Quise soltar un fuerte chillido. Quise morir ahí mismo, tal vez de alguna hemorragia. También quise saltar sobre mi madre y abrazarla.
Pero no hice nada, absolutamente nada, solo me quede ahí parada, sintiendo mis mejillas cada vez mas calientes.
Nunca en mi vida me había sentido tan avergonzada. Y es ahora donde no sabia que hacer, mi mente estaba de un color blanco, y solo podía imaginarme al chico riéndose de mi desgracia femenina.
Mi mama desde lejos me observó con sus ojos abiertos al máximo, note como sus labios se movían, pero no escuche absolutamente nada, estaba en mi mundo, sintiéndome avergonzada
—¿Estas bien?— Preguntaron a mis espaldas, pero no pude responder—¿Por que estas sangrando?¿Te hiciste algún corte? Déjame ayudarte.
Cuando vi que se levanto del asiento y se acerco a mi solté un gran chillido. El asustado se detuvo y me observo con temor.
—No te acerques, por favor—murmure.
—¿Te estas haciendo daño?—negué con la cabeza—. Dime algo por favor, me estas asustando.
El toco mi brazo, mi cuerpo se congelo por completo, estaba demasiado avergonzada.
Justo en ese instante mi madre llego, y rápidamente separo al joven de mi. Ella se situó frente a el, y golpeo suavemente su pecho, dejando sus manos ahí por varios segundos. Rodee mis ojos, maldita pervertida.
—Tranquilo muchacho. Ahora yo me hare cargo—le dijo para luego voltear y entregarme una camisa, con rapidez la ate a mi cintura.
Voltee observando por unos segundos el rostro de chico, pero de inmediato baje mi mirada, cerrando mis ojos con fuerza.
Sentí la mirada de el sobre mi, pero aun así no subí mi mirada. Nunca en mi vida había sido tan humillada. Mi madre pronto se reirá de mis desgracias y se lo comentara a todos los nuestros familiares. Así es mi madre.
Ella tomo mi brazo y me obligo a caminar. Ella me llevo hasta el baño y me senté en el inodoro, para luego tapar mi rostro con ambas manos y gritar.
—Nunca había visto a una chica con tanta mala suerte—rio mi madre, cruzando sus brazos sobre su pecho
—Y soy tu hija, de alguien tuve que heredarlo—conteste, observándola con mi ceño fruncido.
—Y como te amo, iré a buscar a alguien que tenga algún protector—ella aviso, abriendo la puerta.
—Mama, de las grandes, por favor—mordí mi labio, sintiendo como mi rostro se tornaba rojo.
—Ruega a que encuentre alguien que tenga.
Ella cerro la puerta a sus espaldas y en aquel momento quise llorar de la desesperación.
Perfecto, conozco a un chico, malditamente caliente, intento coquetear con el, sale asqueroso, ya que con mi vomito verbal a nadie conquisto, luego me entero que tiene una novia o alguna conquista, y para finalizar, mi periodo llega justo delante de el.
¿Lo peor? Que el vio mi pantalón sucio. ¿Algo mas humillante que eso? No lo creo.
Llevo mis brazos hasta mi estomago y hago presión ahí. Esto duele como los diez mil demonios.
Me sobresalte cuando golpearon suavemente la puerta, suspire profundamente.
—¿Tan rápido los encontraste, mama?—grite, sacando mi labio inferior.
—Creo que no luzco como mujer—respondieron abriendo la puerta.
Mi respiración se corto cuando la cabellera rizada del chico, se asomo por la puerta. Mis sentimientos de llorar nuevamente llegaron a mi.
—¿Qué haces aquí?—pregunte en un inaudible sonido.
—Estaba preocupado, necesitaba saber si estabas bien— sonrió, entrando y cerrando la puerta a sus espaldas.
—Estoy bien, solo me siento un poco humillada.
—¿Humillada?
—Si —asentí
—Aun no entiendo lo que te ocurrió—hablo, acercándose.
El abrió su boca para pronunciar algo, pero justo en aquel instante mi madre ingreso, agitando el papel higiénico en su mano.
—Solo encontré esto, Dannie! —grito, lanzándomelo, con torpeza lo cogí, ella se dio cuenta del chico, y sonrió levemente—. No sabia que estabas ocupada, vuelvo en una largas horas.
—Mama, no, espera, necesito tu ayuda —pero ella me ignoro, y salió del baño.
—¿Estas enferma del estomago o algo?
En aquel momento quise lanzarme por el inodoro. ¿Es enserio? Me vio completamente manchada por mi periodo, y ahora el cree que estoy con un dolor estomacal, necesito un Grammy, por favor.
—No, tu ignórala —murmure.
—Vamos, seguiré insistiendo si no me dices.
—Es algo completamente femenino, por Dios. Estoy muy avergonzada—tire mi cabello y bufe.
—Femenino, lo capto, ¿Estas embarazada?
Rodee mis ojos y soñé con golpearlo , sin embargo no me gustaría arruinar aquel perfecto rostro. luego me arrepentiría de por vida.
—No, tonto. La verdad lo que esta ocurriendo es un signo de que no estoy embarazada —reí, acomodando mi ropa.
—Mmh, ¿Necesitas alguna pastilla o un preservativo? —intento nuevamente.
—Por supuesto que no, y si en algún momento necesitara, mi madre tiene millones de ellos debajo de su cama —rodee los ojos recordando el momento que me encontré con aquella sorpresa.
—Buen consejo, lo tomare en cuenta —Sonrió—. La verdad es que no se que te ocurre.
—Estoy con mi periodo —susurre muy bajo, escondí mi rostro entré mi cabello.
—¿Qué? No te escuché.
—Ya sabes, Andrés.
—¿Andrés? ¿Es algún novio o exnovio?
—No, Andrés, el que llega cada mes —levanté mi mirada.
—Ni idea.
—¡Mi maldito período llegó, imbécil!
Y creí que en aquél instante saldría corriendo, o tal vez se hubiese muerto de la risa.
Pero no, sólo se quedó quieto, mientras sonreía en grande. Fruncí mi ceño.
—La verdad es que ya lo sabía desde que te vi allá fuera —dijo, escondiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón
—Te odio —lloriqueé
—Entonces, ¿Necesitas que te ayudé? —preguntó.
—La verdad es que sí —me rendí, y me levanté del inodoro.
—¿Qué sucede?
—Necesito que me acompañes a comprar toallas higiénicas —murmuré, sintiendo como si un pozo se abría en mis pies.
—Michael está para servirle, señorita Dannie.
—Muchas gracias, Michael —Sonreí.
Juntos salimos del baño aún sintiéndome extraña por su comportamiento. Es decir, si yo fuera hombre, lo primero que hago es burlarme de la situación, para luego salir corriendo.
Pero él no lo hizo, sólo se quedó allí y ofreció de su ayuda. Más chicos como él en este mundo, por favor.
Cuando ambos salimos de la cafetería, desde lejos pude escuchar un gran grito, que de inmediato reconocí que provenía de mi madre.
—¡Danniella, estás con tu período, nada de relaciones sexuales, señorita, aquello es antihigiénico!
Éste día será catalogado como el día más vergonzoso de mi vida. Por supuesto.