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No sé qué hacer...
Con su mirada me exige una respuesta y yo hasta muda me he quedado, ¡maldita sea!

—David —balbuceé.

—¿Tú mataste a Olivia? —demandó de nuevo.

—Escu... escuchaste mal —tartamudeé sintiendo todo girar a mi alrededor.

—¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?

—David no, por favor... olvida esto...

—Confía en mí. Si me dices la verdad yo prometo no delatarte pero demuéstrame que me tienes suficiente confianza.

¿Y ahora qué demonios hago?

—Sí... yo lo hice pero no quise hacerlo, la rabia me consumió y no supe lo que hacía —confesé.

—Ella te humilló frente a todos, entiendo que quisieras vengarte...

—Pero no quería matarla. La golpeé muy fuerte contra el piso y no despertó más, me desesperé y sepulté su cuerpo... Maldición, ¡soy un monstruo! —lloré y él me abrazó muy fuerte.

—No eres un monstruo Katrina. Enojados hacemos y decimos cosas de las cuáles nos arrepentimos muy tarde, ¡demasiado tarde!

—No quiero ir a la cárcel David. Estoy muy asustada.

—Nunca te voy a traicionar. Desde hoy quiero que me consideres tu mano derecha en todo, quiero estar contigo en cada momento y confabularnos, no tienes nada que temer preciosa —susurró a mi oído y mi piel se erizó.

Sentí algo similar a lo que aquella pobre niña sentía cuando estaba con su único amigo... 

—Gracias —le agradecí en un sollozo y, nuestros ojos se encontraron permaneciendo fijos en los del otro.

—Eres tan hermosa... tanto como lo era ella —murmuró acariciando mi mejilla con ternura.

—¿Lucy?

—Sí... ¿Sabes? Todas las noches pienso en ella y apareces tú. No entiendo la razón, pero pienso que tal vez sería exactamente así; preciosa, exitosa, y lo único que cambiaría, es que seguiría siendo sólo mía.

—Se nota que la sigues queriendo —mencioné y en ese preciso momento, sus labios se posaron sobre los míos, paralizando cada milímetro de mí.
Sus manos bajaron a mi cintura y yo en vez de detener el beso, lo seguí deseando que no acabara.

Nos alejamos poco a poco y nos miramos; una sonrisa iluminó su rostro y unió su frente a la mía, para después decir en voz muy baja:
—Estoy jodido Katrina Montekbull. Me enamoré de de la jefa y mejor amiga de mi prometida... Soy un desgraciado, ¿no es así?

—Ella no tiene que saberlo.

—Pero es tu mejor amiga...

—David, por lo mismo te lo digo, ella no es una blanca paloma —afirmé.

—Al demonio con ella. —Volvió a besarme y el mundo se detuvo por un momento.

Pasaron varias horas y las he pasado con David en su departamento; ahora sé más cosas de él, de los Baylee, y por supuesto, de mis adorados compañeros de la secundaria.
Y no... no hemos tenido sexo...

—Entonces, ¿te hiciste tu primer tatuaje una semana después de terminar la secundaria? ¿Qué? ¿El estúpido nombre de Alessia Baylee y un corazón? —cuestioné con un tanto de ironía.

—No, no soy tan cursi —me respondió y tras unos segundos añadió: —. ¿Quieres verlo?

 ¿Quieres verlo?

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Operación Katrina© || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora