SEMANA 7MITCH LIMPIÓ el sudor de su frente con su mano herida mientras bufaba. El auto de Lydia había dejado de funcionar por completo esta mañana y la chica tuvo que irse al trabajo en transporte público, por lo que ahí se encontraba Mitch tratando de arreglar el maldito vehículo que al parecer no quería seguir viviendo un día más.
Cada vez que quedaba solo en su casa, no podía evitar pensar en la confianza que depositaba en él cuando se iba. Le estaba dejando todas sus pertenencias a un completo desconocido, a alguien que -a él le había parecido haberlo dejado muy en claro- no era un buen tipo. Tal vez antes, tal vez cuando no estaba lo suficientemente roto como para que cualquier opinión le importe poco y nada, tal vez antes de haber pasado toda la mierda que tuvo que pasar, tal vez hace unos años. . . lo era. ¿Pero hoy? No se consideraba una buena persona bajo ningún punto de vista ¿Qué era entonces lo que hacía que Lydia confíe en él? Si hacía esfuerzos infinitos para ser lo más distante posible con ella. Esfuerzos que para colmo eran cada vez más difíciles de llevar a cabo, porque a medida que los días iban pasando, iban compartiendo más y más cosas. La chica solía querer sacarle charla o sonrisas que Mitch no estaba acostumbrado a regalar, pero con ella se volvía algo imposible. Eventualmente su máscara de frialdad terminaba rompiéndose y su corazón comenzaba a sentirse cálido otra vez.
Resignado a hacer el último intento del día, tomó la llave inglesa de la mesa de herramientas del garage y comenzó a girar algunas de las tuercas del motor con fuerza, ganándose algunas gotas de sudor que resaltaban las luces de su piel al igual que las pequeñas manchas de grasa desparramadas por sus brazos y su rostro.
El hecho de contar con una sola mano hábil no ayudaba en lo absoluto. Sus nudillos dolían bajo la enorme venda blanca que los cubrían, pero así era él: no podía estar quieto dos minutos seguidos ni mucho menos quedarse tranquilo, aunque todo su cuerpo se lo ruegue para tener una apta recuperación.
A las 20:30 decidió probar si sus incontables intentos habían sido en vano o si finalmente habían funcionado. Se dijo a sí mismo que si el auto no arrancaba seguiría mañana, ya que iba a dejarle algo listo para cenar a Lydia otra vez. Si bien él le había advertido que no se le debía hacer una costumbre llegar y que la comida esté hecha, sus palabras se contradijeron con sus acciones: la había esperado con la cena lista todas las noches.
El auto finalmente arrancó y Mitch sonrió satisfecho limpiándose nuevamente el sudor de su frente. Apagó el motor y entró a la casa mirando el reloj: Lydia llegaría en una hora.
En cuarenta minutos, la comida estaba hecha. No solía esperarla, pero viendo que faltaban sólo 20 minutos para que la pelirroja entre por la puerta, decidió aguardar, debatiéndose entre si iba a arrepentirse o no el hecho de acercarse cada vez más a ella.
ESTÁS LEYENDO
I THINK I LOVE HIM, mitch rapp. ✓
Fanfictionᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴀ Lydia Martin daba todo por salvar una vida. Era su vocación. Una pasión indiscutible por su trabajo como doctora y un buen corazón eran las cosas que más la caracterizaban; pero normalmente la gente buena debe enfrentarse a situaciones difí...