Capítulo 7: "Crush"

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La música esta alta, y las luces centellean a un ritmo que te ciega. Hacía un tiempo no salía con mis amigos a un boliche, y estoy feliz de estar acá, bailando hasta que el cansancio.
Gerónimo, está bailando detrás mío con una mano en mi cadera y la otra en la cintura, más pegados de lo normal, cumpliendo su rol de falso-novio-oculto. Recibimos alguna mirada inquisidora de nuestros amigos, a lo que mi queridísimo amigo no tuvo mejor idea que reponder dándome un beso en el cuello, debajo de la oreja. Me giro para quedar frente a él, y me acerco a su oído tratando de hablar lo suficiente fuerte para que él me escuché y lo suficientemente bajo para que los demás no.
-¿Qué fue eso?
-Creí que era adecuado, lo siento.
-Avísame, -me mira -de alguna manera.
Seguimos bailando juntos, bailamos todos con todos, las chicas juntas en trencito, y así un rato hasta que estoy muriendo de calor.
-Chicos, voy a comprar agua. ¿Alguno quiere algo?
-¡Yo! ¿Me traes un daiquiri de frutilla, por fa?- Nicole rebusca en su bolso.
-Deja, invito yo.
-Te lo debo, gracias.
Me alejo del círculo que forman mis amigos e intento mirar por encima de la gente dónde está la barra más cercana. La más cercana está cerrada, así que la próxima es en la otra pista de baile. Me dirijo allí y... mierda, está repleta.
Luego de unos 10 minutos estoy intentando salir de la fila sin que se caiga el daikiri. Sonrío triunfante cuando lo logro y me encamino hacía la otra pista, mientras intento destapar la botella de agua. Lo consigo, justo a tiempo para que alguien me choque y me empape con daiquiri y agua, también caigo al suelo, notando mis mejillas coloradas, me levanto lo más rápido que puedo. Agradezco mentalmente no haber bebido alcohol pero no tanto el llevar zapatos altos. Todo eso en menos de 20 segundos y quien me empujó esta terminando de pasar sin darse vuelta.
-Idiota.
Agarro el vaso de daiquiri vacío y la botella media llena del suelo. Cuando levanto la mirada hay alguien mirándome fijamente, alto, alucinantes ojos azules, cabello revuelto, ceño fruncido, señalándome:
- Escuché eso.
Ay, mierda... me enamoré. Sacudo un poco mi cabeza para borrar la confusión de mi mente.
Sí, él me empujó. Sí, lo insulté, ¿y qué? Fue con razón y no esperaba que volviera por un simple insulto, mucho menos después de haber pasado de mí sin pedir perdón.
-Sí, ¿y? Era la idea que escucharas lo que sos después de ni siquiera lamentarte.
Me mira fijo, y creo que me tiemblan las rodillas... Ay, ¡por favor!
-Está bien, perdón, realmente lo siento.- se acerca a mi- ¿Estás bien?
-Sí, ¿por qué no? Estoy bañada en vodka y frutilla, ¿vos? ¿Todo bien?
Bueno, al menos mi cerebro todavía capta que estoy molesta con el actractivo hombre que tengo a 25 centímetros... Creo que puedo oler su perfume... Me pregunto a qué saben sus labios. NO. ¡YA BASTA, CEREBRO!
Me da una media sonrisa.
-Entendí, no hace falta la ironía. - saca su billetera de sus pantalones vaqueros- Toma, te los compraría yo mismo, pero estoy realmente apurado- me tiende un billete, es más que el doble de lo que pagué.
-No quiero que pagues por nada, solamente las disculpas. Buena vida.
Me giro para irme.
-No, no, de verdad, toma- agarra mi mano y lo miro a los ojos y después su mano en la mía. Él sonríe (mi corazón da una voltereta) y cierra mi mano entorno al billete - Lo siento.
Y se va. Y ahí quedo, embobada mirando cómo se va, seguido de dos hombres y una mujer. Parecen ir con prisa realmente... ¿Acaso estoy babeando?

-¿Dónde estabas? ¡Nos hiciste asustar, Amelia! ¿Y qué es ese olor?, ¿te emborrachaste en los 15 minutos que desapareciste?
Muy típico de Ana, ser la madre del grupo.
-¡Dios! Pareces Carrie después de esa escena en la que le tiran sangre de cerdos.
-Un tipo me chocó y se derramó en mí el daiquiri que era para Nicole, no me emborraché. Y si ya terminaste de retarme voy a ir al baño a limpiarme un poco y después voy a irme a mi casa. Ah, y tené cuidado, Gastón, no me llenes de ira, puedo tener poderes telequinéticos.
Gastón es el más miedoso del grupo, siempre que podemos le jugamos alguna broma... bueno, solo yo lo molesto. Así como Ellen molesta a Andy.
¿Vieron alguna vez a The Ellen DeGeneres Show cuando asusta a los famosos, y a su productor Andy? Bueno, así más o menos.

-¿Por qué sonreis? - me mira extrañado -¿Y por qué te vas? Llegamos hace una hora- Y eso era típico de Martín, no importaba cómo, pero él no se iba hasta que el lugar no se vaciaba.
Muevo la cabeza para borrar mi sonrisa.
-No sé. Quizá porque apesto a alcohol y frutilla, estoy mojada, pegajosa y estuve en el suelo, también me parezco a Carrie - miró significativamente a Gastón, él aparta la mirada -, ¿es eso suficiente?
-Tincho, ella tiene razón, podemos volver a salir mañana u otro día.
-No, Nic. Chicos, yo me voy, ustedes quédense. Vine en el auto, no tomé, tengo cómo irme.
-Ames, ¿estás segura?
-Sí, Nico, estoy segura.
Sentí una mano en mi hombro y miré por encima para ver a Gerónimo:
-Me voy con ella. ¿Te espero en el auto mientras vas al baño o queres que te acompañe?
-Eh, no... Toma, -le tendí las llaves- entra, pero manejo yo.- saludo a los chicos y cuando llego a Ana tiene su mirada de "¡Ajá, yo sabía! Vas a tener que contármelo todo". Genial, otra vez darle explicaciones.

Cuando me estoy dirigiendo a mi auto un grupo de personas llama mi atención. Me toma dos segundos darme cuenta que estoy mirando a mi futuro esposo... agh, ya basta, dije. Es el hombre... muchacho, no sabría adivinar su edad, que me chocó. Detrás de él están quienes lo siguieron cuando se fue, y de frente tiene a una mujer casi de su altura, le está hablando. Pero dejo de mirar porque me siento incómoda haciéndolo. Eso no impide que logre captar un poco de su conversación mientras camino a mi auto que está a dos coches de distancia de donde ellos están.
-No estoy intentando decirte qué hacer, intento que entiendas que ella no es la culpable de nuestros problemas, no podes hacerle esto, Malena.
Él parece... ¿disgustado?, ¿enojado, quizá? Y ella está definitivamente fastidiada, con cara de impaciencia y de brazos cruzados.
Subo al auto y Gerónimo me mira:
-¿Qué?
-Te los quedaste mirando mucho tiempo.
-Ah, sí... uno de ellos es el que me llevó por delante.
-Parece que hay problemas en el paraíso.
-Supongo. Ana me miró con cara de "vas a tener que contarme lo que pase entre ustedes".
-Hablando de eso, perdón por los besos en el cuello.
Arranco el auto y salgo del estacionamiento.
- Um, vamos a tener que reacordar algunas cosas. Como por ejemplo, ¿vamos a besarnos frente a ellos?
-Eeeh, ¿estarías cómoda con eso?
-Creo que puedo hacerlo si la situación lo amerita. - lo miro y recalco- Sólo si lo amerita.
-De acuerdo. ¿Y qué hay acerca del sexo?
Me giro para mirarlo y él me está viendo serio, esperando mi respuesta. Le pego fuerte en el brazo y comienza a reír.
-¿No podes hablar serio por cinco minutos seguidos?
-Era sólo una broma. - frota su brazo- Me dolió.
Me encojo de hombros: -Fue intencional.
Pongo un poco de música y veo que todavía son las 2:24 a.m., todavía temprano para una noche de viernes.
-¿Vas a ir para tu casa o te quedas en la mía?
-No lo sé. ¿Qué me sugeris?
-Que te quedes.
-Ah, ¿ves? Yo no te golpeo cuando haces sugerencias sexuales.
-Agh, ¡Gerónimo! - vuelvo a pegarle, con el puño esta vez.
-¡Amelia! ¡No soy de goma, me duele!
-Bueno, ¡jodete! - suspiro -A lo que me refería, después podes invitar a alguno de los chicos a tu casa, sacar el tema y mencionar que te fuiste temprano, peeero no a tu casa. Con tu mamá cerca, para que escuche, saque conclusiones y eso. Igual ya sabes que ellos van a buscar la manera de sacar el tema con tal de escuchar a tu mamá dándote "la charla", otra vez.
-Te estás volviendo buena en mentir. No quiero ni pensar en lo que me va a decir mañana. Un día va desabastecer todo lugar que venda preservativos para abastecerme a mi.
-No me enorgullece volverme buena en éso.
Él hace una mueca herida. No quise echarle en cara que miento por él.
-Quizá no quiere nietos por tu parte. Debe tener miedo que salgan con tooodos tus genes.
-Ja, ja, ja, qué graciosa estás hoy.
Lo miro y sonrío como el Gato de Cheshire. Él niega con la cabeza.
-¿Kat y Andrew están todavía quedándose con vos?
-No, ya se están terminando de instalar en su casa. Así que no vas a tener la satisfacción de devolverme los golpes con patadas mientras dormís, vas a usar el cuarto de invitados.
-¿Segura no queres hacer cucharita conmigo?
Me da una sonrisa pícara. Le lanzo una mirada de advertencia.
-Segurísima.

Antes del amor [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora