12/12/18(Lunes)

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Mi hermano me ha obligado a volver al instituto, dice que si sigo encerrado en casa me acabará dando una depresión.

Entré a clase rápidamente, quería evitar encontrarme con Sting. Ni siquiera miré a la puerta mientras los alumnos entraban, no quería verle, de verdad que no quería. Pero Sting tenía otros planes, se acercó a mi para hablarme.

—Rogue, estaba preocupado, ¿qué te ha pasado?

¿Y sabes que le contesté?

—Tu me has pasado, déjame vivir en paz.

Sí, el bocazas de Rogue tenía que meter la pata de nuevo. Aunque no estaba muy lejos de lo que en realidad sentía. Sting se quedó a mi lado un rato más, lo miré y me sorprendí al ver su cara completamente destrozada. Se disculpó y salió de clase, no apareció en todo el día hasta última hora. Sin mirarme, sin dirigirme la palabra, como si yo no existiera. Tal y como se lo había pedido.

Era lo mejor, lo más sano para ambos. Sting no tendría que soportar al enfermo mejor amigo gay y yo podría superar a Sting.

Ambos tendremos un final feliz de esta manera.

El diario de RogueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora