026.

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❝Hey, nena

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❝Hey, nena.

¿Qué probabilidades hay de que nos podamos encontrar y pueda devolverte tus bragas? Tengo una jodida sorpresa para ti, bebé❞.

Emilie tragó duro al leer, un jodido temblor en sus manos y los nervios jugándole una mal pasada al leer detenidamente cada palabra y terminar en aquella última. Sintió su piel erizada cuando recordó como el horas antes le había susurrado la misma palabra mientras le prometía que no era la última vez que se verían y se tocarían de aquella manera. A ella y no a aquella chica que en secreto se veía con él. Justin le había preguntado a Emilie si sentía lo mismo que él sentía y ella había agradecido tanto que él la estuviera sosteniendo, puesto que el temblor que había recorrido por su cuerpo cuando él susurró las palabras la habían hecho sentir débil. Pero en el buen sentido de la palabra.

Era el hecho de que no habían pasado ni veinticuatro horas y él ya le había escrito a su álter ego, pidiéndole que se encontraran. Y aún cuando ella nunca se había sentido insegura de nada más o alguien más, por primera vez un toque de inseguridad la alcanzaba al pensar que quizá él no se sentía seguro con ella, con solo Emilie, ya que si se tratara de lo contrario, ¿Por qué él luego de besarla y hacerle aquella promesa había escrito a su otro yo pidiendo que se encontraran? La duda flotaba en su mente y le era inevitable no morderse los labios al imaginarse que debía estar pensando Justin en ese momento y si debía estar si quiera pensando en lo mismo que ella.

Por otra parte, Emilie era muy honesta con ella misma al admitir que estaba hecha pudin luego de lo que había pasado el día anterior, y había estado tan sorprendida y entusiasmada que había huido de la última hora de clases, olvidando completamente dejarle una nota a él, siendo quien al contrario le había escrito a ella. Poniéndola hasta nerviosa al recordar lo que había pasado.

Había estado tan necesitada y excitada por él. Justin era sinónimo de distracción y lo que había pasado el día anterior había sido un indicativo muy claro de que él podía deshacerle fácilmente. Tanto, que Emilie nunca había sentido tantas ganas por nadie o había deseado a alguien como lo hacía con él. Y él había hecho crecer las expectativas en ella con todo lo que había pasado.

Tuvo que sentarse en el vacío salón de clases al recordar. Su mano temblando cuando la llevó hasta sus labios y deslizó su dedo pulgar al igual como él lo había hecho. Suavemente y tensa al cerrar los ojos y ver esa imagen en su mente. Él cerca. Él besándola. Él preguntándole si estaba igual de interesada. Su respiración mezclándose con la de él. Su piel rozándose y como sus fuertes brazos la envolvían. Justin susurrándole entre besos tres palabras que la hicieron humedecer: "Te quiero comer".

Él era su debilidad y a ella no le avergonzaba decirlo. Era sincera con ella misma y no temía afrontar el hecho de que él empezaba a meterse en su piel rápidamente y de formas que nadie más lo había hecho. Era alucinante y a Emilie le encantaba y le encantaba lo que Justin podía hacerle sentir. Y ella estaba cien por ciento segura que él debía sentir algo, ya que lo que había pasado le hacían confiar que el gusto podía ser mutuo.

Hey, BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora