Vino a visitarme.
La vi de pie, en el umbral de la puerta y me desmoroné. No producí sonido alguno, no reflejé ninguna emoción en mi rostro.
Se acercó a mi cama, se sentó enseguida de mi, me observó, y poco me importó.
"Sé que puedo ser difícil a veces, pero te pido que no te rindas conmigo."