Capítulo 8.

1.8K 192 28
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¡Deja de correr! —Grito Milena Romanueve al ver a Simon corriendo, literalmente, por toda la casa—. No mamá, no hablaba contigo, lo siento—dijo recordando que tenía a su madre dándole increíbles noticias de que no volverían si no dentro de una semana.

—Estoy totalmente seguro que esto es idea de mi madre. Por eso no responde el teléfono—comento el chico antes de parar frente al comedor y recoger el último papel de burbujas que allí se encontraba, luego miro hacia la chica que se encontraba observándolo con desesperación— ¿Luzco como un profesor que está listo para dar una increíble clase o por su parte luzco como un universitario que no pudo dormir bien?

—Mamá, si esta es otra de sus ideas estaré muy molesta—respondió Milena a las explicaciones de sus padres por el teléfono. Le hizo un pequeño llamado a Simon con su mano derecha, la camisa manga larga azul que llevaba le quedaba perfecta, pero estaba tan desordenado como un universitario que no pudo dormir bien—. Déjame ayudarte con las mangas.

—No tengo tiempo, voy tarde—respondió.

— ¡Te calmas! —exclamo la chica mirando al chico.

— ¿Qué hice? —Pregunto a punto de hacer un puchero mientras esta le tomaba de las muñecas para acomodarle la camisa.

—No es contigo, Simon. Es con mi madre—le tranquilizo—. ¿Sabes mamá? Hablamos cuando me calme, todos nos calmemos y tú crees una excusa mucho más creíble para darme. Te amo, adiós—colgó el teléfono rápidamente—. Me van a volver loca.

—Nos van a volver, recuerda que el complot familiar también es conmigo—Milena termino la primera manga y luego tomo la otra con suma tranquilidad. Estaba poniendo toda su concentración en eso para poder calmarse. No le gustaba estar mucho tiempo sin hacer nada, mucho menos sola, lo único que se le pasaba por la cabeza era que iba a hacer durante todo el día— ¿Estas segura que estarás bien en todo el día? —no estaba segura de aquello, pero tampoco se lo admitiría al chico frente a ella, así que mintió.

—Sí, estaré bien.

—Siempre puedes llamar a tu novio y decirle que pase por ti. Te dejare un juego de llaves—novio. La palabra no le gustaba, menos saliendo de la boca de Simón, y teniendo en cuenta que tenían que sincerarse bastante, en especial porque las mentiras siempre se volverían grandes, causantes de los peores malentendidos; a ella no le gustaba aquello. Termino la otra manga y Simón le agradeció antes de separarse de ella para ir en la búsqueda de su maletín de profesor—. La nevera está llena, ¿tienes minutos en tu teléfono celular? —Milena se movió en la silla de ruedas para llegar hasta donde se encontraba el chico en el pasillo de su cuarto.

—Hay algo que tengo que decirte.

— ¿Pasa algo? —Pregunto saliendo de su habitación y acomodándose sus lentes de lectura mientras veía un papel en sus manos. A Milena le asustaba un montón lo domésticos que llegaban a lucir en ese momento ambos moviéndose de un lado para el otro, no pudo evitar imaginarse un futuro así para ella. Tuvo que mover su cabeza y golpearse mentalmente unas seis veces de manera rápida para sacar eso de su mente—Mi primera clase es a las nueve, tengo tiempo aun—la morena miro su teléfono para ver la hora.

ARRIÉSGATE CONMIGO | LIBRO #3 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora