Detrás de mis sombras (editando)

Introducción

Ahi estaba, ya habia leído todo lo que necesitaba leer, entonces lo deje Ahi, sinbe esa mesa de vidrio oculto ente toda esa plata y las cartas. Las paredes de madera oscura y opaca reflejaba años de maltrato y descuido, el humo del aire hablaba mi vista y se volvía más molesta a cada segundo. Quien diría que todo eso se perdería cuando llegue la Policía, lo que me recordó que debía salir de Ahi, entonces empeze a correr, sin darme cuenta se me habían caído los anteojos, pero mis apurados pasos no me daban otra opción que seguir corriendo por que la Policía ya habia llegado a ese lugar, y yo estaba a unos pocos pasos de escapar de ahi.

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Iba a 180km/h, la carretera me daba la opción de acelerar cada vez mas. Los policias me rogaban cautelosamente que detenga el vehículo, ellos no querían dispararme y mucho menos llevarme preso. Creo que esa fue una buena ventaja para lograr despistarlos y escapar, aunque, no eran estúpidos, ellos me habían dejado huir. Supongo que todo lo que hice en el pasado rinde sus frutos ahora.

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Ellos me exigían que para Seguir en esto debía marcharme las manos con sangre, aunque yo siempre me impuse a eso solo por el hecho de matar a una persona, tan solo el hecho de quitarle su vida me dolía en un lugar demasiado recóndito en mi, aunque nunca me habia importado eso antes. Supongo que era como se veía, sus ojos tan tristes me hacían un nudo en la garganta que me dolía gravemente, Me robaba que no dispararaba entre todos esos sollozos y temblaba como si fuera el peor día de invierno. Pero.... Era su vida o la mía, en muchos casos hubiera dado mi vida antes que todo, pero no era uno de ellos, asi que fue lo que me impulsó a jalar ese tan frio gatillo. Aturdido y atónito por ese estruendo tan espantoso regrese unos vagos pasos atrás mientras me sujetaba la cabeza con ambas manos y horrorizado por el daño que había provocado, un daño que jamás podría reparar.

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Aceleraba delicadamente el pedal de mi auto, giraba de izquierda a derecha el manubrio y la caja de cambios siempre se quedaba igual, una que otra vez cambiaba pero dolía ser siempre las misma. Iba por las calles de esta tóxica ciudad, mientras mi auto desaseleraba lentamente por culpa de ese semáforo en rojo, una mujer que me ofrecía servicios de su cuerpo a cambio de dinero se me hacerco a la ventanilla de mi auto diciéndome esas palabras tan apelativas. Auque me negué a su propuesta ya que no la consideraba nisiquiera un poquito atractiva, bah, a nadie la consideraba Asi desde Ela.