IV

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Mediodía.

No se me salé la conversación con el cuenta cuentos mañanero de la cabeza, es increíble como con 5 cigarrigays de estos no logro el efecto de un Camel, pero bueno, ya son las doce, entro a trabajar en una hora, mejor me visto antes que nada, o quizá vaya desnudo hoy, le haría un favor al mundo exhibiendo mi hermoso cuerpo.

Camino básico a la floristería, ya perdí la cuenta de los cigarrillos, quizá regale los que me quedan. No escatimamos en gastos eh.

Ahí esta, la aburrida y repetitiva tienda, a veces es el único lugar donde estoy tranquilo, eso de que me gusten tanto las flores me hace pensar que la masculinidad no está siendo lo mio. Hay alguien en la puerta, quizá sea ub ladrón de flores, oh dios mio, tengo que llamar a la la flora. Espera, No puede ser ¿Otra vez?

-¡Florero!

-Tú

Ya me da hasta miedo encontrarmela en el baño.

-¡Tienes mi tarjeta!

-¿Tu tarjeta?

-Si, en el puesto de comida rápida, la chica intercambió las tarjetas cuando intentó con la tuya después de la mía

Oh, quizá eso explique lo de esta mañana en la estación.

-Así que eso era, bueno, toma tu tarjeta, devuelveme la mia, pero por favor, intenta ni tocarla tanto que tendré que pasarle mucho jabón y no quiero se dañe.

-Patán.

Había tardado en insultarme de verdad.

-Y por cierto, ya no tengo más flores que regalarte, así que puedes irte amiguita.

-Tranquilo, regalaselas a la chica de tu billetera.

Ugh.

-No la mencionas mas ¿Si?

-¿Por qué? ¿Acaso es un amor fallido o algo? Pobre chico de las flores.

¿No sabe cuando callarse?

-Vete de aquí.

-No, ahora me cuentas. Por todo el mal rato que me has hecho pasar.

¡¿Ella es la que está pasando malos ratos?!

-¿Contarte que? ¿Eres estúpida?

-Contarme quien es la chica de la foto.

-Eso no es de tu interés, anda a trabajar, que en cualquier momento Willy Wonka se va a dar cuenta que le falta un Oompa Loompa.

En serio que se parece a uno.

-Que te habrá pasado con ella, florecita.

-Te dije que no es de tu interés.

-Pues ya generaste la curiosidad, así que como hoy no tengo nada que hacer y te ganaste el odio suficiente como para generarme ganas de hacerte la vida fea, me quedaré.

Primera vez que veo esa sonrisa de hipocresía en su rostro, y creo que me da hasta mas miedo que la cara de furia de la otra vez.

-Bueno, si te vas a quedar no molestes, no me hables, no hagas ruidos y si me quieres hacer feliz, no respires.

Nunca me sentí tan seguro deseándole la muerte a alguien.

-Me parece perfecto.

No puedo creer que tendré que tener a este energúmeno todo el día sentada en la tienda, de seguro espantará a los clientes, ya me espanta lo suficiente a mi.

Uy, alguien en la puerta, primer cliente del día. Apuesto esta vez a que es un enamorado.

-Buonasera ragazzo.

Lucas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora