A mi esposo || YoonMin

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Amado Yoonie:

De nuevo... sí amor, de nuevo hoy es uno de esos días en los que no me concentro en otra cosa que no sea en  pensar en tí. Y es que no te imaginas la falta que me haces, o quizás si lo hagas, pero no puedes hacer nada ¿cierto? No puedes hacer nada más que verme aquí sufriendo y llorando por ti. Por todo lo que he perdido desde ese día tan oscuro, más que esos ojos tuyos que hace 1 año y 8 meses que no veo.
Que difícil ha sido seguir... vivir. ¿Quién me diría que en un abrir y cerrar de ojos te perdería para siempre? Y que contigo te llevaras mis fuerzas, mis esperanzas, mi fé... que te llevaras mi vida.

¿Por qué, por qué te fuiste, por qué me dejaste aquí, por qué te alejaron así de mí, tan pronto?
Y sé que siempre me decías que era malo guardar rencor y odiar a las personas, pero Yoonie, es inevitable, cómo voy a poder no odiar a ese que te arrebató la vida, nuestra vida. Nuestros planes... ay amor, nuestros planes, tan perfectos, tan nuestros. Queríamos tanto remodelar nuestro nuevo apartamento y tener lugar así para tu estudio, y pensar que no podré jamás entregarte ese piano electrónico que tanto adoraste esa vez que visitamos aquella tienda en la que compraste tu guitarra, sí amor, ya lo había comprado y pensaba regalártelo ese día cuando llegáramos a casa, y al final... no llegamos.

Nadie se imagina lo doloroso que es recordar lo que sucedió... estábamos tan felices. Lo recuerdo como si hubiese sido ayer. Recuerdo el beso con el que me despertaste, recuerdo el abrazo que te devolví y que se volvió caricias, recuerdo cómo hicimos el amor esa mañana, tan apasionadamente, como la primera vez, a pesar de que era nuestro tercer aniversario. También recuerdo nuestro desayuno, a pesar de que ya eran las 12 de la tarde, sí amor, lo recuerdo claramente. Me esmeré tanto en que tu café quedara justo como te gusta... como te gustaba, fuerte, oscuro y con solo dos cucharaditas de azúcar, ahora es también mi favorito. Reímos tanto esa tarde, no logro olvidar tu risa al ver lo que nuestra perrita había hecho con mi camiseta favorita, aun conserva ese agujero en el centro. Te acabo de mencionar a Holy, nuestra bebé, sigue tan linda e intranquila como cuando la encontramos en aquel callejón, sabes a que callejón me refiero, aquel que era testigo de nuestras traviesas escapadas cuando aun éramos solo amigos experimentando.

Y sigo recordando, no puedo dejar de hacerlo. Esa noche salimos en tu moto a cenar al restaurante de los padres de Hoseok, ya teníamos reservación, habíamos planeado tanto ese día. Cenamos tan felices, tan sonrientes, tan conversadores como solíamos ser el uno con el otro. Al terminar yo quería regresar a casa, para darte mi sorpresa, pero tú quisiste ir antes a ese parque en el que nos conocimos. Bendito parque, porque en él te conocí, y ya sé que nunca te gustó que maldijera pero, maldito ese parque porque en él te perdí. Maldito por ubicarse tan lejos, maldito por quedar frente a una calle tan transitada y malditos los carros que pasaban, maldito aquel carro que nos glopeó, maldito aquel hombre que conducía ebrio, maldito porque te mató al instante, maldito porque no me mató a mí también, pero después de todo hay un Dios en el cielo que todo lo ve, y me perdone Dios por alegrarme, pero gracias por llevarse a ese maldito también.

No sé cómo ni cuándo llegué al hospital, desperté al día siguiente y la primer imagen que llegó a mi mente fue tu rostro ensangrentado, es poco decir que enloquecí al verme solo en aquella habitación, al no verte. El sonido de los aparatos que tenía conectados a una máquina desde mis brazos hizo que un montón de doctores entraran con rapidez a verme. Pero eso era lo que menos me interesaba en ese momento. ¿Dónde está YoonGi? ¡Quiero ver a mi novio!... solo eso salía de mi boca, y aun así nadie me respondía, enloquecí mucho más, tanto que tuvieron que sedarme. Cuando desperté ya no estaba solo, pero seguías sin estar tú. Mi madre, la tuya, las dos llorando, fue terrible amor, fue terrible pensar que eso que tanto temía hubiese pasado. ¿Yoonie, cómo está Yoonie?, y seguía sin tener respuestas, hasta que... Jimminie, Yoonie, nuestro Yoonie, oh por Dios!. Solo pude ver a tu madre con lágrimas en sus ojos salir por aquella puerta. ¿Mámá?¿Mámá, él está bien, cierto?. Y ahí lo supe. Lo siento tanto Jimin. Y ahí, justo ahí, me perdí para nunca volver a ser ese Jimin, tu Jimin.

Lloré tanto, pero tanto, que si las lágrimas fueran sangre, yo quizás hubiese muerto desangrado. Y lloré mucho más cuando entre tus pertenencias, esas que usabas esa noche encontré aquellos anillos de compromiso que tiempo atrás me habías dicho eran de tus abuelos y que algún día tú y yo usaríamos. Pero ahora solo los uso yo, el mío en mi dedo y el tuyo en mi cadena, bien cerca de mi corazón.

¿Amor, planeabas en ese parque perdirme matrimonio? Según Hoseok, eso era lo que le habías dicho días antes.

Qué injusta esta vida ¿no? Quizás ahora no fuese Park Ji Min, ahora quizás fuese Min Ji Min.

Te extraño tanto que duele como el infierno. No puedo más con las ganas que de verte... aunque sea en mis sueños. Ya hace poco más de dos meses que no sueño contigo, desde ese en el que me dijiste que estabas bien y que lo único que necesitabas era verme feliz y que no me lastimara nunca más, sí, ese fue el día en que mi hermano me encontró en nuestro baño, con ambas muñecas cortadas. Afortunadamente no pasó nada grave, no sé cómo no pensé antes que si hubiese muerto no iría al cielo, entonces no te vería nuevamente. Pero no te preocupes amor, yo juré, te juré que no volvería a hacer algo así. Sin embargo lo que nunca he podido jurarte es que voy a rehacer mi vida. Eso, eso no me lo pidas porque no soy capaz de hacerlo. No puedo romper aquella promesa que hice frente a tu ataúd, cuando te dije, viendo a tus ojos cerrados, que estaría contigo aunque la muerte nos haya separado. Así que amor, solo tienes que esperar a que mi tiempo acabe, quizás sea pronto, quizás demore un poco, eso nadie lo sabe.

Mientras, te recuerdo que te amo, te amo mucho mi vida, mi alma, mi ángel hermoso, el más bello, el mejor, porque eres mío, mi esposo, solo mío. Para siempre.

Te amó, te ama y te amará más allá de la muerte, tu esposo, Jiminnie.

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