No sé qué somos, y no me preocupa.
Hoy que vino, se sentó en el lugar de siempre con la diferencia de que recargó su cabeza en mi hombro.
De cierto modo, sus visitas me hacen bien.
Cuando estuvo a punto de irse, la detuve. No, no la tomé del brazo, no tomé su mano, no la giré de un modo dramático como en las películas.
"Gracias"
Aquello salió de mi boca más fácil de lo que creí.
Ella me vio, me abrazó y me besó.