la libertad

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Los primeros rayos de sol arañaban mi cara. Era un sol que ya quemaba por lo que abrí los ojos lentamente hasta conseguir desperezarme complemente y sentarme al borde de la cama reflexionando lo que se venía en este día.

Hoy era la final del campeonato regional de la liga de fútbol femenino. Solo si conseguía ganar podría lograr mi sueño de estudiar música en Miami y alejarme de Texas de una maldiga vez. Lo necesitaba con todas mis fuerza; no solo por mi, sino por ella.

Logré levantarme de la cama y al desbloquear el móvil me encontré con sus mensajes. Ella me deseaba la mejor suerte del mundo y sabía que iba a jugar como yo mejor sabía, con la fuerza que tenía y con el espíritu ganador que me definía. Por algo era la capitana de las liones club de fútbol.

El equipo me había ayudado en todo. Pero sobretodo habíamos creado un vínculo impresionante.
Gracias a ella había conseguido salir de la depresión en la que entre cuando murió mi abuela, de la que me constó horrores despedirme.
El deporte supo hacer que todo en mi vida volviera a su curso.

Desayune una infusión con unos cuantos tigretones y salí a la puerta donde me encontré con mi amiga Nerea.

—Miriam, estoy muy nerviosa de verdad, quiero ganar con todas mis ganas que Aitana y yo tendremos una cita si ganamos.—se rascó la cabeza nerviosa y yo no pude evitar a estallar en una carcajada.

—Peque tendrías la cita con ella de todas formas—la rubia se puso roja a lo que yo no pude evitar reír más—De todas formas, vamos a ganar, tenemos que ser positivas.

—Eso espero Miriam, no quiero volver a ser la pringada que siempre pierde todo.

—Nere, tú no eres ninguna pringada. Que el año pasado quedaremos últimas no fue tu culpa, eres muy buena como defensa y lo sabes.—le abracé porque sabía que necesitaba un abrazo.

—No se que haría sin ti, Miriam.—suspiró y volvió a abrazarme.

Somos un equipo, hecho una mierda a veces, pero un equipo.—la chica sonrió ante lo que dije y seguimos nuestro camino en silencio.

Llegamos hasta la Cafetería Salva donde Mireya nos esperaba con algunos platos de humus, unos bollos y plátanos para tener energía en el encuentro que teníamos que disputar.

—Amigas que he traio' garbanzo batio' porque Marina me lia la del pulpo si no pongo comida vegana o cosas de esas de las que no entiendo.—Nerea y yo reímos ante la intervención de nuestra amiga.

—Mire, que se llama humus no garbanzo batio'.—le explique sin dejar de reír.

—Pues eso, lo mismo es.

De repente Agoney y Raoul salieron con su uniforme de animadores y con el pelo revuelto del baño. No podía ser más obvios.

—¿Tenéis que animaros vosotros ante de animarnos a nosotras no?—alcé una ceja Graciosa mientras Agoney se llevaba una mano a la cara y Raoul se ponía rojo de la vergüenza.

—Solo estaba ayudando a Agoney con algunos pasos que se le habían olvidado.

—Ellaaaaa mentirosa.—Mireya y yo reímos mientras Nerea fue la excusa perfecta para que ellos hicieran que no se habían enterrado de nada de lo que habíamos hablado ya que la chica se les abalanzó encima a abrazarles.

Estaba conversando con Mireya cuando se de repente la vi entrar a la cafetería. Era como una diosa con su uniforme de animadora. Su pelo liso y rubio cayendo por su espalda mientras sus ojos verdes me devoraban con la mirada.

Esa era la chica de la que estaba perdidamente enamorada, la chica que me tenía loca pero que ocultaba por miedo a mis padres ya que tenían una mentalidad muy cristiana y a la antigua. Además en este pueblo quien era diferente al resto acababa mal.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2018 ⏰

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