¿Qué se sentirá?

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¿Qué se sentirá? Esa era la única pregunta que rondaba mi mente mientras veía a Dean y Cas en la cena. Es el recuerdo de la noche en que mi hermano mayor hizo oficial ante mi padre su relación con Castiel, la noche en la que entendí lo que era realmente sentirse solo.

Mucho me esperaba de esa noche, parcialmente estaba listo para separar a mi padre de mi hermano cuando se lanzara a golpearlo. Pero no lo hizo. El hombre que nos diese la vida simplemente rio de la expresión de miedo que inundó nuestros rostros tras su silencio posterior a la declaración. Él lo aceptó, no preguntó más y sólo le pidió a Cas que cuidase de Dean.

¿Y yo? Yo por supuesto que sabía de la relación de Dean y Castiel, incluso semanas antes de que mi hermano se atreviera a decirme al respecto. Aunque, ese no es el punto aquí. Mi punto es que, ante la aceptación de mi padre, no pude hacer más que seguir preguntándome ¿qué se sentirá? En aquel entonces no me importó mucho, la alegría de ver a mi hermano siendo feliz obstruyó que la pregunta trascendiera en mis pensamientos.

Han pasado 5 años desde esa noche. Dean y Cas se graduaron de la Universidad hace 3 años, yo estoy a la mitad de la carrera en Derecho. Ellos viven juntos desde hace 2 años, yo aún vivo con papá. Es justo el punto de la vida donde vale la pena preguntarme ¿qué se sentirá? No obstante, la Universidad me mantenía lo suficientemente ocupado como para no darle más vueltas al asunto, tras terminar la investigación que hacía para Derecho Romano, me arrastré a la soledad de mi cama para caer dormido casi al instante.

Iba saliendo del tercer periodo de clases cuando lo conocí. Tenía una hora libre antes del último periodo, por lo que decidí que era buena idea ir a comer. Fui a aquella cafetería que conocí años atrás con Dean y Cas, "The Apocalypse".

Tomaba zumo de naranja, acompañando mi ensalada de champiñones, en la terraza. Todo era paz y buena digestión para mí, hasta que algo me golpeó la cabeza. Volteé, algo molesto, a buscar al responsable de que un pequeño aro golpeara mi cabeza. Me encontré con que se acercaba saltando un sujeto al menos unos 5 o 6 años mayor que yo.

-Hey, tienes mi aro. –dijo sonriéndome al llegar a mi lado.- Oh, lamento tu pérdida.

-¿Perdón? –cuestioné sin entender lo último.

-Tu ensalada, tu camisa, tu cabello... -el sujeto apenas era capaz de reprimir su risa mientras señalaba lo que mencionaba.

Me giré a ver mi comida y vestimenta ¿Cómo rayos no sentí que mi almuerzo decidió rediseñar mi atuendo? Trataba de sacudirme la lechuga y champiñones. Entonces, una mano tomó el aro antes de dejarme una tarjeta en el bolsillo de la camisa.

-Lo siento, llevo prisa. –dijo mientras comenzaba a alejarse corriendo.- Llámame y te lo compensaré.

Ignoré, en la medida de lo posible, su grosera desaparición y terminé de arreglar el desastre. Al finaliza, y tras pedir otra ensalada, revisé su tarjeta, la cual decía en letras estilo gótico: Lucifer Nickelson, Director y Productor. ¿Lucifer? ¿Qué clase de nombre es ese?, me pregunté, dejando completamente de lado su ocupación. Sin darle mayor importancia, me retiré de vuelta a clases, con un fresco perfume a vinagreta de miel y mostaza.

Una semana más tarde recordé la tarjeta del tal Lucifer. Son curiosos los procesos de la psique, pensé cuando lo recordé. ¿Por qué? Porque él vino a mi mente al momento de recordar que papá saldría a pescar el fin de semana con Bobby, mi hermano estaba planeando su celebración de aniversario con Castiel...

¿Y yo? Yo, como buen nerd, tenía todo bajo control aun a mediados de semestre. Lo cual se resume en: necesito una vida.

Las pocas horas que faltaban para que papá se marchara las pasé ayudándolo a preparar su equipaje, lo cual resultó en un montón de miradas de condescendencia y preguntas por si deseaba acompañarlos. A pesar de lo tentador que resultaba colgarme de la oportunidad, la denegué por aversión a interrumpir los momentos del par de amigos de toda la vida. Y porque salir de fin de semana con un par de hombres de mediana edad sería poner la cereza al pastel de mi miserable existencia.

¿Qué se sentirá?Where stories live. Discover now