Capítulo 2;15

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«En la oscuridad todo es difícil, pero cuando entiendes que no hay nada de que temer, esta bien».

Capítulo 2;15



K;th




Puerta que intentaba abrir, puerta que estaba cerrada.

—Diablos, ¿cómo podré entrar? —me dije.

Esto fue una tontería.

No debí haber venido.

Ni siquiera soy la persona que quiere ver, realmente ni siquiera me quiere ver.

Fue estúpido.

Tomé un respiro sintiendo la fuerte brisa golpearme con tanta fuerza que perdía el equilibrio de vez en cuando. —Que idiota.

Creí que necesitaba ayuda, pero terminé con frío y en plena tormenta que seguramente no se detendrá hasta mañana.

Por si fuera poco, mi celular se había apagado.

«Inténtalo otra vez». Me decía para mis adentros intentando creer que lograría mi cometido: entrar a la universidad, pero cada que lo intentaba solo lograba golpearme con fuerza contra su material de cristal grueso. Mi brazo ya dolía.

«Oye, enserio, no te rindas».

Aunque intentase darme ánimos, ya estaba perdido por completo.

«¿Acaso rendirte te ha ayudado a lidiar con toda tu mierda? Perdiste a Mackenzie una vez por haberte rendido, ¿quieres perderla una vez más?»

Definitivamente, la mente es tu mejor amiga y, al mismo tiempo, tu peor enemiga.

Seguí buscando opciones para entrar, pero esta vez trataba de pensar positivo. Llegué a intentar abrir una ventana y saltar por ella como la vez que Mackenzie trató de huir de mí el primer día que nos conocimos, se veía tan agitada y tierna que mis pensamientos solo fueron a parar en lo miserable que era por sentir, lo que en ese entonces era, una ligera atracción platónica, sin embargo, tarde me di cuenta que era mucho más que eso y tuve miedo de que así fuera. Lamento lo que hice. Lamento haberle causado dolor porque ahora que la veo me doy cuenta que dejé una gran herida, pero si tengo la oportunidad de curarla juró que doy todo para hacerlo. El día que llegué a su antigua casa fue tan doloroso pues el hogar que ella le brindaba color y risas ahora estaba opacó y silencioso, me quedé durante horas esperando que no fuese cierto, pero ella ya no estaba.

Días más tarde me di cuenta que Yerin solo me estaba usando, no entiendo porqué se acercó nuevamente a mí si no me quería, desde ese día he tenido el pensamiento de que algo intenta o intentará, no esta bien, ella no es buena. Unos meses después de alejarme de ella, llegó junto a un pequeño y débil bebé que, al verlo, supe que no era mío pero necesitaba de mi cuidado, así que la dejé entrar, a la mañana siguiente ella ya se había ido y he pasado todos estos años intentando ser un gran padre, aunque muchas veces falló.

Estaba tan perdido en mis pensamientos que no me di cuenta cuando alguien comenzó a gritarme para que entrará, cubrí mi rostro y aquél guardia se molesto por mi imprudencia, pero no hizo más preguntas y me mando al gimnasio donde al parecer estaban refugiados todos. Agradecí que estuviera cerca y corrí hacia donde me había indicado, seguramente pensó que era un alumno que torpemente había salido y se había quedado afuera. Si no fuera por aquello no estaría corriendo ahora hacia el gimnasio donde encontré varias siluetas y rostros desconocidos siendo alumbrados por las linternas de los profesores, la luz se había ido por completo y me fue difícil encontrar a Olivia, pero finalmente la hallé en una esquina, sentada en las gradas, mordisqueando sus uñas rápidamente. Me acerqué a ella y la llamé por su nombre, pues a pesar de no conocernos, sabíamos cosas uno del otro por las palabras de personas ajenas.

Mi Lindo Niñero | K;thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora