Un Golpe De Tiempo Terminado

capítulo 12

Capítulo doce: el viaje de Sango y Shippo

La predicción de Sango resultó ser correcta. En su segundo día de viaje comenzó a llover y no se detuvo desde entonces, obstaculizando su viaje y haciéndolos quedarse en las posadas más de lo que hubieran querido.

Sango descubrió que una mujer soltera que viajaba con un kitsune y un neko de aspecto extraño no era tan bien considerada (ni tolerada) como una mujer que viajaba con un kitsune, un neko de aspecto extraño, un houshi, un hanyou aterrador y una miko, incluso si ella se vistió graciosa. Eso hizo que su experiencia con los posaderos y otros invitados ... fuera desagradable, por decirlo de alguna manera, especialmente por Shippo; Ya no era ese pequeño y lindo cachorro kitsune, sino un adolescente alto con colmillos más pronunciados y orejas puntiagudas. Ella estimó que había cumplido trece años ese año.

Se necesitaban consejos muy generosos de parte de Sango para evitar problemas, así que por el bien de Shippo (y también del bolsillo de Sango), decidieron acampar en el país a partir de ese momento, a pesar de la lluvia.

Les tomó casi seis días a los viajeros llegar al lugar de descanso de Miroku, y después de presentar sus respetos, se dirigieron a la aldea de Sango a pie. Sabían que habrían llegado al lugar mucho más rápido montando en Kirara, pero para Sango, caminar hacia sus destinos le dio al viaje un significado más profundo.

El duodécimo día llegaron a la aldea taijiya abandonada donde colocaron flores en cada una de las tumbas y rezaron por sus prontas y felices reencarnaciones, aunque no lo habían hecho por Miroku. Sango creía que, a pesar de sus formas lascivas, su sacrificio final le permitió alcanzar su anhelado Nirvana y su alma finalmente encontró la dicha eterna. Al menos le gustaba pensar de esa manera.

Mientras Shippo fue a la casa principal y comenzó a trabajar en el techo con goteras, Sango permaneció un poco más de rodillas frente al padre y las tumbas de Kohaku. Ella había recuperado el cadáver de su padre de la tierra deshonrada donde lo habían enterrado y lo trajo de vuelta a casa, junto a su amada esposa e hijo.

Luego, trabajaron todo el día bajo una ligera lluvia, reparando la casa. Sin duda, habrían avanzado mucho más rápido si Inuyasha hubiera estado allí, Sango pensó con irritación. Ella había hecho algunas reparaciones el año pasado cuando la visitó, pero ahora, con la ayuda de Shippo, avanzaron mucho más rápido y al anochecer el lugar era más que atractivo para cocinar y pasar la noche.

Al día siguiente continuaron con el trabajo en las puertas de la aldea y Sango llevó a Shippo a la cueva de Midoriko para mostrarle cómo su cadáver cristalizado había desaparecido y al final del día, decidieron pasar otra noche en el pueblo con la esperanza de la lluvia cesará.

Naraku se burló mientras sus tentáculos se estiraban en dirección a la esfera oscurecida. Su fría y cruel risa llegó a los oídos de Sango e hizo que la sensación de hielo que había tomado su cuerpo desapareciera. Ella sintió que su sangre hervía en su lugar.

Cuidadosamente, dejó el cuerpo inerte de Kohaku sobre la hierba quemada y le besó la frente mientras ella cerraba los párpados con una mano temblorosa. Luego agarró a Hiraikotsu con tanta fuerza que sus uñas sacaron sangre de su palma. En ese momento, el dolor fue bueno.

"Vámonos, Kirara", dijo ella con voz dura e inerte mientras montaba el fuego neko y ambos salieron al aire.

"¡NARAKU!"

Un feroz grito hizo que el vil monstruo girara su cabeza y de repente, vio su premio fuera de su alcance cuando Hiraikotsu empaló su apéndice, luego la taijiya, frenética, siguió golpeando sus miembros con su boomerang, impidiéndole llegar al precioso Shikon no Tama. Su ataque fue despiadado e incontrolable y logró hacer retroceder a Naraku, pero no antes de que la azotara con su tentáculo, enviándola a ella y a Kirara al suelo con tanta fuerza que se podían escuchar los huesos partiéndose y un largo y doloroso gemido dejó Kirara mandíbulas. Su ama no pudo ni siquiera murmurar un sonido.