Apolo estaba muy entretenido escribiendo haykus sobre su genialidad, hasta que escucho una voz que lo llamaba
-¿Que quieren ahora? ¿No ven que estoy muy ocupado?-Dice mientras rueda los ojos y deja su cuaderno de escritura en el suelo
-Apolo, por favor, reconoceme de una vez por todas como tu hijo. Escucho que decía la voz
-Oh, es solo el otra vez. Enuncio suspirando con tristeza. Desde hace semanas ese chico, que cree que se llama Frans o Fray, ha estado rogándole por que lo reconociera, pero no puede hacerlo, porque esta seguro que ese no es otro de sus hijos
-¿Acaso no soy un buen hijo? ¿Quieres mas ofrendas? ¿Es eso? Puedo dejar tu altar lleno todo los días, pero por favor reconoceme. Volvió a suplicar el chico con las manos juntas
-Ay, niño, créeme, lo haría si pudiera. Eres un excelente arquero y amaría presumir que te enseñe todo lo que sabes, pero lamentablemente no lo puedo hacer. Dijo Apolo con tristeza. Nunca antes quiso tanto que alguien fuera su hijo
-Apolo... por favor... te lo ruego, no, te lo suplico... reconoceme
El chico se levanto de su cama, alisó las sabanas y se dirigió a practicar su puntería, a ver si así llamaba la atención de su padre
-Ese Ares hijo de Umbrige ¿Como le hace eso a mi sobrino? Voy a interceder por el para que lo reconozca. Si, eso haré.
Luego de decir eso, se levanto dispuesto a enfrentarse con Ares, pero al salir del claro donde se encontraba vio a unas hermosas dríadas que bailaban y cantaban, y Apolo hipnotizado se unió a ellas, olvidándose por completo de su propósito inicial