Capítulo Único

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May Carleton bajó de la hermosa yegua que montaba y suspiró, ¡otra vez recordando a Thomas Shelby! Las lágrimas inundaron sus ojos y las limpió rápidamente para que Mickey no lo notara

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May Carleton bajó de la hermosa yegua que montaba y suspiró, ¡otra vez recordando a Thomas Shelby! Las lágrimas inundaron sus ojos y las limpió rápidamente para que Mickey no lo notara. Ella le entregó al animal y se alejó para refugiarse en la soledad de su enorme casa. ¡No quería pensar en él! No debía pensar en Tommy, pues cada vez que lo hacía, su pobre y frágil corazón volvía a fragmentarse y el dolor la atormentaba. ¿Por qué tuvo que enamorarse de ese hombre? Se preguntó mientras se servía un poco de ginebra con agua tónica. Recordó la primera vez que lo vio en esa subasta, sus ojos no pudieron despegarse de él y no descansó hasta saber quién era. Se había emocionado cuando él la había llamado para pedirle que entrenara a su yegua y se reunieron en Birmingham. También recordó todas las veces que hicieron el amor y cómo después él la había abandonado, diciéndole que amaba a otra mujer. Ese día se juró no ceder de nuevo a los encantos de ese hombre.

Thomas Shelby se había casado con esa rubia a la que había visto en aquella carrera, también intercambió unas palabras con Tommy, quién le pidió que lo esperara en el bar, ¡pero él no se presentó! Y tanto ella como Grace se quedaron esperando. Poco tiempo después, May se enteró que Tom se casó y se había convertido en padre de un niño. Sin embargo, después de esos acontecimientos, ella no volvió a cruzar palabra con él; solamente mantenía una correspondencia sobre negocios y los avances de sus caballos de carreras. Lo que ella menos deseaba era volver a verlo.

May estaba por servirse su segundo vaso de ginebra cuando los pasos apurados de su ama de llaves la sacaron de sus pensamientos.

-¡Señora Carleton, señora Carleton! – Gritaba la mujer llevando en sus manos un sobre.

-¿Qué es lo que sucede? – Preguntó May un poco preocupada ante el comportamiento de su sirvienta - ¿Son malas noticias?

-Han asesinado a la esposa del señor Shelby – Murmuró la mujer – Le traigo el periódico donde está la nota y un sobre que llegó de Londres.

May tomó el periódico y comenzó a leer la información respecto a la muerte de Grace Shelby. ¡No podía creerlo! Era seguro que Tommy estaba devastado por los acontecimientos. Debía enviar un mensaje a Thomas para darle sus condolencias y pediría que le enviaran también unas flores. Le echó un ojo al sobre, ¡sólo negocios que ya podrían ser tratados más tarde! May se sentó en su escritorio y tomó su pluma y unas hojas de papel para comenzar a escribir una carta para Tommy.

*****

Tommy se despertó, la brisa fresca golpeó su rostro y se incorporó mientras aspiraba los olores que el viento llevaba esa mañana. Había vuelto a dormir a campo abierto, no podía estar dentro de esa habitación y mucho menos por las noches, sin Grace a su lado. Ya nada tenía sentido para él ahora que ella había partido. Le dolía el corazón y cada vez que su hijo Charlie preguntaba por su madre, se le hacía un nudo en la garganta y no sabía que contestarle a su pequeño hijo.

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