Regresamos al lugar en el cual aparecimos, en donde Anna aprovechó para darme unas pequeñas lecciones de cómo tenía que hacerlo. Tras 5 minutos de estar de rodillas viendo al suelo, por fin comenzó a brillar y aparecí en el centro de unos puertas enormes, y delante de mí edificios enormes de apartamentos. Todos tenían azoteas e incluso varios estaban llenos de macetas.
Anna y mi hermana no tardaron demasiado en aparecer detrás mío. Orión no vino con nosotros, ya que regresó a su pequeña tienda.
-Aquí están sus llaves. Con estas solo podrán entrar a sus cuartos asignados. -luego se volteó hacia mí.- Y espero que tú tengas tanta decencia como creo.
-¿Perdón?
-Los voy a acompañar para que sepan donde queda ahora, -dijo ignorando mi pregunta completamente.- pero espero que luego de eso no me busquen por algo como eso.
Caminamos entre los gigantes mientras yo agredecía que no hubiera sol ya que me hubiera quemado completamente con el reflejo de tantas ventanas. Luego de unos minutos caminando llegamos a un edificio, alto, marrón rojizo y con muchas ventanas... exactamente igual a los demás.
-Aquí nos detenemos. Kai, en el quinto piso, no recuerdo bien el número de la puerta, solo que estaba hacia la izquierda, está tu cuarto...
-No sea demasiada exacta que me pierdo por favor.
-... Por la hora creo que estarás solo por un tiempo. Seguiremos con tu hermana ya que a ella si le toca un poco lejos, pero aprovechando su habilidad decidimos ponerla a ella allá.
Luego de eso quedamos en el lugar en el que nos reuniríamos al siguiente día y nos despedimos.
Cuando entré me di cuenta que todavía faltaba un poco para llegar, ya que el lugar solo tenía gradas para subir los 5 pisos, las cuales no eran muy automáticas que digamos.
Personalmente yo prefiero caminar en una planicie 5 kilómetros más que subir unos cuantos escalones.
Mientras caminaba me di cuenta de que al parecer también oscurecía dentro, ya que desde que salimos de la armería se había oscurecido casi completamente, seguramente eran ya como las 6 de la tarde. No entendía como sucedía eso, pero tampoco me quejaba, ya que por alguna razón siempre me he sentido más tranquilo en lo oscuro.
Al ser Anna tan buena dando indicaciones, tuve que probar varias puertas para poder encontrar la del cuarto indicado. No sé qué esperaba encontrar dentro, pero era igual a el típico apartamento de estudiante de universidad. No muy desordenado, pero tampoco ordenado. Habían un par de muebles, un televisor, una cocina que tenía un par de trastes sucios tapados a la carrera con un trapo y tres puertas que las cuales imaginaba eran cuartos.
Entré en el cuarto más cercano a la entrada, y al ver la cama ordenada y las suaves almohadas me bajó todo el cansancio que había estado acumulando.
Me quité el pantalón y lo tiré en la sombra más cercana, al igual que los zapatos, calcetines y las cuchillas que ahora al parecer eran de mi propiedad, para luego tirarme en la cama. Me costaba creer lo que había pasado y habíamos vivido estos últimos días. Al recordar ciertas cosas no podía evitar sentirme triste, por lo cual optaba por reprimir esos sentimientos, ignorarlos. Al menos hasta que pudiera vengarme del enmascarado, el cual iba a pagar por lo que le había hecho a mi familia.
Me giré cubriéndome con las sábanas y mirando el techo blanco. Llevaba tanto tiempo viajando y quedándome en tantos lugares que estaba acostumbrado a dormir en lugares de los más incómodos, con insectos, vecinos ruidosos y goteras, pero el lugar era de lo más tranquilo. No sabía si llovía en ese lugar, lo cual esperaba que sí porque me encantaba la lluvia.
Antes de darme cuenta estaba nuevamente despierto. La luz entraba por la ventana como si el sol estuviera directamente arriba de nosotros. Digo nosotros porque al parecer no me desperté de la misma manera en la que me dormí. Debajo de las sábanas con las que me había cubierto sobresalía una cabeza. Era un pelo negro muy oscuro muy desordenado. Me quedé totalmente quieto unos minutos, sin saber qué hacer. Luego bajé un poco las sábanas para poder ver lo que había.
Era alguien de mi edad, con el pelo bastante largo. Estaba abrazada a mí como si fuera un peluche enorme. Llevaba puesta una camisa que le quedaba por lo menos dos tallas más grande. Su pelo estaba regado por todos lados sobre mí. Intenté escabullirme a un lado, pero ella solamente me agarró más fuerte, incluso sonrió. No se si estaba haciéndolo a propósito o estaba soñando que era un Osito Cariñosito gigante, pero decidí despertarla.
-Hey. Oye. -le susurré, tocando su cachete, lo cual solo hizo que se moviera un poco, así que insistí un poco.- Holaaa.
Mientras le apretaba el cachete ella se movió y me mordió el dedo.
-¡Ay!
-¿Qué pasó...? - abrió los ojos y me miró directamente,aunque no pareció querer moverse.
-Esto... Creo que te equivocaste de cama. No se si no me viste de noche o si estabas muy cansada, pero terminaste durmiendo conmigo.
Me miró extrañada.
-Si te ví. Cuando llegué noté que habías dejado la puerta sin llave por cierto, apreciaría que no lo hicieras nuevamente. Cuando entré a MI cuarto también noté que habías llegado sin saber nada y te habías dormido en MI cuarto. Pero no estoy enojada porque me gusta la compañía, así que simplemente me puse la pijama y me acosté contigo. He de decir que eres muy cómodo, deberíamos repetir esto.
-¿Perdón?
-¡Si! ¿No te sientes de lo más cómodo? Aparte que es divertido tocar aquí y sentir como se eleva lentamente... -eso lo dijo mientras bajaba su mano e intentaba llegar a ese lugar que pocas veces llega el sol.
No me siento muy orgulloso de eso, pero me dió un pequeño ataque de pánico y me dejé caer a un lado de la cama, liberandome.
Me levanté rápidamente, sintiendo como estaba de rojo. Ella estaba mirándome con una sonrisa.
-Mi nombre es Karin por cierto. Creo que tuve que comenzar con eso. -dijo mientras se sentaba en la cama. Al parecer aparte de la camisa no llevaba nada, o al menos eso aparentaba. Esperaba estar equivocado.- Imagino que eres Kai, me avisaron que vendrías y parece que tuve suerte. La verdad es que no estás tan mal.
-¿Gracias?
-Por cierto, creo que deberías bañarte. Así aprovechas a poner a descansar a tu pequeño amigo que parece haberse emocionado un poco.
Al decir eso me guiñó un ojo y miró hacia abajo, cuando seguí su mirada entendí a qué se refería, así que me cubrí con las manos. Karin me señaló la puerta a la cual entré, y sorpresivamente si era el baño. Tras calmarme un poco abrí la ducha y me dí un baño. Cuando salí saqué ropa de las sombras y me vestí. Jeans, mismos zapatos y una camisa deportiva. No muy diferente al día anterior.
El cuarto estaba vacío, aunque ya estaba arreglado. Ahora que lo veía detenidamente, aunque no lo aparentaba demasiado, si daba a entender que estaba ocupado. Había ropa de ella alrededor, imaginaba era la que se quitó anoche y habían un par de cosas en la mesa de noche junto a la lámpara.
Salí para buscar algo de desayuno y me encontré con Karin, que estaba en un sillón comiendo pan tostado mientras veía una serie que no tenía idea de cuál era, solo alcancé a ver que era algo cruel, y bastante.
-¿Ya tranquilo?
-Algo así.
-En la cocina dejé un par de tostadas y jugo de naranja para que puedas desayunar. Si quieres acompañarme puedes sentarte conmigo. Seguro te gusta la serie.
Aún algo dudoso, tras ir a la cocina por el desayuno, me senté en el sillón al lado del que estaba viendo, aunque no para ver la serie, si no para seguir leyendo.
-El día de ahora será más cansado que el de ayer. -dijo.
-Me imagino.
-Yo que tu me preparo para cualquier cosa, algo me dice que no te quedarás mucho tiempo.
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Prisión Fantasma
Teen FictionLos poderes son algo peligroso. No puedes vivir con ellos sin huir. Primero ser atacados y luego separados. Darse cuenta que aunque la mayoría de la vida a sido dedicada a entrenar, aún se puede ser muy débil ante los peligros del mundo. Kai está ca...