Capítulo 1: Parte 1.

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Hola, soy Jenne Merciless. Y Les voy a contar mi historia, la cual comienza no tan alegremente, con una boda. Mas bien, la ceremonia luego de ella. A la que no asistí. Mi padre se casó con una mujer, Tricia.

  -Vamos Princesa, esta es mi boda, la boda de tu padre.- Rogó él siguiéndome por la mansión, pero aun lejos de los invitados que yacían en la celebración- ¿Por que no le das una oportunidad a Tricia y su familia?

  -¿Vos me diste una oportunidad de opinar en tu relación? ¿O siquiera si aceptaba que vengan a vivir aquí?- Dije parándome en los pies de las escaleras y dándome vuelta para enfrentarlo- No.- Respondí yo misma a mi pregunta- No me diste, ni siquiera me contaste. Y ahora, se supone que tus viajes de negocios eran escapadas a escondidas con la vividora esa!?

  -NO LA LLAMES ASÍ, NO LA CONOCES.- Contestó enfadado.

  -COMO SI ME HUBIERAS DADO ESA CHANCE.- Dicho esto, subí a mi inmensa habitación, quedando en soledad.

Mi padre, el gran millonario Sr. Merciless, un viudo, no tan atractivo - Por suerte yo salí a mi madre-, poco abierto a las sugerencias fuera de lo que él llama "Lo correcto", y una hija adolecente... ¿Cuantas oportunidades podría tener con una bella mujer joven, y de situación económica media?... Yo se, nulas. Por eso creo que es una vividora, y no quiero que se acerque a la fortuna de mi padre. Él es muy ingenuo para notar esas cosas, pero también, tendrá que mantener a tres de sus cuatro hijos...

Fui hacia el armario, busqué una caja que estaba al fondo de el, la abrí y admiré mi mas preciada posesión, mis patines. Los metí en mi mochila, junto con mi equipo de protección y mi uniforme de trabajo. Si, la "Niña Rica" trabaja. No me gusta ser una sanguijuela que vive de mi padre, como serán esos cuatro. Eso si, él no tiene idea de mis labores. Seguí revolviendo en el armario que parecía otra habitación, moví las sientas de prendas colgadas y en la pared, había una puerta, la abrí y allí estaba la ropa que en verdad amaba. Fue una idea de mi brillante madre. Busqué entre toda esa ropa de calle y me quité la pollera hasta las rodillas rosa claro y me coloqué unos jeans rotos de mezclilla. Me saqué la remera blanca sin una mancha, y me puse una remera negra abierta a los costados, finalmente me quité los guantes blancos, dejando ver mis uñas pintadas de negro y me coloqué todas mis pulseras, mas mi reloj. Me dirijí al espejo y me solté el rodete, dejando libre mis cabellos, los revolví un poco, me puse labial negro, el cual escondía en un cajón, junto con mi delineador líquido y mi rímel de pestañas. Me paré frente al espejo, contemplandome. Una lagrima corrió por mi mejilla, recordé a mi madre, diciéndome que persiga mis sueños, pero que hable con la verdad. Borré las imágenes de mi mente, y tomé mi mochila por un sólo hombro. Me paré en la ventana y salté al árbol, bajé por las ramas y así comenzó mi agitado día.

I'm not more a PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora