Capítulo 2 |Ser amable.

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En el momento que el padre de Cenicienta le dijo que tendría dos hermanastra y una madrastra, se puso muy feliz por la tal idea de su padre. Pero cuando llegaron, toda la felicidad se fue al suelo, por la forma de tratarla. Bueno al menos una de las hermanas la trata bien .

En la gran sala de la casa Clifford, se encontraba aquella mujer, más o menos de cuarenta años de edad, mirando cada pequeño adorno que había en aquella sala, y criticando por lo abajo, cada cosa que no le gustaba.

― ¿ Y no piensan a remodelar esta casa?. Porque todo esto es anticuado ―Dijo unas de las hermanastra, frunciendo el ceño de asco.

― Disculpen a mi hermana, ella no quería decir eso ―Dijo la otra joven con voz grave, y fulminando con la mirada a su hermana.

― Y donde esta las habitaciones de las niñas ―preguntó aquella mujer llamada por Caolín.

― Pues en aquel pasillo largo encontrarán la  última puerta que verán, y  esa es la habitación de Erika y Eriza ―Puntualizó Brett, con una sonrisa.

― Yo las acompañaré ―intervinó Cenicienta.

― Pues perfecto, niñas vayan con ella ―dijo Caolín.

Aquellas hermanas se pararon de sus asientos y fueron hacia al pasillo largo que le dijo Brett. A pasos lento iba Cenicienta atrás de ellas.

Unas de ellas se paró, y se percató de que  Cenicienta iba tras de ella. Así que fue a pasos rápidos a donde Cenicienta.

― Hola Cenicienta,  no me hubiera presentado. Me llamo Erika ―dijo Erika poniéndose al lado de ella para seguir caminando. ― Y ella es Eriza ―dijo señalando aquella joven que iba al antes de ellas.

―Mucho gusto, Erika. ―dijo Cenicienta amablemente, y feliz que unas de ellas la hablara. Cenicienta dirigió la mirada hacia Eriza y preguntó. ― Porque es ella es así.

Erika miro hacia Eriza y dijo.

― Realmente ella no es así, ante era amable y cariñosa al igual que mi madre ―dijo lo último susurrando.

―¿Ante? ¿Y que paso? ¿porque son así ahora? ―Preguntó Cenicienta, totalmente curiosa.

Eriza sonrió por la curiosidad de Cenicienta por el tema.

―Cuando mi padre murió hace más de cuatro años, mi madre cambio su actitud al igual que mi hermana. Bueno yo-yo sufrí por mi padre y seguí adelante, pero mi madre al parecer no ―dijo tristemente aquella Erika.

― Te entiendo, y se como se siente y..

―¡Esta habitación es muy pero muy pequeña! ―dijo una chillante de voz.

Era tan interesante aquella conversación que tuvieron Erika y Cenicienta que no se dieron cuenta que hubieran llegado a la habitación.

―¡Mira que horrible! ―dijo Eriza, mientras miraba cada detalle.

― Eriza se que es pequeña per....

La chillante voz de Eriza interrupio a Cenicienta.

―¡Madre!, ¡Madre!.

Unos pasos se escucharón y Caolín se hizo presente.

―¡Eriza, cual es el escándalo! ―dijo enojada Caolín.

― Madre, mira que habitacion de ratones tenemos, es muy pequeña ―insinuó Eriza, mientras miraba rápidamente cada lugar.

―¡Oh por Dios!, esta habitación es más pequeña que su antigua habitación ―chilló Caolín.

Cenicienta cabizbaja y ante eso sentia avergonzada.

― Mi habitación es más grande, ustedes pueden quedarse en esa y yo aquí, además es muy grande para mi. ―Dijo amable Cenicienta.

Caolín hizo una sonrisa malvada al igual que su hija Eriza.

― Oh no Cenicienta, no hace falta ―intervinó Erika.

― ¡Claro que hace falta Erika!. Bueno Cenicienta es buena idea.

Cenicienta asintió cabizbaja, y en sus pensamientos se repetía.

Siempre debes ser amable.



En quince minutos después, Cenicienta ya hubiera transportado toda sus cosas a su nueva habitación. Cansada y agotada, abrió la gran ventana que había en el centro, contemplando la oscura noche y brillante de las estrellas. ―quisiera que estuvieras aquí, madre. Me haces tanta falta. ―susurro para ella misma. ―hoy conocí a mi madrastra y a mi hermanastra ―siguió hablando ―y creo que no le agrado y......

―¿Cenicienta?. ¿Con quien hablas? ―Preguntó extrañado Brett.

― Oh padre, no te escuche entrar ―dijo Cenicienta volteandose para poder verlo.

― ya veo, estabas muy distraída ―dijo Brett acercándose.

― Sí, estába contándole algo a mi madre. Y no ponga esa cara, padre. ―hizo un puchero Cenicienta ―Se que ella me escucha solo que ella no puede responder ―pronunció Cenicienta, con voz suave.

Brett por su parte se sentia orgullo de Cenicienta, la mirada de fascinación y de amor de ser padre de aquella, guerrera de Cenicienta, por superar la pérdida de Emili.

― Eso lo sé,  hija mía ―dijo Brett, se quedo pensativo y dijo ―Querida, mañana me tendré que ir nuevamente a trabajar.

― ¿Otra vez? ¿Por cuanto tiempo? ―preguntó triste Cenicienta.

―Por dos semanas, pero tranquila estará tu madrastra que cuidará de ti y tus hermanastra que te harán compañía, así que no debes preocuparte, si ―dijo Brett acariciando sus mejillas.

― Pero Caolín, no le agrado siempre me mira de una manera fea ―insinuó Cenicienta.

Brett frunció el ceño confundido y dijo.

―Debes estar tranquila, ella no es así, veras que de pronto te vas a caer mejor.

Cenicienta lo abrazo y un "Te extrañare" le susurro.

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Hola, mucho gusto.  Perdone mi retraso, pero aquí está el capitulo espero que le guste.  Y esperare ansiosa sus votos y comentarios.

Gracias♡

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