CAPITULO 10

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Era cerca de la 1:00 a.m cuando entre en la casa, todas las luces parecían estar apagadas y camine hasta la sala en busca de Leah, al notar que allí no se encontraba considere que esta había logrado convencer a April de abrirle la puerta y se había quedado allí a dormir con ella, sin pensarlo me dirigí a las escaleras pero la tenue luz de la noche colándose por la ventana me advirtió de alguien con la cara enterrada entre las manos que estaba sentada en medio de las escaleras, esta levanto la cabeza en mi dirección y pude distinguir a Leah, nos miramos un momento y entonces ella palmeó el lugar a su lado en el escalón, comencé a subir hasta dicho lugar y me deje caer junto a ella, con un poco de cansancio acumulado.

-¿pudiste hablar con ella? - le pregunte luego de un suspiro.

-si - dijo ella. - ¿Por qué no me dijiste lo de sus cortadas? - me pregunto y mi corazón se arrugo al pensar que April se había vuelto a hacer daño.

-es solo que... - trate de explicar. - son cosas que prefiero no contar a menos de que ella misma se abra ante alguien mas y decida mencionárselo. Lo hizo de nuevo ¿cierto? - Leah suspiro ante mi pregunta.

-si ¿has hablado con un especialista en el tema? - me pregunto ella, girándose para mirarme.

-claro que sí, Leah. - sentía que empezaba a mostrar mi parte más débil ante aquella mujer, pero de cierto modo me sentía seguro de hacerlo. - no es lo único que ha superado ¿sabes? - le pregunte y Leah abrió sus ojos con sorpresa. - se supone que ahora es mas feliz que antes. - dije luchando contra el nudo en mi garganta. - a los doce sufrió de depresión. - dije tapando mis ojos con fuerza. - a los doce, Leah. - repetí y mi voz se quebró, los brazos de Leah me atrajeron a ella y en menos de nada me encontraba siendo consolado por Leah.

-ella es tan maravillosa y dulce. - dijo sollozando. - estaremos con ella, no los voy a dejar solos; te lo aseguro. - dijo abrazándome con fuerza y sus palabras tan cálidas como su abrazo me llenaron de fortaleza y seguridad. - deberías descansar. - dijo luego de que me aferrara a ella con fuerza durante un par de minutos.

-claro, primero debo llevarte a casa. - le dije apartándome.

-no, claro que no. - se apresuro a decir. - tu estas cansado, no puedes manejar así. - argumento. - yo se que puedo llegar sana y salva a casa. - dijo con una sonrisa.

-son cerca de la una de la mañana. - dije cerrando mi mano en su muñeca pues Leah acababa de pararse del escalón. - no dejare que te vayas sola y si no quieres que yo te lleve, entonces quédate acá. - le solté sin pensar y el miedo me recorrió al considerar que Leah podía malinterpretar mis palabras.

-bien. - fue todo lo que ella dijo, sus palabras me sorprendieron, para luego agarrar la mano que tenía sobre su muñeca y echar a andar hacia mi habitación obligándome a pararme abruptamente; entre detrás de ella y Leah fue directo a acomodarse en mi cama, no pude evitar sonreír ante sus acciones.

-¿no prefieres algo más cómodo? - le pregunte. - una camiseta mía, tal vez. - dije sacando una del armario, cuando la miré esta ya se encontraba junto a mi para recibir la camiseta e ir a cambiarse en el baño.

Me acomode junto a ella luego de haberme puesto algo más cómodo, Leah rodó para quedar frente a mí, nos miramos un par de segundos.

-¿me puedes abrazar? - me pregunto, el movimiento de sus ojos me indico que estaba luchando por no desviar la mirada apenada y estaba seguro de que si no fuera porque la habitación estaba oscura habría logrado ver el rubor en sus mejillas, sonreí ante sus palabras.

-claro. - le dije acercándome a ella para abrazar su cintura, Leah escondió su cara en mi cuello y yo estaba seguro de que nadie nunca me había transmitido tantas sensaciones solo con un abrazo, mi cansancio me paso la cuenta y pronto me quede dormido.

The Wolf And Her Love /Leah Clearwater\ |Libro 5| de la serie 'improntas'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora