Estaba en mi habitación, Entretenida en mi celular como todos los días, Me acababa de mudar a un barrio muy lejano de la ciudad, Pero había algo que no me gustaba de este lugar; Al frente de mi casa había una Mansión pero no era cualquiera, Se dice...
Me levanto de mi cama igual que los demás días, pero no voy hacer lo mismo de siempre, hoy voy a ir a la mansión.
Tengo un plan, bueno casi uno, el plan es que me meto a la mansión, busco por qué los gritos, y salgo de ahí como si nada pasó. Esteban me había dicho que en esa mansión secuestraban y torturaban personas por placer, pues en ese lugar vivió un psicópata que le gustaba hacer eso. Pero poco le creía a Esteban.
Pero hay algo que me preocupa más que la mansión, es Esteban ya que todos los días se iba para la parte trasera de la mansión, de hecho le pregunté pero solo me gritó que no me entrometiera, no podía hacer nada por él.
[...]
Alisto todo para ir a la mansión. Linternas, Cámaras, agua y el celular. Todo lo guardo en una maleta pequeña, y salgo de mi casa para ir a la mansión, quiero saberlo todo y, si puedo comunicarme con los muertos por si acaso no encuentro nada, y para ello necesito de la tabla ouija.
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No le digo nada a nadie de lo que estoy por hacer, ya se que solo me van a decir que no lo haga, y obvio que lo voy hacer. Además como por aquí anda mi amigo, simplemente le pido ayuda si es que la necesito, ojalá no necesitarlo.
[...]
Cuando entro siento un olor a rancio, pero eso no me impide seguir, la mansión es de alrededor de 10 habitaciones grandes. El suelo es de madera vieja color café oscuro, las paredes son de color beige y con moho, sigo caminando. Entro a algunas habitaciones ya que me detengo en una, tiene las paredes de color negro, con muñecas de trapo pegadas en la pared. Me da escalofríos, pero quiero tocar una y fotografiarla, cuando me acerco se escucha un grito, creo que viene del sótano, así que me detengo de agarrar a una muñeca y bajo hacia el sótano. La habitación es fría y huele peor que los pisos de arriba, hay camas, espejos rotos y otras cosas viejas, en una cama hay un cadáver, de humano, quiero salir corriendo pero las ganas de saber que pasa aquí me gana, así que me quedo. Sigo caminando a otra habitación, siento que me falta el aire, empiezo a ver borroso y un humo verde sale de un tubo, y caigo al suelo.
[...]
Me despierto, No sé qué me pasó, halo de mis manos pero están amarradas, igual que mis pies, miro a mi alrededor y hay dos chicas, también están amarradas, me desespero y empiezo a gritar.
- Ayudaaaaaaaaaa- grito con todas mis fuerzas, una de las chicas me mira, tiene el pelo rojo con crespos, ojos azules claro, con la piel blanca y tiene la ropa rasgada y dice.
- Como llegaste aqui?-
- Pues vivo en la casa de al frente y aquí escuché gritos, así que quise venir para saber que es lo que pasa- digo un poco alterada - y a ti, que te pasó? - pregunto.
- Pues estaba pasando por la mansión y escucho gritos, así que vine y aquí estoy- dice cortante, no parece querer hablar mucho- Por cierto me llamo Katina, y tu?-
- Me llamo Laura- y miro a mi izquierda donde está la otra chica- y tú-
-Camila-responde seria, tiene el pelo negro, los ojos café oscuro y piel morena.
Me doy cuenta que nadie quiere hablar, así que mejor me callo, la habitación donde estoy es pequeña, apenas cabemos la tres, tiene sólo una luz que está colgada del techo. En eso entra un hombre alto y vestido todo de negro, no se ve ni sus ojos, tiene un pasamontañas negro, anteojos negras, chaqueta de cuero negra, y un jean negro, y dice.
-Bienvenida Laura, tardaste en venir- dice el hombre o chico, no sé que es.
- De donde los gritos, son de ellas?- pregunto mirando a Katina y Camila.
- No, es una grabación de YouTube, así fue como desperté la curiosidad de ustedes y por ello están aquí.- Dice sonriente- Bueno... Basta de charla a jugar!- dice con emoción y una sonrisa macabra se dibuja en su cara.
