I. ¿Accidente?

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Muy pocas personas transitaban las calles. Amigos que fueron de fiesta, parejas que salieron a dar una vuelta, gente caminando sin rumbo fijo. Y esas pocas personas observaban con curiosidad a un muchacho que corría como desesperado por la banqueta, empujando a todo aquel que se interpusiera en su camino.

Y solo esas pocas personas se percataron, con pánico, como el chico cruzaba la calle en el preciso momento en el que un carro atravesaba la carretera a toda velocidad.

Algunos tuvieron la oportunidad de gritarle al chico que se quitara de la carretera, pero fue demasiado tarde. El carro arrollo violentamente al muchacho y luego se perdió en la obscuridad de la noche. Las personas se acercaron con apuro al chico, quien permanecía tirado de cualquier manera en el suelo, sangrando, inconsciente.

Y de esas pocas personas, nadie se percato de dos hombres escondidos entre las sombras, observando en silencio su inminente fracaso.


***


El inconfundible olor a medicamentos llegó repentinamente a sus sentidos, asqueandolo inevitablemente. Intentó abrir los ojos, pero solo consiguió marearse aun mas de lo que ya estaba. Cuando por fin pudo abrirlos, lo primero vio fue un inmaculado techo blanco. Eso le decía que, tal como pensaba, estaba en un hospital. Con mucho esfuerzo logró sentarse en la incomoda cama en la que había estado acostado. Sus extremidades se sentían entumidas, como si no las hubiese movido en mucho tiempo.

Volteó la cabeza hacia la izquierda donde se encontraban unas bellas flores de un extraño color azul, sobre una mesita blanca. Se quedó contemplándolas un rato, en silencio. Soltó un pequeño suspiro cuando la puerta, de la que no se había percatado en un primer momento, se abrió tranquilamente, atrayendo su atención hacía ella. Por la puerta entró una enfermera revisando unos papeles, ignorándolo a él por completo. Ella, como casi cualquier persona minimamente consciente de su entorno, al sentir una insistente mirada sobre sí levantó la cabeza, sólo para toparse con la visión del muchacho sentado en la cama, observándola con molestia.

La enfermera dejó caer los papeles que tenia en la mano y salio corriendo de la habitación llamando a gritos al doctor. Ni medio minuto mas tarde, la misma mujer entró corriendo de nuevo, seguida de cerca por un hombre maduro vestido con una bata blanca.

_¿Cómo te sientes, muchacho? - preguntó el doctor, acercándose sigilosamente al chico. El joven en la cama solo se quedó mirando fijamente al hombre, examinándolo de pies a cabeza, sin contestarle nada - ¿qué pasa? ¿no puedes hablar? ¿te duele algo? - cuestionó nuevamente, intentando obtener alguna respuesta del chico. Pero de nuevo, éste no dijo nada.

Antes de que el doctor pudiera volver a abrir la boca para hacer otra pregunta, la puerta volvió a abrirse estrepitosamente y por ella entraron esta vez un hombre y una mujer, ambos adultos jóvenes. Ellos se acercaron rápidamente a la cama y la mujer, sin previo aviso, se lanzo a los brazos de la persona mas joven en esa habitación y comenzó a llorar desconsoladamente.

_¡Mi niño! ¡Pensé que nunca ibas a despertar! ¡Gracias Dios mio, gracias! - exclamaba entre sollozos la mujer, estrujando entre sus fuertes brazos al joven, casi sacandole todo el aire de los pulmones.

_Tranquila, cariño. Creo que deberías soltarlo, se está poniendo morado - dijo con nerviosismo el hombre que la acompañaba. El cual, apesar de sus palabras reprendedoras, se veía igual de emocionado que ella.

La mujer finalmente soltó al chico y se sentó frente a él en la cama, mirándolo con ojos llorosos de felicidad - ¿Cómo estás? - le preguntó, ansiosa de volver a escuchar su voz.

El muchacho tan sólo se les quedó viendo a ambos con curiosidad y extrañeza. El hombre joven iba a decir algo, preocupado por la falta de respuesta, pero antes de que pudiera decir nada fue interrumpido por el mismo chico.

When Memories Fade ; NaruSasu ♛Where stories live. Discover now