Capitulo 2

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El castillo donde vivía el rey era una estructura magnifica. Repleta de pilares barrocos y de torres bellas. El rey había contratado arquitectos de todo el reino para diseñar el castillo, creando así una estructura deslumbrante y única. Los rumores dicen que podía albergar mas de un millar de personas, sin embargo solo estaba habitado por el rey y sus empleados ya que este no tenia familia, ni esposa, ni hijos.

Larieth se encontraba con el hombre que había salvado frente a la enorme entrada del castillo, una puerta de tamaño descomunal y ridículo por la que podía pasar un gigante. Desenfundo su espada y la golpeo con fuerza contra la puerta metálica para avisar de su presencia, ya que el rey se quedo sin dinero cuando termino de construir el castillo y no pudo hacer una campana que funcionase como timbre.

 Ese era el único error que había  y nadie en todo el reino sabia porque nunca se había trasladado alguna de las campanas de las torres a la entrada, pues era una solución perfecta y sencilla. Sin embargo el rey siempre se negó a aceptar eso porque de haberlo hecho, significaba que no tenia tanto poder como debería, pues si fuera tan poderoso no se hubiera quedado sin dinero, entonces siempre dijo que era apropósito para que nadie lo moleste. 

De repente las puertas comenzaron a abrirse. 

Poco a poco se arrastraban para permitirle la entrada a los invitados.

Lentamente.

Muy lentamente, pues esta era muy pesada.

- ¡Por fin! ¡Ya se abrió hasta la mitad! - exclamo el ciudadano. - Ya podemos entrar ¿no?

- No. Debemos esperar a que la puerta termine de abrirse.

- Pero si ya hay espacio de sobra para que pasemos.

- No importa, la puerta debe abrirse por completo.

- Pero...

- Sin peros, es una norma real.

- ¿Una norma real? ¿Porque el rey impondría tal estupidez?

- No nos incumbe a nosotros, es el rey, puede hacer lo que quiera.

- Si pero, que sentido tiene esto, ademas¿Porque la puerta es tan grande? Eso tampoco tiene ningún sentido, el hombre mas alto que he visto apenas llega a los pies de esta puerta. 

- El rey es fanático de las cosas extravagantes, por eso mando a hacer una puerta que cubra la mitad de la altura del castillo. Ademas se ve bonita.

- Eso es mentira, la puerta desentona mucho y hace que el palacio se vea extraño. Es totalmente incoherente y anti estético.

- ¿Que puedes saber tu de estética, plebeyo?

- Quizás no entienda mucho de belleza, pero tengo ojos y con eso es suficiente. Esta puerta no me gusta y punto.

- Bah, puras falacias. 

- De todos modos ¿Porque un héroe como tu se comporta de esa forma, no se supone que seas heroico y que trates a todos por igual?

- De que hablas, yo soy un hombre como tu. Es mas, este trabajo de héroe ya me tiene cansado. Debo pretender que todo me importa, sin embargo hoy termina mi contrato con el rey y puedo no renovarlo.

-¿Contrato? ¿Que los héroes no son héroes porque quieren?¿Te pagan?

- Claro que me pagan. Pero el sueldo es muy bajo para el esfuerzo que conlleva este trabajo. Debo estar atento a cualquier problema de forma constante y tengo que salvar gente que no me importa.

- Pero tu deber es proteger al reino de cualquier mal. Por algo eres un héroe ¿No? En tu vida cometiste actos heroicos y por eso tienes ese titulo.

- En absoluto. En realidad yo aprendí el arte de las espadas porque siempre quise ser un herrero oficial y para eso hay que saber usar una espada. Pero cuando me entere que para conseguir el titulo debía leer muchos libros, decidí convertirme en soldado. En una de mis misiones un monstruo muy extraño asesino a todos mis compañeros. Sin embargo ellos lo habían dejado muy malherido, así que pude vencerlo con solo una estocada. Entonces un pueblerino que me vio esparció el rumor de que yo había vencido a esa bestia maligna y me volví famoso rápidamente. 

- ¿Pero el hombre no vio a tus compañeros muertos? 

- No, porque la bestia se los había comido, entonces el pobre ignorante pensó que yo vencí a la bestia solo. Bueno, en fin, resulta que el rey me llamo para agradecerme por tales actos de valentía y me ofreció un contrato de héroe. Al principio el dinero que ofrecía a cambio era muy alto, entonces acepte sin cuestionarlo. Pero con el pasar de los años el sueldo nunca aumento pero todo en el reino era cada vez mas caro. Cuando fui a reclamarlo al rey, este me dijo que no tenia derecho a reclamar nada porque el contrato decía que el sueldo no cambiaría y me lo mostró con una artefacto, que el llama lupa, sobre el texto.

- ¿Entonces no eres mas que una mentira? Bueno, supongo que con el pasar de los años si has salvado a mucha gente. Pero ninguno de esos actos fue heroico, porque lo hiciste por obligación.

- Me sorprendes plebeyo inferior, parece que al final si tienes contenido dentro de tu cabeza. Debo darte la razón, realmente no soy un héroe. Ni siquiera se porque voy a renovar el contrato. Seguro que el aumento de suelo es leve y apenas podre compararme una nueva espada. Sabes que: Esta decidido. Desde hoy dejare mi cargo como héroe. Me iré al campo, comprare una casa con el dinero que tengo ahorrado y viviré de mi propio cultivo. 

- ¿Por lo menos sabes plantar trigo?

- No. Dijo el héroe con total seguridad y con un tono egocéntrico.

- ¿Entonces como pretendes vivir de tus cultivos?

- Por eso tu vendrás conmigo. Con tus pocos conocimientos de plebeyo sera suficiente.

- ¿Yo? ¿Porque aceptaría ir contigo en ese viaje absurdo? Es un sueño tan estúpido como esta puerta que sigue abriéndose. Probablemente moriríamos de hambre antes del invierno. Ademas, yo tengo mi familia aquí. Mi  esposa y mis hijos.

-Los abandonaras y no moriremos de hambre, ya nos la arreglaremos.

- ¿Como voy a abandonar a mi familia?¿Esta usted loco señor héroe?¿Seguro que los Luzirayos no lo afectaron?

- Tonterías. Usted vendrá conmigo y abandonara a su familia. Se que lo desea. Hoy sera el día en que nos liberemos de estas ataduras y comenzaremos una vida nueva y sin preocupaciones. Sin tener que trabajar duramente para otros para vivir.  Ademas podrás conseguir otra esposa en el campo, el mundo esta lleno de mujeres.

- Sabes que. Tienes razón. ya estoy cansado de ese niño malcriado que llora todas las noches, apenas duermo y mi mujer se pasa todo el día trabajando en el mercado. Me canse de vender pan en la panadería de don Delmo y de comer guiso de verduras todos los días. Estoy harto de tener que hacer siempre lo mismo. 

- Muy bien plebeyo, esa es la actitud. Por cierto mi nombre es Larieth. 

- Deja de llamarme plebeyo, me llamo Remers. 

- Eso sera decisión mía plebeyo. Bueno, es hora irnos.

Entonces Remes y Larieth se fueron de la ciudad y comenzaron su travesía hacia el campo para vivir una nueva vida. Esa noche acamparon en las afueras de la ciudad y mientras prendían la fogata, la puerta del castillo terminaba de abrirse.




LariethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora