Al haber salido con Seung me olvide por completo de mis "regalos" diarios. Eran de horror pero debía ocultarlos. Algunos los destrozaba, otros los tiraba y los restantes los quemaba. Mi madre había encontrado el paquete nuevo y lo leyó atenta. Prometió protegerme pero no le creí ni una palabra que salía de su boca. Tomarían precauciones conmigo, en otras palabras, prohibirme la libertad y controlarme como se les placiera