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— Está será tu última noche aquí —dijo mientras movía el vino dentro de mi copa

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— Está será tu última noche aquí —dijo mientras movía el vino dentro de mi copa.

— Fue agradable, me gusta quienes somos juntos.

Jackson, estiró su mano hasta rozar la mía y me llevo a la pista de baile. Eran pocas las personas que estaban ahí y la canción que sonaba de fondo era suave.

Would you lie with me and just forget the world?" Jackson, cantaba la canción en tono bajo cerca de mi oído, incitándome como decía la canción a olvidarme del mundo.

En sus brazos en ese preciso momento podía hacerlo, olvidarme del mundo y simplemente estar así con él moviéndonos al compás de la música, no había prisas o despedidas tristes, tan sólo éramos nosotros dos bailando una canción lenta sintiendo nuestros corazones latir.

Era demasiado pronto para ponerle nombre a lo que ambos sentíamos, la canción, que seguía sonando de fondo, dejaba que mi imaginación volará en que podía ser demasiado pronto para darle nombre a un sentimiento, pero, aunque, nuestra última noche es nostálgica, se sentía mágica, como si ambos debiéramos pertenecer el uno al otro.

La canción me parecía hermosa y lo era aún más por la sensación de que simulaba una declaración de que esto podría no ser el final.

— Tú y yo perseguiremos los coches, Margarita.

— ¿Por qué? —dije divertida, aunque sabía que era haciendo alusión a la canción.

— Porque esta no será nuestra última noche, ninguna lo será porque tus ojos perfectos me tienen atrapado.

La misma canción que, Jackson, había cantado para mi aquella noche, nuestra última noche en este lugar, ahora sonaba en sus notas finales, cerré los ojos disfrutando de la parte final de la canción.

Parecía irreal el que me encontrara con una réplica del pasado, tan sólo que esta vez, Jack, no estaba a mi lado para revivirlo, no podía estar conmigo. Pero mientras Chasing cars sonó pude sentirle cerca de mí, como si esa canción fuera un recordatorio que ni siquiera está noche sería la última en la que estaríamos juntos.

En ese preciso momento comprendí que una vida sin, Jack, jamás sería una vida en soledad poque aún sin estar, cada cosa me llevaría a él una y otra vez.

Dicen que cuando encuentras al amor de tu vida no importa si este fue el primero o el segundo o incluso el número mil, nunca le olvidas, nunca logras dejar atrás ese amor si fue el verdadero. Había tenido suerte de encontrarle sin esperar tanto en vida para hacerlo, existían personas que pasaban toda su vida buscando ese amor, esa mitad perfecta, y yo la había encontrado en un momento fugaz y siendo joven, se puede decir que la vida me había sonreído.

Jackson, había llegado en el momento menos esperado dándome la alegría que creía nunca tendría, me dio esperanzas y añoranzas, fue mi motor en mis sueños más locos o repentinos.

Luego de excusarme, dejé a, Sean, en el hotel y vagué un rato por las calles del pueblo antes de finalmente llegar al restaurante y sentarme frente a la barra.

Pedí una margarita, una en honor a, Jack, por todos esos sueños que cuando despertará seguiríamos compartiendo, perseguiríamos carros juntos, les enseñaríamos a nuestros hijos que el amor siempre será más fuerte que el dolor. Ahora, en este preciso momento podía soñar y desear lo que quisiera, tal vez Jackson, no estaba, pero yo lo sentía cerca de mí, añoraba cada una de sus palabras, pero también tenía la esperanza de que el tiempo hiciera que estas volvieran.

Con mi margarita entre las manos la levanté y sonreí, sonreí con lágrimas recordando todas y cada una de las promesas, de los besos y sueños que, Jackson, y yo habíamos compartido y que estaba segura compartiríamos pronto.

No importaba quien estuviera o quien pudiera verme, no me importaba mi aspecto o lo que otros podían creer al verme ahí, en ese estado que quizá podía verse desde fuera como ebriedad, pero nada de eso me importa.

Tan sólo podía sentir una felicidad triste, algo contradictorio pero real ya que así era como yo me sentía, ¿Podía ser eso depresión? pues no lo podía saber a ciencia cierta, pero mi felicidad estaba teñida de tristeza.

Es increíble como un recuerdo feliz puede traerte tanta tristeza en tan sólo unos segundos, mientras miraba el cielo sosteniendo mi bebida pensaba en todas las cosas que Jack nunca me alcanzó a decir o las que yo no tuve oportunidad de decirle en mis votos matrimoniales.

Puede que estuviera mal el haber venido con un amigo a este lugar o incluso peor, que para cuando regresara los padres de, Jackson, hubieran decidido que ya no tenía sentido esperar más, de solo pensarlo mi corazón dolía, aunque en algún momento lo consideré, pero al estar aquí en este lugar, podía sentir a, Jackson, no de una manera ausente como me sucedía cada tarde en el hospital, aquí realmente podía sentirlo a mi lado, así su cuerpo no estuviera cerca del mío.

Suponía que era debido al lugar y lo que este representaba lo que me hacía sentirme de esa manera, en realidad las razones poco importaban.

— Tu margarita no te ha olvidado, cariño.

Mis palabras se las había llevado el viento, no esperaba una respuesta, pero esperaba que de alguna forma estás llegarán a, Jackson, porque ya no quería seguir viviendo a base de recuerdos.

— Te extraño, cariño...

— Te extraño, cariño

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Frágil [1° Trilogía Puntos De Quiebre ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora