Capitulo Único

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❝El amor no se puede definir, definir es limitar y el amor no tiene límites.❞

-Carlos Cuauhtémoc Sánchez

Lalisa sonrió a su reflejo a través del espejo al comprobar una vez más su atuendo, que constaba de un sencillo vestido negro sin mangas ceñido a su esbelta figura mientras su cabello rojo fuego caía por sobre sus hombros

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Lalisa sonrió a su reflejo a través del espejo al comprobar una vez más su atuendo, que constaba de un sencillo vestido negro sin mangas ceñido a su esbelta figura mientras su cabello rojo fuego caía por sobre sus hombros. Con emoción se aplicó un poco de brillo en los labios y después prosiguió a delinear sus ojos en una fina línea. Ella usualmente no solía ponerse maquillaje, pero ésta noche era la excepción.

No era un día cualquiera, oh claro que no. Ese día ella y su pareja cumplían un año juntas, y su mayor había organizado una "cita" para celebrarlo.

Conociendo a Chaeyoung, seguramente tendrían más de una cena, llena de palabras bonitas y promesas que estaba segura que cumplirían en un futuro cercano.

Con sólo imaginar qué tipo de sorpresa tendría preparada su novia su corazón se aceleró por la emoción y un sentimiento de calidez le inundó. Corroboró una vez más su aspecto.

Se veía bien. Esperaba que a ella también le gustara.

Toda paz que pudo llegar a sentir desapareció al segundo en el que fijó su vista en la hora que marcaba su teléfono.

8:32 p.m

Llagaba tarde, como siempre.

Tomó su bolso (que no era muy grande a decir verdad) y se dirigió a la puerta principal casi corriendo y girando la perilla con urgencia salió de su hogar, adentrándose en el mar de gente que a pesar de la hora aún seguía vagando por ahí, algunas veces chocando su hombro por accidente con otras personas debido a lo apresurada que iba. Para su suerte, Park no vivía demasiado lejos de ella.

Al llegar frente a la entrada del pequeño complejo de apartamentos en el que vivía su novia paró de trotar y llevó una mano a su pecho en un intento de regular su respiración. Tragó saliva y con decisión se adentró a aquel gran monumento.

Caminó por el inmenso laberinto de puertas y corredores hasta llegar a la última puerta con una placa con número "21" grabado en ella. Extendió su mano hacia la puerta y con sus nudillos tocó suavemente. Casi inmediatamente, la puerta fue abierta por una preciosa castaña que, a pesar de no llevar puesto maquillaje, a los ojos de Manoban siempre se vería bien.

—Liz...— Le saludó recargándose en el marco de la puerta cruzando los brazos sobre su pecho frunciendo su ceño con fingida molestia. Le observó un poco más a detalle, tenía puesto una blusa rosa pálido que dejaba al descubierto sus hombros y una falda corta blanca, dejándola sin aliento.— Llegas tarde.

—Lo sé.— Admitió la tailandesa mientras sentía que el calor subía por sus mejillas, tintandolas de un tono rosado. Era tan vergonzoso que aún ella teniendo veintidós años, Chaeyoung le hablara como si fuera su madre y, hasta cierto punto, en un tono muy sobre-protector.— ¿Qué debo hacer para que perdones a tu torpe novia?— Hizo un puchero juntando sus manos por sobre su pecho, como si estuviese orando, pensando que así convencería a su mayor de que la perdonase.

Neverland |Chaelisa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora