Capítulo 146

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Narra Lore

Mi pobre cuñado se comió una farola sin comerlo ni beberlo, y aún por encima ahí estaba el payaso de turno para meter cizaña.

Claro que ni Celia, ni mucho menos mi hermana ni yo nos quedamos calladas, mi hermana porque aunque no lo diga quiere demasiado a Jorge para que nadie se ande a meter con él después de pegarse una buena leche, y yo para defenderlo de individuos como el pistolas. Todo eso fue entre ayer a la noche y esta mañana, ahora nos encontrábamos en el bus camino del Loro Parque, casi llegando el director nos dejó caer como quien no quiere la cosa que allí dejaría a unos junto con los tiburones y los cocodrilos como no se portaran bien y estuviesen callados.

D. Francisco: aviso a navegantes, no les permito ni una más, a la mínima recogeran sus cosas y nos largaremos de aquí, y como se les ocurra desaparecer del grupo les mando de una patada a junto los cocodrilos y los tiburones, como aperitivo para ellos

Álex M: dire, ¿eso por quién va?

D. Francisco: por usted, por Viñales y compañía

Jorge M: que manía me ha cogido de repente

D. Francisco: ¿Dijo algo?

Jorge M: que estoy deseando entrar

Álex M: pero Jorge, los bajitos tenéis descuento

____: si Jorge es bajito, ¿yo qué soy? ¿Pitufina?

Álex M: pequeña, reconócelo, alta lo que se dice alta precisamente no eres, te has quedado pequeña, pero ojo, una cosa no quita la otra, estás de muy buen ver

¿He oído bien? ¿Le acaba de insinuar eso a mi hermanita? ¿De que va? Claro, que eso al ojiazul no le hizo tanta gracia, ni siquiera a la profesora ni mucho menos al director, porque le llovieron tortas por todas partes empezando por mi hermana y terminando conmigo.

Álex M: auch, pasáis de brutos

Eva: usted siga, que va a acabar lo siguiente a mal

D. Francisco: Márquez, ¿qué le acabo de decir?

Álex M: no lo sé, me ha amenazado tantas veces desde que entré por la puerta de la cafetería para desayunar que ya no me acuerdo

D. Francisco: para asegurarme de que no volverá a hacer de las suyas, usted y su amigo estarán todo lo que queda de viaje hasta volver al internado a mi lado y al lado de mi madre

Álex M: no hace falta

Maverick: hasta ahora me estaba portando bien

D. Francisco: no era una sugerencia, es una orden y señor Viñales, dale las gracias a su compañero

Maverick: hey Álex

Álex M: ¿Qué pasa?-torta que le crió- pero ¿qué os pasa hoy a todos? ¿Os habéis levantado con ganas de dar a alguien y ese alguien tengo que ser yo?

D. Francisco: que se calle, le voy a dar pero con ganas y con la porra, para ver si así aprende

Álex M: ¿Qué porra?

D. Francisco: esta- de la nada sacó una porra

Álex M: ¿De dónde la ha sacado?

Marc: no preguntes

Después de esto pudimos entrar sin ningún incidente más.

El lugar en sí es grande y muy bonito. La mañana en sí pasó rápido tanto que antes de comer nos llevaron al espectáculo de los delfines.

Medio espectáculo lo ocupábamos nosotros solos.

D. Francisco: bien, Márquez, Viñales y compañía ustedes a mi lado en primera fila

Álex M: dire, que hace mucho calor

D. Francisco: me da igual se aguantan, como hacen los demás

Maverick: al menos nos podría dejar a la sombra como a las chicas y no al sol

D. Francisco: dejen de quejarse como si fueran niñas, y si el problema es que se quema se echa crema solar

Álex M: ¿Por qué su madre puede estar a la sombra y con la nevera al lado y nosotros a pringar yendo a todas partes andando, al sol con el calor que hace y sin nada de beber?

D. Francisco: es una señora mayor, ¿quiere qué le dé un golpe de calor?

Álex M: que más da, si mala hierba nunca muere

D. Francisco: que se ponga aquí y deje de protestar

Álex M: si señor, dire

D. Francisco: ¿Qué quiere esta vez?

Álex M: un helado-dijo mirando al que tenía la niña a su lado

D. Francisco: aún no ha comido, el helado si quiere lo toma de postre

Álex M: es que tengo mucho calor

D. Francisco: me da igual, he dicho que no y es que no

Álex M: está bien-mirando para la niña- perdona bonita, ¿me das tu helado?

XXX: noo

XXX1: ¿No le dará vergüenza pedir un helado a una pobre niña?

Álex M: no se crea, es que no me dejan comprarme uno

D. Francisco: perdónalo, es que al pobre chaval es la primera vez que está por aquí y no sabe como comportarse, de verdad que no se lo tenga cuenta, al pobre lo sacas de las motos y ya no es persona

XXX1: está bien, pero que sea la última vez

D. Francisco: prometido

Una vez que la madre y la niña se fueran lejos, muy lejos de donde nos encontrábamos nosotros, el director le echó la bronca del quince.

D. Francisco: ¿Se puede saber en que estaba pensando al pedirle el helado a la pobre criatura? Es que no aprende, se acabó usted y yo vamos a tener una charla con su madre al llegar al internado y como siga por ese camino se le acabaron las motos

Marc-apareciendo de la nada, pues todo el camino estaba con los dos Jorges y Fabio-: señor director, ¿podemos hablar un momento?

D. Francisco: está bien

Marc: a solas

Al cabo de unos minutos aparecieron justo para ver como empezaba, el director parecía más tranquilo, tanto que al parecer la charla que tuvo con Marc sirvió para que al pistolas le sirviera para levantarle tal castigo prometiendo este último que de aquí hasta que se acabase el curso no volvería a meterse en problemas y que iba a estar callado y no lo molestaría más.

¿Casualidad o destino? Parte-1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora