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Dedicado a HunHanTuPatron

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El apartamento de Sehun tiene en la sala el motivo de su compra.
Es un ventanal, uno que va desde el techo hasta el suelo, con un balconcillo de piso diminuto, pues apenas tiene espacio suficiente para un par de macetas de rosas rojas.

Y sin embargo, es un lugar especial para Sehun.

Porque desde allí, en las madrugadas que el sueño lo ha dejado, puede mirar a los ojos de la ciudad, ver con melancólico sentimiento el cómo el sol se abre paso para abrazar Seúl, con tranquilidad y paz, con el modo sutil que Sehun interpreta como: "no es tarde para empezar a amar".

Las personas ya no creen en el amor, y eso decepciona al joven de veintiseis años, que lee sentado en el suelo frente a su ventana.

No porque sea un perdido romántico, que lee poesía y escribe de amor en las servilletas; no porque sueñe con velas en París y rosas enviadas a los hogares, con notas prefabricadas.

Se decepciona porque el hombre ha perdido ya tantas cosas, ¿por qué esmerarse en perder también el amor?

Sehun despierta cada mañana - las mañanas en que logra dormir más de cuatro horas - y va a la cocina a poner café, se da una ducha, y bebe de su taza favorita frente a su ventana, comiendo un pan tostado que llena de migas su camisa.

Va a la ciudad, variando levemente la rutina.
A veces aborda un bus desconocido, y va hasta la última parada solo para ver si hay buenos restaurantes allí, o academias de baile que mirar. Otras, acude a ver funciones de teatro, o visitar tiendas de discos y comprar vinilos de bandas viejas.

Una vez fue un hombre amarrado a la rutina, el que corre por toda su casa mientras se viste, el tipo que lucha por llegar a tiempo a un trabajo que odia, amarrado al escritorio de un cubículo grisácea mientras fantasea con globos aerostáticos y anhela perseguir los sueños que una vez abandonó.
Se recuerda, un sábado por la tarde, festejando por tener un minuto en que mirar el noticiero.

Y se dio cuenta de lo triste que era, porque a pesar del placer gracioso que un cubículo le concedía, él también había tenido metas. Se vio cono era: un veinteañero de sueños rotos.

El día de la revelación fue una tarde calurosa de abril, probablemente entre su cumpleaños y el día que había que pagar la renta.

Había venido con su hermano Junmyeon, un hombre gentil, de baja estatura y carácter preocupón.
Se dedicaba a la gerencia de un importante hotel del centro, por lo que solía mantener buen ánimo y sonrisas entre cada parpadeo.

Sehun solía llamarlo "Suho", porque debido a su edad y su personalidad, el hombre era todo un guardián. El tipo de persona que descuida su salud, y madruga para ir a dejarle comida a su hermano menor, porque sabe que Sehunnie no durmió por estar trabajando, y tampoco desayunará porque no notó lo vacía que tenía la despensa.

Suho iba a casarse, con un hombre que conoció en la Universidad, Wu YiFan, con quien salía desde tres años atrás.
Chino, de cabello rubio y sonrisa afable, abogado excelente, del tipo que se puede dar el lujo de comprar un anillo caro y llevar a su prometido a Estados Unidos, donde se casarán en una capilla en New York, porque sabe lo mucho que Junmyeon siempre quiso ir a América.

C U S T O M E || HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora