p r o l o g u e

140 31 12
                                    


Quieres ir a donde las chicas son jóvenes y tontas, y calientes como la mierda

Donde están bailando en las calles

Sin nada puesto

Conduzco tu coche a la playa con esta canción repitiéndose

Que me mostraste

Conduzco tu coche a la playa con esta canción repitiéndose, oh, cariño

Young and Dumb [Cigarettes After Sex]

"Bebé..." la usualmente monótona voz de Min Yoongi captó mi atención. Giré mi rostro a la izquierda con parsimonia y noté que sus labios formaban un puchero; entonces lo noté. Sus mejillas sonrosadas, el brillo en sus oscuros ojos, la diestra sujetando mi brazo con decisión y la zurda una lata que terminó botando en la barra. Min Yoongi estaba jodidamente borracho, y por consiguiente, había comenzado a actuar como el niñito malcriado en el que se convertía cuando se ponía caliente.

"¿Hmm?" solté, totalmente desorientado. Sí, era un bebedor terrible; amaba las fiestas, especialmente a las que me invitaba Jimin, pero apenas llevaba tres copas de algo que me había servido Yoongi y ya podía sentir el deseo de dormir hasta el próximo mes.

"Hobi" lloriqueó mi novio, tomándome de las mejillas para que le viese directamente, gesto que me tomó descuidado. Al notar la confusión en mi rostro, el pelinegro procedió a sentarse en mi regazo sin importarle las demás personas que estaban en la cocina.

Jimin, nuestro compañero de apartamento -al igual que Namjoon-, nos había invitado a una fiesta de fin de curso en casa de Jeon Jungkook. Eran finales de noviembre, por lo que el invierno comenzaba arribar a Gwangju, sin embargo, para todos los universitarios pasados de copas que seguíamos ahí, era como si siguiésemos en verano.

"¿Qué pasa?" solté bajito, colocando mis manos en su cintura para que no cayese, aunque incluso dudaba de mi capacidad para mantenerme sentado por mi cuenta.

"Hobi, quiero follar" susurró en mi oído, pasando sus brazos por detrás de mi cuello.

"¿Que quieres qué?" chillé confundido. Literalmente estaba a punto de morir ahí y Yoongi llegaba de la nada con sus inoportunas -y tentadoras- propuestas.

"Follar, Hobi; coger" explicó sobre mis labios.

"E-estámos en una casa ajena" susurré con lentitud. "Además, ya es muy tarde para esas cosas, cariño" repuse apretando los labios.

"Por favor..." hizo un puchero y comenzó a besar mi mandíbula, pasando a mi cuello en un instante. "Vayamos al baño, ¿sí?"

Solté un suspiro, pero terminé cediendo -como siempre-, a lo que Yoongi se levantó con rapidez y tomó mi mano, encaminándonos con una sonrisa socarrona; misma sonrisa que desapareció cuando nos encontramos a nuestros compañeros de apartamento dentro.

Jimin se encontraba encorvado frente al váter, mientras que Namjoon acariciaba su espalda, murmurando algo que no logré entender, pero conociéndole y por su ceño fruncido, deduzco que probablemente no eran palabras de aliento.

"¿Jiminie?" pregunté confundido, y el susodicho, quien parecía tener intenciones de corresponder mi saludo, comenzó a regurgitar en su lugar.

"La idea de Jimin era quedarnos a dormir aquí porque tenía planes de quedarse con Jungkook" comenzó a explicar Namjoon, levantando las cejas con sarcasmo. "Pero creo que abandonarlo en la cama de Jeon oliendo a vómito y alcohol me convertiría en un pésimo mejor amigo, así que lo mejor será que nos vayamos, ¿de acuerdo?" suspiró pesadamente, a lo que Yoongi rodó los ojos y terminó asintiendo inseguro.

La situación era demasiado extraña para mí, ni siquiera recordaba haber accedido a quedarme en casa de aquel desconocido -y obviamente no lo recordaba por mi pésimo estado, ya que en primer lugar, yo efectivamente había aceptado, y en segundo, Jimin llevaba hablando de Jungkook por meses. Era como si yo mismo le conociese-. De igual forma les seguí hasta la entrada, en donde el menor de ojos enormes se acercó a preguntar por el más bajito, que apenas podía mantenerse en pie y eso porque se estaba apoyando en el hombro del más alto.

Namjoon respondió con monosílabos a todos sus incómodos cuestionamientos y terminamos huyendo en el viejísimo Dodge Dart 67 del moreno. Kim en el asiento del conductor, Jimin en el de copiloto, y Yoongi y yo atrás.

Jimin se había quedado dormido probablemente, o tal vez se sentía demasiado mal, pues usualmente se la pasaba hablando y preguntando cómo nos la habíamos pasado; pero se había limitado a sintonizar una estación en la que estaban pasando una de esas canciones de pop ambiental que a Yoongi tanto le gustaban.

Namjoon, por otro lado, manejaba con tranquilidad, acostumbrado a ser el conductor designado puesto que no nos confiaba su auto y ninguno de nosotros tenía intenciones de comprar uno por el momento.

Parecía que Yoongi había olvidado todas esas sucias propuestas y, finalmente, había comenzado a sentirse adormilado. Él observaba las calles vacías mientras su pie se movía al lento compás de la canción; yo, por otro lado, le observaba a él.

La ciudad estaba en total silencio. La estridente música de la casa de Jeon no era más que un lejano recuerdo; todo ápice de ese caos, ese frenesí, esa emoción, todo eso había desaparecido, siendo remplazado por una calma absoluta; por tanta tranquilidad que incluso me daba miedo.

La penumbra se veía suplida en pequeños espacios por la amarillenta luz de esas luminarias que se caían de viejas y todas las casas se encontraban en perfecto silencio, en la completa calma de la noche, y el único sonido que podía percibir era aquella lenta canción que mi novio alguna vez me dedicó, asegurando que iba perfecta con nosotros.

Entrelacé mis dedos con los de Yoongi en un movimiento torpe, sin embargo, él ni siquiera se giró para mirarme, demasiado acostumbrado a mi presencia, a mi tacto.

Puedo asegurar que, de una u otra manera, yo lo sabía.

Mi corazón comenzó a acelerarse y mis manos comenzaron a sudar. Todo sucedió en cámara lenta.

En un cruce, dos cuadras antes de llegar, un auto a máxima velocidad nos chocó.

Probablemente fueron jovencitos demasiado tomados frente al volante, nunca lo sabré, pero llegaron del lado izquierdo del auto, haciendo que nosotros terminásemos golpeando una de las luminarias.

Golpearon justo donde estaba Yoongi.

El golpe que recibí en la cabeza -la cual se estampó contra el vidrio a mi derecha-, los múltiples cortes que tenía en la misma y las fracturas que probablemente sufrí, me dejaron inconsciente en un instante.

La última escena que vi antes de desmayarme fue a Yoongi con el rostro repleto de sangre y a un desconocido mirándolo con pena, pasando sus manos suavemente por sus mejillas. Él me miró directamente a los ojos, me sentí heladísimo por primera vez en esa noche, pero de alguna forma, se sentía bien, correcto.

Entonces entendí que las segundas oportunidades no existían, que tal vez ese era el momento perfecto, su momento perfecto. Que tal vez el destino le había preparado a Yoongi esa hermosa despedida, con nuestra canción favorita, con nuestras manos entrelazadas, con el cuerpo cansado y con alguien que le amaba, conmigo.

Y que ver a Yoongi a punto de morir a mi lado era, irónicamente, parte de vivir.

Esto hubiera sido un mini fic pero ya pasaron 3 años y nunca lo seguí así que aquí se los dejo :D lqm muchas gracias por sus comentarios <3 ¡!

I'm a Firefighter [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora