Mi madre solo quería casarme con el imbécil de Seung. Maldición, mi familia era adicta al dinero. Éramos asquerosamente millonarios y querían más. Caminaba a casa de mi mejor amigo Park Jimin, él único ser que no me veía como objeto y siempre estuvo ahí desde que tengo memoria. Me quede en su casa a dormir, mis padres estaban en casa y no los soportaba ni un instante más.En el colegio era popular, no era algo que podía esconder. Todos conocían mi nombre y yo poco sabia de todos. Me veían como otra cara bonita, con un cuerpo sexy para morir derretido y una niña mimada de papá y mamá. Me repugnaba. Hoy había llegado un chico nuevo, se veía tímido pero algunos compañeros lo saludaron amablemente. No recordé su nombre. Atractivo, no por alguien que muriera pero, nada mal.
Jimin empujó mi brazo para que notara la mirada del nuevo en mi. Susurraba a mis espaldas con sus amigos. Tenían una cara extraña. No le di importancia y seguí como si nada.