiera estado esperándonos exclusivamente a nosotros.

—Señorita, vamos contra reloj así que hay que apresurarnos.

—Si —dije mientras entraba junto a mi hermana al ascensor.

No tomamos mucho tiempo en llegar al lobby, en donde se encontraba el salón de baile, el cual daría paso a la celebración. Mi hermana salió corriendo, y al tratar de perseguirla, pase por la biblioteca en la cual pude observar a muchos de mis compañeros conversando alegremente. Mi hermana se dirigía a el salón de baile en el cual se notaba una gran cantidad de gente, pero al no percatarme y en mi dedicación al seguir a mi hermana, choque con el hombro de una persona, la cual me cerro el paso en la carrera con mi pequeña hermana.

—Debes tener más cuidado —me indico.

—Sí, lo tendré a la proxi... —no termine la frase, ya que al levantar mi mirada para contestar note que con el que había chocado era más ni menos...

— ¿Mi?

—Maicol... que coincidencia, pero si me disculpas —dije mientras lo apartaba del camino.

Mis mejillas tomaban un color carmesí, tal como el color de mi vestido, mi corazón se comenzó a agitar, ¿Qué era esto? ¿Qué me sucedía? Encontré a mi hermana dando vueltas en el centro del salón, donde aún no había nadie bailando. Con dificultad la lleve hacia donde se hallaban mis amigos, los cuales se sorprendieron al verme con tal vestido, a lo que ellos llevaban los que habían traído en su equipaje. Conversamos un poco hasta que surgió un comentario de parte de José.

— ¿No les parece extraño el que nos hayan puesto como estamos? —dijo.

— ¿Cómo que, "como estamos"? —indico Isis.

—Pues a ninguno de nuestros compañeros les ha tocado las habitaciones que nos ha tocado a nosotros.

—Pues a mí sí me ha resultado raro toda esta forma de protocolo —dije.

—Bueno chicos, hay que estar alertas, no hay que descuidarnos —dijo Gabriela.

—Relájense un poco, deben ser supersticiones suyas —dijo en tono burlón Nicolás, a lo que nosotros lo miramos con seriedad— ¿Qué?, yo solo trato de divertirme... ¡Vamos!, ¡Alégrense!, no pongan carotas, estamos aquí para disfrutar.

—Bueno un poco de diversión no hará mal —dijo en tono alegre Isis.

Seguimos conversando un rato más, hasta que se escuchó por los altavoces la voz de una persona adulta indicando que en momentos se iniciara el concurso para la reina y rey de la noche.

The Sadness SongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora