Día 5 Algo en mi

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Volaba a gran velocidad buscándola en los alrededores con cierta desesperación.

Estaba angustiado, aunque no comprendiera del todo por que; ella sólo era un humano como cualquier otro, como tantos que absorbió y ya estaban muertos.
Pero no, ella no podía estar muerta, no debía.
Era mucho más difícil buscarla sin ayuda del ki.
No supo cuanto tiempo pasó hasta que vio parte de una melena naranjiza y risada en el bosque.

Bajo temeroso acercándose a revisarla, estaba tumbada en el suelo inconsciente pero viva aunque seguramente débil. Se dio cuenta de una herida profunda en el tobillo, era un corte con bastante sangre.

Sonrió con alivio mientras la cargaba con cuidado. — Pensé que habías muerto, chiquilla tonta.— decía abrazandola un poco antes de llevársela volando, en el camino sintió como Layla tenía algo de fiebre.
Pronto llegó a esa ciudad cercana donde había ido antes ya varias veces.
Se quedó de frente a una ventana de un piso alto de la clínica. Esta era amplia como para que él pudiera pasar y fue lo que hizo; se cubrió en un escudo de energía con la muchacha en brazos mientras el cristal se hacía pedazos.

Vio un médico que asustado se ocultó tras un biombo.
— Espere.— dijo mientras desvanecía el escudo. —Quiero que la atienda. Y más le vale que lo haga pronto o acabaré con todo este lugar. — sentenció Cell con confianza mientras seguía al hombre, era un médico ya algo mayor este con temor y al no tener más opción lo guió hasta una cama donde el androide recosto a Layla para que el doctor la revisará.
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Despertó algo confundida, no identificaba el lugar donde se encontraba, quiso incorporarse pero noto un dolor en la pierna izquierda.
— No te levantes aún.—dijo una voz familiar, ella sonrió al ver que se trataba de Cell, estaba sentado en un sofá para las visitas.
Miro su pierna tenía unas gasas, al tocar por encima pudo sentir unos puntos.
—Recuerdo que me mordió una serpiente o algo. No supe que hacer, entonces me hice un corte para sacar el veneno pero empezó a sangrar demasiado. — explicó la chica. Él tenía una expresión bastante neutra.
— Luego caminaste un tramo y te desmayaste... — agregó él sin quitarle la vista de encima.
Ella asintió.
—Eso te pasa por irte de esa manera.— dijo él.
Layla se cruzó de brazos con molestia.
—No; eso pasó por eso tan feo que dijiste.— reclamó.
El doctor escuchaba su conversación con cierta incredulidad. Cell le dirigió una mirada amenazante a lo que el anciano se apresuró a retirarse.

Layla estaba bastante dolida aún. Nunca nadie le había dicho algo como eso antes, estaba seria sin decirle mucho.

De debajo de su ala sacó un pequeño adorno para el cabello, ese fue el objeto que recogió en la ciudad. Se acercó para ponérselo en el cabello con cuidado.
Layla parecía sorprendida.
— ¿Qué es? — preguntó tocando el pasador que tenía una flor y un par de hojas de metal.
— Aquella vez lo vi en la ciudad.— dijo simplemente.
Layla entendió que aquello por sencillo que pareciera significaba mucho más.
Sonrió tomando el móvil poniendo la cámara frontal para verse como si de un espejo se tratara.
—Es muy hermoso, te lo agradezco.— dijo antes de tomar la mano del androide.
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Aquello era difícil de explicar para él, una calidez lo invadía mientras estaba a su lado; antes estaba aterrado al pensar que algo le había sucedido, y ahora tenía esa sensación de bienestar.

Se quedó un rato con ella que no tardó en ponerse parlanchina como era su costumbre.
—Este es Bigo, es mi gato.— decía mostrándole bastantes fotografías del animal que tenía en el teléfono. —Ya es algo viejo, duerme casi todo el tiempo.— explicó ella.
Cell prestaba atención a la joven. —Ahora que lo recuerdo, te atreviste a tomarme fotografías.— dijo él acercándose para mirar mejor.
Layla sonrió.
— ¡Oh sí! Muchas.—  dijo mostrándole bastantes fotos de él, unas muy desenfocadas o movidas. — bueno, no podía acercarme mucho y pues no te hacen justicia.— comentó algo ruborizada.
Cell la abrazo agachándose un poco ya que ella estaba sentada en la camilla. — Hazlo de una vez.—dijo Cell.
—¿Eh? Hacer... ¡ah! Si, si. — dijo nerviosa de pronto tomándose una selfie a ambos.
—Oye, mira esto es genial. — decía poniendo algo en el móvil. — Son filtros. Abre la boca. —dijo divertida.
—¿Abrir la boca? Pero que...
—¡Anda!
—... — abrió la boca sin entender para que; la cámara hizo un efecto que simulaba que este vomitaba arcoiris.
Layla soltó una carcajada. Si bien no le gustaban ese tipo de  bromas, el hecho de verla feliz llenaba algo en su interior lo suficiente como para que le permitiera esos juegos.

Casi anochecía cuando se la llevó del hospital, la llevaba abrigada con una manta.

Una vez cerca de la plataforma Layla instaló la casa cápsula nuevamente.

Cell estaba algo serio, regresar a la plataforma le hacía volver a la realidad, esa de la que Layla le permitía escapar por momentos.

—¡Oye, Cell! ¡Ven! — gritó asomada por la ventana.
Este dirigió la vista a ella ¿Ahora que quería? Este voló aterrizando a pasos de la casa.
—¿Qué sucede ahora?—
Ella tomo un poco de aire, como armándose de valor.
— Cambié de opinión. —dijo poniéndose más y más roja. —bueno, sobre lo de ayer. Decidí que quiero hacerlo.— dijo más segura.
Cell fue hasta la ventana agachándose un poco antes de dar otro beso suave y pasional en sus labios, más allá de la idea de que podría dar rienda a sus deseos había algo más que se sentía pleno dentro de él.

(Cell x Oc) Siete días contigo  +18 DBZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora