Los viajes de una mensajera ladrona ( el correo es lo único que no se roba)

Mi primera entrega

Nombre: Evangeline Á. Valdéz 
Edad: 13 años
Ocupación: ninguna 
Observaciones: ninguna

Al final de la pequeña descripción aparecía mi hermosa foto; mi padre puede ser Hermes pero oye el también puede ser ordenado, la cuestión es que ahora me han dado mi primera entrega.

- A ver... esto- dice señalando la caja- es para Dionisio, cuidado.

- lo tendré- dije acercándome al escritorio de mi padre, pero el la movió en un movimiento rápido pero cuidadoso- vamos , me pondrás a perseguir la caja hasta que la atrape?.

- no, solo te quería decir que tuvieras mucho cuidado con su contenido- dijo él con un tono un poco amenazador, ¿intenta meterme miedo, a mí? (si, si, si, ya lo sé tengo el autoestima por las nubes)- Dionisio es muy cuidadoso con sus cosas y yo, no voy a permitir que un hijo mio haga mal una entrega, no es tan lejos, no la dejes caer...- siguió hablando, la cuestión es que él no sabia que hablaba solo, no se cuanto tiempo pasó,  yo sabía lo que tenía que hacer.

- terminaste de hablar?- dije cuando paró de hablar, no respondió- ¿me puedo ir?

- deberías aprender a ser más respetuosa, eres igual que tu madre - y aquí vamos de nuevo, no se cansa de hablar de mi madre cada vez que estoy con él- has la entrega, vamos 

Tal vez me adelante un poco esta vez no agrego nada acerca de mi mamá, me dio la caja sin agregar más nada y se despidió con la mano, de ahí salí de su despacho para bajar las escaleras  (mármol pulido una verdadera obra de Atenea) nadie sabe desde cuando está la escuela funcionando, ni quienes fueron los primeros semidioses en estar aquí pero, si algo se sabe es que el diseño de toda la escuela pertenece a Atenea, eso no es secreto. en mi camino paso por la entrada principal, la sala donde hay vidrieras con todos los trofeos, donde está la puerta principal ( ayy ustedes entienden); paso cerca de los bustos de los doce mayores ( para los que no saben los doce mayores son: Hermes, Zeus, Hera, Poseidón, Démeter, Atenea, Apolo, Afrodita, Ares, Hefésto, Dionisio y Artemisa), el despacho de Dionisio está abajo, él da la clase de de gustación de vinos, como muchos le llaman, en verdad es más bien como "modales", entre centenares de comillas, se la pasa hablando de vinos, DA PEREZA, por eso la mayoría de los alumnos terminan castigados porque se fugan de su clase; al fin llego a su despacho, toco la puerta porque no quiero morir antes de tiempo (cosa que les explicaré cuando tenga tiempo), el dice que pase me las arreglo para pasar sin dejar caer la entrega, cuando entro lo primero que ven mis ojos son las hermosas copas que hay en los mostradores, hay de toda clase pequeñas, grandes, anchas, delgadas, si alguna existe está ahí, luego me fijo en el escritorio, está todo lleno de diseños, una mitad de viñas y la otra de personas festejando (la silla es igual pero al mismo tiempo no porque es silla, jajajaja, entendieron? no? no?jamás había entrado a el despacho de un dios que no fuera Hermes.

- Niñita, vas a seguir mirando el lugar o me vas a dar mi entrega rápido?-dijo él impaciente.

- lo siento- dije poniendo el paquete en la mesa- esto es lo que pidió.

- claro que es lo que pedí si no, Hermes no me lo hubiera mandado, o si?- dijo mirándome fijamente esperando a que diera un paso en falso para cazarme y tener una buena razón para castigarme.

- Claro que no señor- dije tratando de sonar lo más inocente posible.

- Bien, supongo- dijo abriendo la caja y de ella saco una copa de oro, con diamantes incrustados, la hubiera robado, pero como se dice en casa de Hermes, mi casa, "el correo es lo único que no se roba". 

- te vas a quedar ahí viendo?, largo de aquí, a clases- me despedí con la mano y me fui dejando a Dionisio con su copa,  subí escaleras y toque antes de entar en el despacho de mi papá.