I

85 8 5
                                    

No escogí el día perfecto para ir al mercadillo a comprar frutas. Decir que jarreaba era quedarse corto. Los harapos que vestía se camuflaban uniéndose a cada parte de mi cuerpo, pequeño y delgado. En ambos lados de la callejuela de piedra podíamos observar mallas, escudos rotos e incluso herraduras de algún que otro caballo. La guerra con el reino Chan había terminado pero nuestra sociedad no se había recuperado. Aun así conseguí llegar a los puestos del mercado en la plaza mayor del pueblo y resguardarme del agua. Mientras escogía unas manzanas escuchaba a los mercaderes chismorrear, nada nuevo.

— ¡Lu! ¡Lu!— escuché a mis espaldas.

No necesitaba girarme para saber que era Jin, mi mejor amigo. No dudó en agarrarme por los hombros y arrastrarme con él hasta casi el final de la plaza.

— ¿Has escuchado lo que ha pasado con el avance de Sin?— preguntó.

Sin era como llamábamos al rey Chan, debido a los conflictos, si escuchaban nombrarlo directamente, las respectivas guardias bajo cualquiera de sus reinados procederían a detener e impartir el castigo correspondiente al individuo.

-Mmm... no.- respondí intrigada.

—Han dicho que con el último movimiento ha conseguido derrotar 3 reinos más, Kim, Jung y Jeon.

-Desde que nos venció hace año y medio ha avanzado muchísimo, cas-

— Espera, que aún hay más. — Interrumpió Jin emocionado— Como sabes, cuando derrota un reino, manda ejecutar a toda la familia real.

-Si...- contesté sin entender la emoción de mi amigo.

—Pues esta vez se ha corrido el rumor de que uno de los hijos del rey Jeon ha escapado pero... nadie sabe dónde está.

-¿Estás seguro de eso?- pregunté escéptica. El rey Chan no era famoso por dejar con vida a otros reyes precisamente...

— ¡Claro que no estoy seguro, tonta! Es solo un rumor, ya sabes como vuelan estos chismes por aquí. —contestó

Me reí burlándome de cómo Jin siempre se cree estos rumores, ya le pasó algo parecido cuando corrieron la voz de que a Miyeon, la mujer con más encanto del pueblo, le atraían los hombres con pelo largo. He de reconocer que Jin estaba muy guapo con el pelo largo pero sabía de sobra que él odiaba que se le metiera el pelo en los ojos.

-Anda... me vuelvo a casa ahora que llueve un poco menos, mañana nos vemos.- me despedí besando su moflete.


Seguía notando cómo las telas de lo que pretendía ser un vestido se pegaban a mi piel mojada, aunque la cesta con apenas 3 manzanas y media docena de plátanos obtenía toda mi atención. Estaba ya llegando a la casa donde tanto mi madre como yo, nos habíamos criado cuando descubro un hombre, mojado y casi inconsciente, apoyado en la puerta.

- ¿Ho-hola?- pregunté tímida.

No obtuve por respuesta más que unos leves susurros inentendibles.

Posé la cesta junto al hombre e intenté desplazar a este exitosamente para abrir la puerta. Entré y dejé la cesta en la mesa de madera maciza que coronaba la pequeña habitación.

La educación que mi madre me regaló antes de morir por tuberculosis y mi padre en la guerra, me decía que no debía confiar en extraños. Sin embargo mi cabeza decidió que arrastrar a aquel moribundo a mi casa era una buena decisión, y así fue.

______________________________________________________________________________

weee espero que os guste el primer capítulo:D sé que es corto pero quería empezar a subir ya la historia jeje

Gracias de nuevo a Ana por la idea espero que teguste un poquito<3

Si me creyeras [Jungkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora